viernes, diciembre 23, 2011

Consuelo de Una Lágrima

Te voy a contar una historia, tal vez sea un hecho real, tal vez sea invento de mi imaginación o tal vez te lo cuente sólo por contar.

Sonó el teléfono a las 4:00am, yo aun dormida contesté para escuchar una voz que venía no sé de donde diciendo que me vistiera para ir a desayunar. Sabía quién era.


Hacía bastante frío y la verdad estaba a punto de decir NO cuando me dijo - por favor, necesito hablar contigo -  Milagro que la voz ronca de mi pasado ahora fuera suave y pidiera un favor en vez de dar por sentado que iría.

A las 5:30 de la mañana estábamos rumbo a un lugar entrañable para mi, muy cerca de Querétaro, donde me gustaba gastar las tardes comiendo antojitos de todo tipo, pero esta vez íbamos a desayunar a un restaurante con terraza bastante formal formada por  pilares labrados con caras de ángeles y toques de madera, había alcatraces en todos lados y yo con la carta aun en la manos, me dijo PERDÓNAME, ni siquiera las miradas estaban entrelazadas, tuve que bajar la carpeta de piel con franjas rojas, donde estaba a punto de elegir una tortilla de huevo rellena de espinacas y queso de cabra, para mirar al sujeto que estaba frente a mi; mis ojos no cabían en sus órbitas, no sé si tenía cara de espanto, sorpresa, gusto o una mezcla de todas a la vez, lo que sé es que no dije nada, él se limitó a decir:

- Perdóname, se que han pasado varios años y que nos hemos visto como amigos últimamente pero ya no puedo, tengo que aceptar que te lastimé que te hice mucho daño, te lo hice a ti y a mi y de muchas maneras. Todo este tiempo he querido encontrar alguien como tú y ni siquiera se parecen ni otros labios y ni otras manos han calmado este sentimiento… sólo te pido que me perdones, aun te amo y no pido que regresemos porque sé que no me lo merezco, pero podrías perdonarme, podrías quitarme este pesar… cuando la soledad me invade recuerdo tu rostro con una sola lágrima diciéndome que sería la única vez que te vería llorar por mi y así fue… -

Yo recordé ese momento de noche cuando estábamos juntos en su casa, hacía frío como hoy y la seguridad entera cabía en su cama, cabía en mis brazos y cabía entre las sabanas, miedo no había y sólo sentía una necesidad de su calor, su presencia lo era todo, a su lado todo estaba bien, en verdad no podía pedirle  más a la vida de lo que no cupiera en nuestras manos; hasta que de pronto como amanecer anunciando su llegada, alguien llamó de madrugada, tal vez por eso me da miedo contestar el teléfono a esas horas, tal vez porque sólo son malas noticias y así fue, me dijeron que sí creía que en verdad el sujeto junto a mi era amor de un solo amor, me dijeron los espacios que ocupaba cuando no estaba conmigo, me dijeron que nombre buscar en su celular y que mensajes leer, me dijeron que tarjetas crédito usaba para que ocasiones y que mancuernillas eran sus favoritas. No sólo marcaron para engendrar la duda, llamaron para engendrarla, crecerla y justificarla; mataron todo de golpe, me mataron a mi por un tiempo, lo mataron a él para siempre, nos mataron a ambos, busque los mensajes en su celular y resultaron ciertos, las mancuernillas ni que decir, la vez que extravié una casi pierde los estribos, según él porque son las de la suerte, sus ausencias nunca las cuestione porque quien ama hasta a ciegas puede encontrar el bien amado y caminar sin titubear, pero resultó que un ciego, ciego siempre será.

Al día siguiente le mostré los mensajes, no tuvo el valor para negarlo y se lo agradecí porque le hubiera creído una y otra vez todo lo que hubiera querido decirme. Frente a él lloré una lágrima, lo único que alcance antes de salir y cerrar la puerta fue GRACIAS, no sé si fue un gracias por lo bueno, no sé si fue por romperme el corazón, por matarme de tajo, por haberme desengañado, tal vez fue un gracias estoico porque de mi jamás un reclamo, con tan sólo cerrar la puerta lloré lo que tenía dentro y lo que no también, lloré lo que dejaba del otro lado de la puerta, lloré cada palabra, cada hueco, cada olor, cada textura, le lloré para olvidarlo y lloré para olvidar que el amor vale la pena, porque cada pena la sufre cada quien a su modo, yo lo dejé y lo dejé para siempre.

En el desayuno de hoy sólo le dije – no te preocupes, ya todo está en el pasado- ordenamos y desayunamos con la misma cordialidad que lo hacen dos extraños, sin sentimientos que compartir, sin historia entre los dos y con la única similitud de disfrutar un buen desayuno.

Si te cuento estás palabras es porque hoy creo en tú calor y como bien dicen el cariño no se gasta y mi esperanza de que me pase lo bueno tampoco.

