jueves, mayo 29, 2014

La magia de las orugas

Hubo una vez un niño que creía en todas las historias que le contaban, como la vez que le dijeron sus hermanas que si alguien regala una rosa ésta puede durar meses y hasta años sin perder ni un solo pétalo siempre y cuando haya amor de por medio o como olvidar la que le contó su amiga de la escuela, la del gato feo que le cantaba a los peces para que fueran siempre sus amigos, por eso ella le cantaba todos los días, también se trago el cuento de su tío el hippie que le decía que si amaneces con una persona a tu lado esa persona se quedará contigo para siempre, por eso cuando dormía en casa de sus tíos se esperaba a abrir los ojos hasta que su primo se levantaba de la cama para que no fuera él ni su olor a pies rancios los que lo acompañaran por siempre. Al niño la que le causaba mucha gracia era la del señor que recorrió el mundo entero en patín del diablo persiguiendo a una mujer sin chiste y que su única gracia radicaba en hacerlo reír de oreja a oreja tal vez  porque era hija de un cirquero, pero la verdad era que ella estando con otras personas no tenía ni una pizca de personalidad, era aburrida como una sopa de letras sin letras, pero con el patinador era otra la pinta de los días, por eso se empeñó en seguirla por todo el mundo hasta que el padre de la simple, le diera su permiso para casarse; está se la contaba su padre. De todas las historias que había escuchado su preferida era la que le contaba su abuela viuda, la de las orugas. Ella decía que cuando uno siente mariposas en el estomago no son más que orugas que se alimentan de las emociones que generan otras personas y más si hay una en particular que te hace reír con sus locuras, que te hace creer que la luna es de queso y que se la pueden comer entre los dos y que cuando se está contento con esa persona las orugas suben por la garganta y al momento de decir algo con sentimiento a esa persona sale el gusanito convertido en mariposa. La abuela le contaba que bastaba ver a las parejas para darse cuenta de esto porque cada vez que hablaban ¡puff! una mariposa, si cantaban una canción de amor ¡zaz! otra mariposa, un beso ¡traz! más mariposas; la abuela decía que esas personas no tenían miedo a que se les acabaran las orugas porque estando con la persona correcta éstas siempre saldrían.

El niño quería crecer y sentir las orugas, el juraba que cada vez que hablaba con la abuela y con sus mamá salían mariposas, tanto creía en esta historia que cada vez que se iba a dormir con esa exitación de haber tenido un día mágico, al momento de dar el beso de las buenas noches a su madre y decirle “te quiero”, el niño se tapaba la boca para poder atraparlas y poder verlas. En los días más excitantes creía que las alas eran de colores intensos: rojo con verde esmeralda, azul eléctrico con motas naranjas, pero él aún no veían nada por eso le preguntó a la abuela el ¿por qué?, si lo que decía lo enunciaba desde el estomago pasándole esa emoción por el pecho hasta salir por la boca, la abuela le explicó que eran cosas de la edad, como estaba chiquito lo que el tenía eran orugas diminutas que se escapaban fácilmente entre los dedos; el niño se quedo tranquilo deseando crecer para poder ver sus gusanitos convertidos en mariposas grandes y hermosas.

Él creía en este cuento porque siempre que su abuela estaba en el jardín las mariposas la rondaban, más las blancas, cuando le decía esto a su mamá ella le contestaba que era porque su abue estaba llena de puro amor, el niño estando en el jardín rodeado del aroma de las flores de los árboles,las macetas de barro escurriendo agua y el suelo oliendo a tierra mojada, creyó aun más en la historia viendo a su abuela descansar después de regar, estaba a la sombra sobre una silla de mimbre y como era costumbre las mariposas revoloteaban cerca de ella, el niño no pudo aguantar su curiosidad mezclada con emoción y le preguntó ¿por qué siempre estaban cerca de ella si está sola y no hablaba con nadie?, también le reprochó que él siempre dice cosas sinceras y bonitas a la gente y nada, solo micro gusanos apestosos y escurridizos que ni a mariposa llegaban y ella callada con mariposas blanca y naranjas a su alrededor; la abuela le respondió que la envidia mata a las orugas, que tuviera cuidado y que las mariposas blancas no eran de ella, esas eran palabras bonitas que le mandaba el abuelo desde el lugar donde se encontraba y cada vez que veía una ella le decía gracias con el corazón y te amo con todo su cuerpo por eso siempre las mariposas la seguían, era su manera de comunicarse con el abuelo, así no lo extrañaba, esos animalitos la mantenía viva y llena de amor.

