jueves, abril 02, 2015

Un desastre por limpiar

Soundtrack: León Polar - Recuerdas

Julia escribió esto para disculparse por todo el desastre que su corazón lastimado dejó a su paso y es que le costaba aceptar que estaba herida, aun le cuesta decir que entregó y realmente espera recibir más a cambio. 

El destinatario de la primera carta era un chico llamado Chris, que era todo menos órdinario, era un jovén trabajador y estilo modero, su cabello fue algo en lo que Julia se fijó, era largo pero peiando a la perfección; su manera de ser fue algo que la atrajo también, no había coherencia entre tanto estilo y su manera sencilla de ir por la vida, parecía que era de esos que no se fijaban en chicas órdinarias. A Julia le encataba su dedicación al trabajo, su amor por su familia y sus amigos, su mundo le parecía algo digno de admirarse y así de a poco se fue enamorando de él, de sus cejas, de sus orejas y su perforación, de su delgadez, de sus silencios, luego de su manera de hablar y su manía por las presentaciones mini de artículos de higiene personal. Se le fueron guardando los recuerdos como la vez del parque en que le leyó después de haber visto la ciudad despierta, las tantas funciones de cine, las tardes en su casa, los antojos que se concentian y los mensajes a cualquier hora, pero las cosas a veces no son para siempre y a Julia le costó demasiado entender y soltar por ello tuvo que escribir una carta esperando dejar ir ese sentimiento, ese dolor, esas ganas de maldecir, esa necesidad de disculparse y puede que me adelante en la historia pero Julia en su intento de olvidar, lastimó a varios incluida ella misma. 

La carta que le escribió iniciaba así:

Chris.

Te pido una disculpa porque después de que desapareciste no acepte tu ausencia y solo me dediqué a desearte bien, a pedir porque en tu camino encontrarás lo que tanto estabas buscando, que te quisieran como te hubiera gustado ser querido y como yo no lo supe hacer para que te quedaras pero con el paso del tiempo me di cuenta de que esos buenos deseos existian porque quería ser una mejor persona y no engancharme, pero lo único que estaba haciendo era tapar mis ganas de maldecir tu nombre, de odiarte y así lo hice tiempo después. Una semana antes de separarnos apareció un hombre de ojos bonitos, manos masculinas, de maneras tiernas, de buen corazón que fui descubriendo después de que desapareciste sin siquiera decir adiós, estaba dispuesto a hacerme feliz mientras yo intentaba enamorarme y la verdad lo estaba logrando, estaba soltando todos mis pesares en sus brazos, por eso el dolor de tu ausencia se tardó en llegar, él calmó el dolor de tu negativa, me intentó curar con abrazos sinceros y detalles hermosos, no creí que alguien pudiera hacer lo que él hizo, muestras de cariño, una tras otra y yo me dejé llevar y creí que todo estaba bien hasta que me preguntó que si yo extrañaba a mi pasado o sea tú, y así apareciste de nuevo, el dolor oculto hasta ese momento tomó forma, se hizo más grande y fue como si huiera puesto el dedo en la herida que estaba en muy buen proceso de sanación y todo me pareció insuficiente, salió el odio, todas las palabras de ardor que guardé se atascaron en mi garganta y así dejé ir a Alex porque seguías en mí. 



Cuando conocí a Pablo fue un incidente muy gracioso, fue algo casi mágico ya que fue en la sección de juguetes cuando se acercó y me pidió mi opinión para el regalo de su ahijado, la platica fluyo, me hizo sentir tan bien y al igual que las palabras de Alex estas fueron balsamo para el rencor que también te extrañaba, pero cuando preguntó si creía en las relaciones a largo plazo me di cuenta de aún no lo hacía y te seguía odiando desde el estomago hasta convertirte en alguna palabra soez. A Pablo también le dije adiós mientras más te odiaba. 

Hubo una noche en la que salí con mis amigas, bebimos, les hablé de ti, de toda la ira que me provocabas por haberme besado, por haberme tocado como si fueras a quedarte más de cuatro meses, les conté la vez que estuvimos juntos en el sillón y cuando me tomaste de la mano en la calle como si fueramos novios y como al día siguiente desapareciste. El vodka no me ardía en la garganta, lo que ardía era tu nombre en todo mi cuerpo y me enojaba seguirlo guardando. Al paso de las copas fui conociendo hombres: menos de los que necesitaria para olvidarme de ti, más de los necesarios para terminar siendo una desconocida para mi misma, entre beso y beso alguno me decía que mis ojos eran hermosos otro que mi sonrisa era sincera, que querían verme para salir para comer, para correr y otros solo para coger, yo me limitaba a decirles que si los besaba era porque estaba ardida, necesitaba del calor de los otros no para olvidarme de ti sino para borrar lo que yo sentía aún por ti. Al día siguiente la resaca emocial fue más grande que la física y ahí descubrí que toda la rabia que traía atorada no era más que mero berrinche de mi ego lastimado porque no me quisiste como yo quería que lo hicieras, fue mi ego el que no aceptaba que te hubieras ido así como así. Fue con la cruda verdad con lo que el fuego de mis emociones logró calmarse, no fueron ni otros brazos, ni otras promesas, ni otros cuerpos los que iban a apagar ese odio que iba arrastando y que terminó por quemar a varios inocentes y ahí te entendí... hice lo mismo que tú, intentar sacar un clavo con otro clavo y obtuve le mismo resultado, lastimar a la gente.   

Me di cuenta del desastre que estaba haciendo y lo hice tarde muy tarde y te comprendí más de lo que tú crees.

Siempre me gusta ver el lado postivio de la vida y terminar con alguna moraleja las historias, alguna ironía, qué sé yo...  pero lo irónico ahora es que lo más bonito que me dejaste fue una mañana de domingo cuando estabas junto a mí, esa sesación de saber que lo que más te importa está en tu cama junto a ti, esa sensación no tiene precio y pues creo, pido y sé que eso que era amor me va a pasar nuevamente. 

P.D. vi una ssección de artículos en miniatura, de esos que tanto te gustaban y el corazón se me achico pero me les quedé viendo hasta que ya no me dolieras.

Adiós


Julia se quedó escribiendo una carta para un tal Alex y otra para Pablo mientras en la mente solo pensaba en que el amor es para siempre mientras dura y que esas cartas para diversos destinatarios no eran para que la perdonaran ninguno de los tres, eran para perdonarse ella misma por ser tan necia y obstinada y así soltó la pluma y sonrió a la ventana. 

Afortunados aquellos que aman con la misma intensidad de una mañana con el cuerpo momentaneo de un extraño entrañable. 

Abrazos perdidos

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