lunes, diciembre 29, 2014

Esfuerzos que son rutina...


Inicio ésta entrada con ganas de escribir pero los dedos teclean palabras frías y sin sentido, no estoy viendo más allá de los que mis ojos tocan, no transformo el entorno en emoción, solo lo veo en su forma física que solo me dice que las cosas están ahí, no puedo escribir la historia que traigo atorada de Gael, no se me ocurre otra cosa, las emociones las tengo cortadas y me parece innecesario intentar hacerlo.

Es al recapitular mi día y a las nueve de la noche de hoy 29 de diciembre donde me quedo con la celebración de un hermano y su cumpleaños número 36 sabiendo el esfuerzo que está haciendo por hacer las cosas distintas, me quedo con el esfuerzo que hace una prima para amar realmente lo que está amando derribando sus propios miedos que son los que más lastiman, me quedo con el esfuerzo que está haciendo una mujer a la que amo por no mostrar su coraje ni desear ningún mal a lo que es feo por fuera y por dentro, me llevo el esfuerzo de una compañera por intentar convivir con su familia política dejando atrás su orgullo y enojo anteponiendo el amor por el hombre que escogió como compañero de vida, valoro y aplaudo el esfuerzo que hace un un amigo por vivir con la ausencia de su padre, lidiar con los ausentes es una tarea de titanes que mal ganamos muchas veces y que la verdadera victoria viene solo con el tiempo, agradezco el esfuerzo de una niña llena de vida, ocurrente y alegre por ganar batallas a nivel mundial con su aldea imaginaria llena de magos y arqueras, sin contar todas las historias digitales que me cuentan las redes sociales, gracias a ellas puedo saber de los gatos de un bailarín empedernido, de lo sexy que quieren bailar unas y lo aburrida que están otras, puedo ver fotos de lugares a los cuales anhelo ir y lugares que nunca visitaría; gracias a las noticias electrónicas pude ver la empatía de Francia, Sudafrica, Argentina, Italia, Alemania, Suiza, Chile, Perú, Inglaterra, con mi país y sus 43 desaparecidos o mejor dicho con la ausencia de sus 43 estudiantes, sus 43 hijos, sus 43 hermanos, sus 43 maestros, sus 43 individuos, sus 43 amigos, sus 43 conocidos y me pregunto: ¿qué haría si entre ellos hubiera estado alguien entrañable para mí?, dejó la pregunta en el aire...   

Mi día estuvo lleno de batallas ajenas, de rutinas diarias y problemas que al día-día se tienen que resolver, que al ser rutinas parecen tan sencillas, pero al hacer una simple abstracción de estos hechos termino escribiendo de la grandeza de la gente que tengo en mi vida y sus corazones humanos y falibles con emociones cambiantes que traen a mi mesa el sabor de saberme vivo y de sentir a través de ellos el amor, la duda, el rencor, la tristeza, el odio, la indignación, el apoyo, la alegría, la celebración y hasta el reclamo.

Cuando las cosas parecen un sinsentido, basta rebobinar los hechos para mirarlos detenidamente y encontrar su valor.


#poramoryconamor

jueves, diciembre 04, 2014

Perdiendo cabello, ganando valor...

Empiezo esto unos minutos antes de mi cumpleaños número 30, hay una bolsa en la basura que contiene a lo mucho 50 gramos de cabello que acabo de quitarme de encima, para aquellos que tanto insisten en mis entradas como salidas ya podrán aumentar la broma. La verdad es que al ver esa bolsita comprobé el valor y el peso que tiene la vanidad en mí, sin mencionar la necesidad de aceptación de los otros y el miedo que provoca la resignación de perderlo con el paso de la edad.


Por eso hoy 4 de diciembre de 2014, empiezo mi ritual afirmando que es cuestión de coraje perder lo que a uno le da seguridad, es repetirme que la belleza viene de dentro, que lo externo es momentáneo y todo tiene fecha de caducidad, no es que esté a la expectativa de perder, más bien mi propósito es vivir mejor abrazando y aprovechando todo lo que pueda al máximo.


Mi abuela no dejó ir solo su pelo, dejó ir el coraje, la tristeza y solo así le crecieron la salud y el amor por la vida que a pesar de no ser perfecta ella decidió seguir en ella. Yo dejo ir mi cabello y la vanidad para crecer en seguridad porque al final todo empieza desde dentro.


El año que acabo de pasar lo llamé un año aburrido, no hubo grandes amores, no hubo viajes que me llevaran a la tan anhelada Italia, no tuve una enfermedad que me hiciera valorar la vida de manera abrupta, no, no hubo nada de eso, en cambio tuve un año aburrido donde para encontrar el sabor y la diversión tuve que darme a la tarea de vivir en los pequeños detalles, esas cosas que pasamos por alto y nunca agradecemos, ahí mi año agarró un sabor muy peculiar.


Ver como la desesperación por no estar como uno quiere no es cosa particular de uno mismo, sino es un temor que compartí con una mujer exitosa y tan apasionada en todo todo lo que hace que terminó haciendo sus propios muebles y le llevó meses darse cuenta que las cosas tienen que llegar cuando lo tienen que hacer.


Como no agradecer las noches que uno gasta con los amigos y sus simplezas, reír por reír, reír con lo mismo de todas la veces, los mismos juegos, los miedos que se van sumando con la edad, las parejas inconstantes que llenan nuestras pláticas de esperanza y temor, pero al final de la noche uno termina dando las gracias porque son ejemplo para seguir adelante, son seres que han crecido, han madurado han añejado sus personalidades acentuando sus virtudes y compartiendolas conmigo.


Me tocó ver caer del cielo a una mujer con tantas ganas de vida celebrando su año solo como ella lo sabe hacer: gritandole al mundo que sigue viva y que ninguna pérdida la ha dejado muda, eso en verdad no tiene precio.


Tantos detalles y tantas formas de vida, la boda de varios amigos, la separación de otros, el viaje a Cancún y el de Puebla, las citas fallidas y las que uno hubqiera querido evitar, el tragarse el orgullo y pedir un favor a quien no pensé en pedirle nada jamás, pero el jamás es un lapso muy largo y hasta un perdón a varias personas de mi pasado tuve que pedir por no tener el valor de decirles que no era lo que esperaban y no porque no sea bueno sino porque lo que las buenas intenciones no son suficientes para empezar una relación; aceptar y tener el coraje para reconocer que uno no está amando de manera correcta a la gente que nos ama incondicionalmente, reconocer que uno ha deseado mal y ha insultado más de una vez por no saber canalizar las emociones, contarle al destino que uno no es buena persona por ser elocuente al escribir, sino por querer ser mejor y no dejar de intentarlo a pesar de que hay días en que quisiera estar igual de vivo que una piedra; sí en verdad acepto que muchos días quise acompañar a mis muertos, que me llevaran con ellos porque no encontraba el brillo en el mundo para seguir en él… pero resulta que el mundo tiene sus formas de mandarnos mensajes y fue un amigo inconstante que  me dijo: la motivación viene de adentro, no del mundo exterior; todo tan fácil como eso.


Dejo esta pequeña ofrenda de 50 gramos a mi 2014 agradeciendole cada risa, abrazo, cada tristeza, cada día donde me obligaba a derrotarme, agradezco la vida de los que me rodean ya que a través de ellos vivo, con ellos crezco y de ellos me alimento.

Yo me regalo valor para aceptar los cambios, valor para tomar decisiones, valor para alcanzar mis metas, valor para vivir en donde y como yo quiero, valor para dejar ir, valor para creer y valor para ser yo y ser responsable de cada decisión tomada.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...