El niño lo entendió todo a su manera infantil de ver las cosas: él tenía amor por dentro que iría creciendo y su abuela era mágica por comunicarse con el abuelo usando a las mariposas como mensajeras.

Una día su hermana mayor lo encontró triste y al preguntarle el motivo de su estado de ánimo el niño le respondió que había sido porque las flores que le dio su novio a ella hace una semana estaban marchitas y en la basura, por lo tanto ya no la quería o bien, los cuentos son una porquería, su hermana intentó explicarle que se amaban pero su hermanito no quería escuchar diciendo que los cuentos no son reales que aún habiendo amor las flores no duraron ni una semana y que tampoco había mariposas, solo se la pasan llenándose de baba el uno al otro, ella sonrío y le dijo que lo que estaba en la basura eran las plantas que acompañaban las flores, le pidió que le trajera el libro que estaba sobre el tocador de su recamara, el niño trajo del lugar señalado un libro grueso y pesado, al momento de abrirlo no tardó en encontrar las flores, la hermana le dijo, acuérdate lo que dice el cuento, cuando hay amor de por medio las flores pueden durar más de un año sin perder sus pétalos, velas aquí, están completas; no pierdas la fe en los cuentos, esos dan magia a la vida, no te desilusiones tan chiquito, ya tendrás tiempo para eso cuando crezcas, mientras disfrútalos; antes de irse a su recamara, su hermana recordó lo importante que eran las orugas para él, así que le dijo que si no veía las mariposas cuando ella estaba con su novio llenándose de babas era para no dejarlas escapar y que no se dieran cuentas sus papás de que su novio había estado en la casa, ¡imagínate si ven a una mariposa dentro de la casa!

El niño se quedó tranquilo y con la fe repuesta.

Con forme creció se dio cuenta de que el mundo se empeñaba en demostrarle que los cuentos, cuentos son y que la realidad no tiene chiste y menos algo de mágico, pero él se aferraba a su modo.

Cuando el niño entró en la preparatoria seguía atesorando la metáfora trasgiversada de las orugas que su abuela le contaba, la guardaba porque seguía siendo testigo de como esa mujer seguía usándolas como mensajeras para comunicarse con su difunto esposo, él sabía que eso era cuento al igual que del gato feo que le cantaba a los peces que le contaba su amiga que ya para estas alturas había cambiado las canciones de niños por canciones de Coldplay y Frank Sinatra, ella le quemaba discos compactos con listas de canciones muy variadas, tanto que no se podía etiquetar un genero en sus discos. Los años de la prepa se pasaron volando y una semana antes que ella se fuera a una universidad del norte del país, le confesó que el cuento siempre se lo contó mal, le dijo que el gato no le cantaba a los peces para que fueran amigos, les cantaba con la esperanza de que un día se enamoraran de él, pero eso nunca pasó a pesar de que el gato les pidió desafinado “Fly me to the moon and let me play among the stars…”, el niño que ya no era un niño se quedó atónito, no supo que hacer ni que decir, ella se limitó a decirle que no se preocupara, que los peces nunca lo entendieron porque ellos eran peces y el un simple gato feo, le pidió al niño que siempre fuera su amigo a pesar de la distancia y se despidió de él.

Cuando el niño llegó a su casa pasó de la confusión a solo sentir como se iban muriendo esas orugas que tenía dentro, era como si fueran desapareciendo dejando un gran vació cada vez que una hacían ¡puff!. Al día siguiente su cuerpo se movía porque tenía que hacerlo, comía porque su madre lo obligaba y extrañó la voz de un simple gato que le cantaba al agua esperando que un pez saliera; aceptó que jamás le había parecido feo y se dio cuenta que le era necesario, ¿cuántas veces le había contado de otras chicas y de la decepción de no sentir las mariposas que él esperaba?. Ella era la única que sabía de ese cuento porque si lo contaba a otros lo tomarían como un desviado. Ese gato lo que había despertado con su voz había sido a las orugas en su interior y sin ella no podrían vivir.

