lunes, enero 11, 2016

De casualidades y encuentros

La vida da premios y para prueba todos aquellos que en el azar se han llevado alguno, obviamente hay quien abusa de la suerte; también están todos aquellos que se han ganado el premio mayor, algún premio en las rifas o sorteos, no hay que olvidar mencionar a los que se encuentran dinero o cosas sin dueño en la calle y que son encontrados como una bendición, es como si algo nos debiera la vida y con esos pequeños o grandes detalles nos lo pagara; pareciera que yo esta semana tenía varias facturas a favor porque la vida me pago con tantas coincidencias y encuentros que estoy seguro que nada es casualidad.

El encuentro diario de quien alimenta mi vida es algo que se agradece, por ello ver a Karla Palacios pedaleando en ecobici, casi chocar ella sola con un coche estacionado, gritando como solo ella saber hacerlo a las 6 de la tarde con tal de ir al cine, es un encuentro que alegra; verla lidiar con el día día de lo que parece insoportable es para decirle que todo fuera como tratar con un pelmazos y malas vibras, la vida nos pone a aprender de cosas así y más vale hacerlo ahora con ojos bien abiertos y excelente actitud o todo se repite, por eso nos acompañamos lidiando y riéndonos de los pelmazos.

Abrazar a Brenda Cacho esforzándose por crecer lo que su corazón siente y amando a pesar de los años merece todo mi respeto. Con ella fue hablar de cáncer, luchas y derrotas; fue hablar de lo incierto del futuro y de lo maravilloso de tenernos ahora en el presente, sanos y con ganas de más, bueno, también con ganas de menos drama y más amor, menos apegos y más intensidad, menos reproches y más momentos genuinos, porque uno no sabe cuando llamaran para decirte que alguien de tu familia está enfermo o grave o peor aún, que ya murió, por eso a bailar viviendo y abrazando amando porque esto es un juego y encontrarla en Canadá fue un premio.

De las casualidades maravillosas fue encontrarme con Jessica Guerrero, mejor conocida como la mujer más lepera del mundo, pero una de las más auténticas, ella puede elegir algo hoy y mañana arrepentirse y maldecirse por pendeja, pero consciente de que todo lo hizo bajo su propia responsabilidad, total, ella es humana como todos y tiene derecho a fallar, pero lo que le sale mejor a esta mujer es levantarse y luchar, admirable su franqueza y su lengua asertiva, Tika un gusto encontrarte en la calle, pero una fortuna que formes parte de mi corazón.

Encontrar a Emmanuel Bonilla con el amor de ha elegido es ver el blanco y al negro, uno en su máxima pureza y el otro con toda su oscuridad, pasando por todas las gamas que hay entre ellos para por fin estallar en mil colores, él me ha enseñado que uno no ama para entender, uno ama porque sí y zan se acabo; uno no viene a juzgar sino a acompañar y tratar de curar los descalabros y dejar que otros nos curen con su amor y compañía, encontrarnos a pesar de las locuras y desencantos es amor de hermanos.
Daniel Alencar, merece una historia aparte porque fue mi cierre de año y mi inicio de muchas cosas, me está haciendo conocerme y me hace pensar en lo que quiero y en lo que no debo de ser con la gente que se ama, ya contaré más de él en otro cuento.

Ver a Alan Pérez fue recordar Canadá y el frío, fue recodar una canción escuchada en una tienda y la borrachera en un país de extraños que después se me hicieron entrañables, fue tocar los sueños dibujados en su tiempo y ver lo lejos que quedamos de ellos; lo maravilloso de haberlo visto fue recordar lo fácil que es imaginar el futuro y lo bien que nos hace trazarnos metas en el aire, al fin que este mundo es de soñadores y verlo a él con su revista en mano fue dar con una realidad venida de un sueño, verlo fue una casualidad soñada.

La casualidad de la vida no solo trae encantos, también nos trae rencores guardados, por eso al ver a Pedro de Chile, desencadeno todo lo olvidado, me hizo recordar la humillación de haber sido llamado ladrón. Pedro me hizo ver mi costumbre de poner las manos al fuego por los que estimo y aprendí a que no todos harían lo mismo por uno y así mientras yo nos defendía a los dos, él se defendió solo. Me tomo dos años el ignorar la opinión ajena ya que los que nos aman saben bien nuestras fallas y así de bien nos conocen que saben cuales nunca cometeríamos, Pedro, fuiste una casualidad que también despertó todas las risas por todas tus ocurrencias, tu alegría y tus líos, duro verte porque recordé la humillación, pero gusto abrazarte porque me borré esa palabra sabiendo quien soy y quien fui hace dos años.

La casualidad de Darfeno, es reafirmar que lo que uno quiere en el pasado se quiere en el presente, cosas buenas pasamos y cosas buenas nos suceden, abrazo por eso.