Para Verónica M. y Karla P, vividoras de historias

domingo, diciembre 04, 2011

Perdiendo un Año... Ganando Otra Oportunidad

Estoy como cada año, haciendo el recuento de los días, de los momentos, de los sentimientos, los disgustos, las alegrías, las decepciones, los errores, los aciertos…
¿Qué me llevo de mis 26?
Aprendí que el mundo cada vez tienes más desfalcos, que las noticias diarias enferman el ánimo y que la diferencia la hago yo todos los días y que a pesar que hice muchas cosas mal, tuve oportunidad de corregirlas.
Confieso que uno de mis miedos era convertirme en una de esas personas con cara de cansancio y decepción que viajan en el transporte público todos los días, me daba miedo verme como ellos, con esas caras que no albergan ni la sombra de un sueño
Dios, gracias por dejarme ver cada uno de esos detalles que dieron color a mis días, como el “te quiero” de mi madre, mi mascota dormida junto a mi, cualquier ataque de risa con mis amigos, un atardecer y sus colores. Porque hubo días duros donde quería que todo se apagara y en mi ceguera no pude ver el amanecer naranja con lila, hubo días que me perdí una luna como regalo, pero este año afiance la perspectiva, la amplié y no la perdí, fue el año de trazar rutas y fijarme metas.
También sentí que me alejaba de mi camino, sentí que no avanzaba, que el tiempo se me iba de las manos y que estaba decepcionando a muchas personas que confiaban en mi, la verdad me volví menos solvente de lo que ya era y hoy en día lo sigo siendo, pero….
Me acorde de un tiempo en mi vida, en el que estaba vacío, no tenía ni rumbo, ni fin y tampoco inicio, no tenía ruta, ni ánimo, me sentía tan sólo, tan insuficiente y tan muerto por dentro, los únicos colores que había en mi eran los obscuros, es duro aceptarlo, caminaba mucho porque sabía que sabía que algún lugar tenía que llegar pero no sabía a donde… salí adelante. En suma este año, por las muchas carencias que tuve en el pasado, me doy cuenta de cada uno de los colores que hay en mí al día de hoy, por muy mal que estén las cosas se quién soy y qué tengo por dentro, sé que me falta mucho por descubrir, mucho por perder y mucho por crecer, pero pase lo que pase tengo más colores de los que alguna vez pensé que podría tener. 
Este año pude conciliar el pasado con el presente para un mejor futuro…
Los pequeños logros son mis victorias más grandes, este año pude tocar la punta de mis pies sin doblar mis rodillas, bendita constancia y bendita paciencia de una maestra de yoga, gane nuevos amigos en menos tiempo con tan sólo abrir más mi mundo, aprendí a decir quién soy sin temor al rechazo; por primera vez puedo decir abiertamente y con toda seguridad que tengo una linda sonrisa, esto es gracioso porque a pesar de que mucha gente me la admiraba yo no lo creía tal vez por falta de seguridad, pero hoy después de 26 años puedo decir que tengo una sonrisa hermosa, también puedo distinguir cada uno de mis colores y aceptar que soy más imperfecto de lo que me gustaría, puedo decir que aún me falta soltar rencores y perdonar a quien debe ser perdonado y no por ellos, sino porque cargo cosas que deben liberarse. Acepto que la familia me hizo mucha falta este año y que al ver una familia completa pasear por algún parque me despierta la melancolía, es algo que tal vez no tenga solución pero reconocer las cosas es algo que no hacemos todos los días.
En estos 26 años, puedo decir que no soy perfecto, que guardo aun rencor, que no estoy en donde me veía a los 18 y para ser sincero estoy más lejos de lo me gustaría, pero de esto se trata esto de estar vivos, es un reto diario, hacer suma de lo bueno y lo malo y ser felices en medio de tanta incongruencia a nuestro alrededor sin perder el objetivo, el ser mensaje y no ejemplo.
A los 26 años y tanto que agradecer, tanto por ambicionar, tanto por cumplir, tanto para dar…
Doy gracias a los amigos de toda la vida, los que me conocen y los que me han acompañado en cada locura y cada berrinche, porque los amigos tal vez no estén cuando más los necesites, pero sabes que puedes acudir a ellos un día después, su amor no es perfecto pero ¿qué corazón lo es? Son humanos con compromisos y problemas que compartimos cuando juntamos, que nos escuchamos y que juntos nos mofamos de lo estúpido de la situación. Doy gracias por verlos crecer en todos los ámbitos y por su amor incondicional a pesar de mis locuras. También este año conocí personas maravillosas a las que adopte como amigos desde el mismo momento en que me saludaron, a ellos un agradecimiento por el compromiso de ser amigos de hoy para delante, como dirían por ahí “no saben que alacrancito se acaban de echar”, porque esta familia es la que yo he formado.
Doy gracias por la familia imperfecta, fracturada, lejana, la familia que carga rencores y pesares, pero que está ahí para mí, con su cariño incondicional y los que me crecieron, son ellos los que me dieron la opción de darme por vencido o avanzar.
Porque todo lo que soy es el reflejo de cariños y vivencias ajenas, ¿qué haría sin cada historia que ha tocado mi vida y le han dado más tonalidades mi mundo?
Soltar lo que tuyo no es.
Aceptarnos y amarnos como somos.
No darse por vencido.
Conciliar el pasado.
Saber quién eres, sólo tú, sin accesorios.
Quien te quiere lo hace por lo que eres no por lo quiere que seas.
A mis 27 años no puedo saber si llegaré lo que si sé es que no me cansaré de intentarlo.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...