El niño tomó la decisión de cambiar de universidad dejándolo todo por la que le mantenía vivos los gusanos. Dos días antes de que ella se fuera a su nueva vida, él le marcó del móvil poniendolo cerca de las bocinas de su coche; cuando ella contestó sonó una Paloma Querida al estilo de Natalia Lafourcade “me encontraste en un negro camino, como un peregrino sin rumbo ni fe y la luz de tus ojos divinos cambiaron mi suerte por dicha y placer, desde entonces yo siento quererte con todas la fuerzas que el alma me da…”el niño le dijo que la esperaba afuera de su casa si es que a ella aun le interesaba cantarle a los peces, ella así lo hizo y al tenerlo cerca recibió una rosa con el cuento de las flores que duran para toda la vida; esa noche hicieron el amor con los nervios de la primera vez a pesar de que no lo era para ninguno de los dos, fue como el cuento del tío hippie y a pesar de que no eran la primera persona con la despertaban, estaban seguros que si eran las personas con las que se quedarían por muchas mañanas continuas.

Días antes de la boda, el papá del niño se quedó a solas con su futura nuera, la mujer que le cantaba a los peces, este le platicó que cuando conoció a su esposa él la siguió por siete estados del país en un vocho desvencijado, su suegro que estaba metido en la política no lo quería porque creía que era un vago lleno de puros sueños y casar a su hija con ese no le traería ningún beneficio y por más que le presentaba a los hijos con los apellidos más importantes del país su hija no mostraba algo de gracia, ni una risa de compromiso, ella solo brillaba cuando estaba con el dueño del coche que se descomponía a cada tanto y que justo iba por darse por vencido cuando ella llegó a su casa con maleta en mano diciéndole que se casaban ese mismo día o su papá lo mandaba matar, no lo pensaron y se casaron por la única ley que el padre no le convenía desacatar. La nuera que se había inventado la historia del gato entendió que el cuento del cirquero era el cuento de sus suegros; supo que cualquier realidad sabe mejor cuando se aderezado con la magia de algún cuento aunque no sea del todo verdad ni todo mentira.

Varios años después de la boda llegaron los hijos que crecieron con los mismos cuentos que sus padres más unos nuevos, todo con tal de continuar con las noches de sueños, de magia y una pizca de esperanza de que todo es posible. A pesar del tiempo y los cambios el favorito de toda la familia era el de las orugas en las entrañas y es que hasta el día en que murió la abuela ésta estuvo rodeada de mariposas de muchos colores sin faltarle nunca una de color blanco que le decía al oído cuanto la amaban, tal vez por eso nunca se le vio triste. El día del funeral todos los que fueron testigos del cuento, soltaron mariposas blancas y de colores para decirle cuanto la iban a extrañar, gracias y te amo, la abuela se fue en paz.

El niño al día de hoy sigue contando cuentos y sintiendo orugas.

Bendita la magia de las historias ajenas. 

viernes, mayo 02, 2014

Adiós a Lenin

Vengo pensando en escribir esto, mejor dicho escribirte, porque sabes bien que él único que puede entender esto eres tú. Hago otra acotación, no creo que lo entiendas ni lo quieras hacer, pero por si un día por error piensas en el pasado o en mí te dejo estas líneas.

Tengo miedo de seguir tecleando y como siempre, cada vez que tengo enredado el corazón los dedos intentan ayudarle, aunque esta vez creo que es más difícil de lo que creí porque no es confesarte a ti, es confesarme a mí mismo cosas, lo hago por los dos, lo hago para mí mismo.