El encuentro con Bere en su departamento en ruinas fue reafirmar su personalidad, todo lo inicia de cero, lo moldea, lo va queriendo de a poco, lo limpia, lo pule, lo pinta para dejarlo a la medida de su corazón, uno crece con ella indiscutiblemente, obvio, los que somos parte de su arte  sabemos de sus desordenes mentales como su obsesión por lo perfecto, su necedad a nunca darse por vencida incluso en cosas tan inútiles, sus ganas de tener la razón siempre, pero aún así por ella uno se ensuciaría las manos y el corazón para verla contenta, porque ella se esmera en hacer felices a todos los que ama.

El último encuentro de Gigi que he tenido fue en un abrazo donde le decía marginal, sabiendo que algo me contestaría ya que pocas veces se queda callada y así fue, me dijo que creía que le iba a decir algo bonito debido a que la situación por la cual se iba corriendo con la preocupación en el cuerpo, yo me quedé callado, la respuesta la formulé de manera inmediata en mi mente pero no se la dije, así que aquí te la dejo: no dije algo bueno porque todo lo bueno te lo deseo de siempre y todo momento, encontrarnos en querernos con malas palabras escondiendo un te amo de corazón.

La casualidad de Amanda en el otro extremo de la ciudad es darte cuenta de que el cariño sembrado se reafirma de una u otra manera, verte de nuevo por casualidad es recordar la nieve y el frío es querer emprender sueños reviviendo el que compartimos, verte es siempre recordar.

Luego como si la vida me siguiera debiendo algo, me topo con Susana Castillo, que gusto es verte siempre, alegre, sincera, llena de vida, cultura, sencillez… Mi Susy fue aprender y querer, conocer y seguir queriendo, es amistad despistada pero sincera, es recordar lo calientito de un bebé feito y a una francesa tomando clase de ballet por diez minutos diciendo - basta, pog ahoga hemos tegminado - es escucharla nombrarme - Efra de mi corazón -  ¡caray! que fortuna ser parte de su corazón, es una casualidad riquísima.

Ésta semana que acaba de pasar fue encontrar casualidades y programar encuentros, fue sentir  su bendición y agradecerla, incluso ví gente que nunca me hizo caso y también lo agradecí porque recordar es vivir el pasado y yo agradezco el mío que ha sido exquisito y maravilloso gracias a todas las vidas que han tocado la mía.

Destino estamos en paz, sigamos conviviendo en armonía.  

lunes, enero 04, 2016

Para un maldito ladrón

Cuando ese él ladrón entró en su vida fue a través de una llamada que le informaba que ese maldito tenía a su abuela.

Todos hablaban de ese desgraciado que estaba de moda y que por fin le decía hola a ese muchacho, con el tiempo parecía que se marcharía, pero éste volvió a tocar a su puerta para retar a su abuelo por un periodo indefinido, de modo que aprendió a vivir con él. Después de dos años su presencia se volvió algo cotidiano a tal punto que le perdió el miedo, pero ese ladrón quería estar ahí, someter, doblegar, llevarse a quien le fuera posible con tal de hacerse sentir y así lo hizo; primero fue de manera callada, desapareciendo a Irene, la guerrera que convirtió dos meses de vida en dos años, luego tomo de la mano a Citlalli, el hijo de puta la hizo luchar, la cansó pero ella nunca se quejó en voz alta, no se dejó ver derrotada, hasta que un día cerró sus ojos simulando estar dormida antes de decir que ese maldito la había robado y este ladrón no se da abasto, roba a manos llenas y no de a una persona a la vez, él toma donde hay oportunidad y en Elsa vio la puerta abierta y se dejó llevar hasta sus entrañas, incluso David un peleador incansable está doblando las manos ante los deseos de este desgraciado, a él y a Elsa ya solo les queda soltar la vida en paz.

Éste ladrón no se cansa y siempre acecha, eso lo sabía el muchacho con la abuela que ganó la batalla y al abuelo que aún lucha todos los días, ese muchacho que es testigo de tanta emoción revuelta que deja a su paso el maldito ladrón le tocó ver a su mamá jurar que no volvería a fumar con tal de que dejara a la abuela viva y sana, presenció a una de sus mejores amigas con tres horas de sueño en 5 días que tiene la semana con el ánimo tambaleándose pero siendo el pilar de su hermana, buscando consuelo en la cocina y el gimnasio, lidiando con la lenta despedida de Elsa, no hay nada como la resignación al no poder ayudar a quien amas y sentir que se te va como arena entre las manos, así también el doctor padre de Citlalli, que tanto estudio sobre ese ladrón, que al momento de enfrentarlo supo la estadística que tenía en sus ojos, nada como saber que la batalla que vas a enfrentar la tienes casi perdida pero la fe, ¿en qué? esa solo el doctor la sabe, es la que nos hace sacar la casta y luchar… 

El muchacho se quedó con las ganas de escuchar de viva voz de su tía el elogio que nunca le dijo y que le llegó ya muy tarde “¿cómo un chamaco como él puede escribir así? ¿qué se cree? ¿cómo? yo con tan escuela y este escuincle me hacer ver más en sus publicaciones, en fin le tengo que decir en persona lo bello que es, que nunca deje de ser así” lo escuchó, lo agradeció y lo guardó en su corazón porque palabras como estas no fluyen seguido. 


Ese ladrón no avisa, solo llega como un dolor, como un bulto, ¿por qué llega? no sabemos, lo que ese muchacho aprendió con cada visita de ese infeliz fue a no quedarse ni una emoción dentro, ni un comentario atravesado en la garganta, ni un abrazo guardado, si algo más grande e inexplicable nos puso las emociones fue para saberlas usar en justa medida para no ahogarse ni para lastimar a los otros, así que ese muchacho después de despedirse de tantos vencidos y de apoyar a tantos luchadores, susurro “gracias maldito cáncer que me has enseñado tanto”.

viernes, enero 01, 2016

Ganar para perder


Hace poco más de 31 años, nació un una niña con la fortuna de tener el destino tatuado en la piel el cual decía “Perdiendo ganas todo” y ese destino como profecía se cumplió al pie de la letra, al nacer no supo el rumbo de su padre y a pesar de que lo encontró mucho tiempo después volvió a perderlo sin ninguna explicación o entendimiento; de hecho, perder cosas ha sido su mayor talento, el invento del celular no le alegró en lo más mínimo ya que estaba segura de que perdería muchos y sonará a broma pero así lo hizo y no porque sea despistada, sino porque lo trae grabado en la piel, con decirles que una vez perdió a su sobrina en el supermercado con la mera sensación de estar dejando algo atrás, para la buena suerte de su sobrina que no había nacido para perderse sino para acompañar al lio de tía que le había tocado, esa mujer de su familia regresó por ella. 

Siguiendo con la suerte que le había tocado, a los 15 años perdió a su mamá de una enfermedad que empezaba a ponerse de moda y que no se imaginaba que un día ese mismo mal tocaría de nuevo en su puerta.

Saben, ella ya estaba muy cansada, muy pero muy cansada, luchar para no perder se había convertido en el día a día de su vida. Lo que no había notado era que cada vez que algo perdía, alguien la tomaba la mano, se fue su mamá en paz y llego un niño con la fuerza para protegerla durante 15 años, se iba un trabajo y llegaba el dinero de un finiquito, se iba un amiga y le llegaban cinco más y así se deshacía de unas cosas y aparecían otras.

Un día después de regresar de estar con su hermana de quimioterapia, se sentó a llorar en el suelo viendo su tatuaje como una maldición, se acordó del mismo proceso por el cual pasó su mamá, así que se dejó ir en llanto, tanto, que parecía que quería perder hasta el océano de emociones que traía dentro, que al fin de cuentas era lo único que le quedaba por perder, bueno, eso y la poquita fe en el destino que se le escondía para que no la encontrará y la perdiera después, de pronto sintió su celular numero 28 vibrar con el temor de las malas malditas noticias, pero al abrir el whatsapp vio que estaba lleno de mensajes de gente que se le fue sumando entre pérdida y pérdida: sonrió, sonrió y entendió, volvió a sonreír y agradeció cada uno de esos iconos que veía en la pantalla, ahí estaba la niña morena de ojos grandes que todo puede hacer y hacerlo bien, el niño cachetón lleno de amor, el niño sin pelo que la conecto con otros mundos, la mamá divorciada con la boca más imprudente, la mujer que conoció en la secundaria, el exnovio que la cuidó 15 años, el niño con tinta en los dedos, en fin… tanta gente que la había acompañado, escuchado, hecho reír, gente nueva con la que grito como loca, amigos que la vieron caer desde el cielo y que juran haberla visto flotar por unos segundos de tan feliz que estaba; el punto fue que gracias a esos iconos, entendió y no solo lo entendió su razón sino su corazón, que sabiendo que por más que la vida nos ponga como destino perder, el verdadero arte es cuantificar las ganancias de todos aquellos que iluminan nuestros caminos, esas velas que nos hacen ver y llegar a nuevas luces, nuevas formas, otras maneras, y que algunas parecen infinitas aun sabiendo que algún día llegara su final porque ella sabía que todo es pasajero, pero el verdadero tiempo no es el que tenemos en las manos sino en la memoria del corazón, así que esa noche al pararse del suelo ella beso cada una de sus pérdidas, sobo cada cicatriz, agradeció cada embrujo, porque nada, nada, en verdad nada valía tanto como la gente y los momentos que había ganado.

Para Elsa hermana y maestra de Ingrid, donde el enojo no cabe en las horas que tenemos prestadas. 

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...