Enero fue el mes de nuestro inicio y de ese ya tiene 14 años, ¿te acuerdas cómo fue? Yo tengo vagos recuerdos, la memoria se empieza a descomponer por más que uno se aferre, el pasado se va deformando a su antojo y otras veces a nuestra conveniencia, no me acuerdo dónde te conocí, ¿fue en Plaza Universidad o en el Parque Hundido?, esos lugares son emblemáticos de nosotros; lo que si recuerdo es que vivías en Texcoco y estabas con eso de la medicina. El día de la primera cita lo confundo con alguna otra vez que salimos juntos pero lo que tengo grabado es la despedida de ese primer encuentro, estábamos en el anden y cada quien tomó su dirección, yo me quedé con la sensación de que había algo, un sabor muy peculiar, un aroma ya aprendido, había empezado a contar tus lunares y en esas cavilaciones andaba cuando alguien tocó mi hombro y antes de que yo subiera al vagón tú me abrazaste muy fuerte, no puedo enunciar tus palabras pero tu presencia en ese momento me dijo que no te me ibas a ir tan fácilmente, me dio por sonreír de manera tonta, me puse de buenas y tu existencia me daba la seguridad de que yo estaba hecho para los buenos amores.

¡Fueron tantos los momentos! me acuerdo mucho de las tres cartas del futuro que me hiciste, yo tenía que escoger una y ver que nos deparaba, me dijiste que lo que leyera en esa carta iba a ser destino, yo tenía miedo de escoger la que dijera que eso terminaba ahí, que no éramos el uno para el otro, en esos años la superstición era fundamental para darle sazón a mi vida y a los sucesos que estaban por ocurrir… para mi fortuna elegí la carta que prometía que estaríamos juntos, me sentí tan aliviado; eso fue en el Bosque de Chapultepec o en el Parque Hundido, creo que fue en el primero, después de guardar el sobre con una alegría inmensa y antes de que yo ignorará los demás, me pediste que los abriera, en mi mente leí cosas dramáticas como tú y yo no podemos estar juntos o el tiempo que nos queda es poco vivámoslo como mejor se pueda, pero no, todas decían lo mismo: “te quiero en mi vida”, yo te volví a abrazar para reafirmar la verdad del momento.

La primera parte de nuestra historia se desarrollo en los lugares ya mencionados, también contigo conocí Cuicuilco y su centro cultural, te acuerdas de esa exposición de arte mexicano de los cuarentas y la publicidad de entonces, y qué tal la casa del comic cerca del metro Zapata, donde podías pasar horas buscando novedades de mundos fantásticos que nunca entendí y que no me interesaba entender, lo que me gustaba de ellos era que formaban parte de tu personalidad, como me los contabas y que tu vida estaba ligada a la mía de mil maneras. Contigo fui a mi primer Hotel, no hicimos el amor porque el amor ya existía y solo nos descubrimos lo que nos hacía falta, recuerdo que mi madre ese día me dijo que olía a jabón de hotel y yo me hice el desentendido, ahora que lo pienso, lo que hiciste fue un crimen, bien nos lo dijo un policía en el parque de una iglesia, yo 16 y tú 20,

¿Te acuerdas del balneario de Tepozotlan al que fuimos? 
Ya está cerrado desde hace años, tampoco sobrevivió.

El final de esos días corrió a cargo de mi despiste por llegar al lugar equivocado y de tú irritación que escribió el correo del final que a pesar de que me dijiste que no abriera yo lo hice como el terco que soy, te habías arrepentido del contenido y yo me sentí lastimado, fue una equivocación de ambos; yo llevaba un regalo para ti y con ese mismo regalo me regresé a mi casa sintiéndome el más tonto y decepcionado por ver que para ti era muy fácil terminar.

Nos olvidamos un tiempo y tres años después nos volvimos a ver e intentábamos regresar, yo desconfiaba de las segundas partes y más cuando me habían herido, creo que estabas arrepentido y también dolido, porque cada vez que te decía que te quería o te amaba tu me respondías con que tenías mucho calor, hambre o frío, te habías vuelto una persona de maneras distantes, por eso cuando otros brazos me ofrecieron las palabras que tú no, decidí terminar contigo, esa vez el culpable fui yo.

Yo creo que conocer la historia del otro no hace que justifiquemos sus errores, pero si a entenderlo. A mí me habían educado a punta de coscorrones de manera desconsiderada y después me pedían perdón, entendí erróneamente que el amor es noble y sincero pero al final siempre lastima y mucho. Con la edad y con varios traspiés amorosos, decidí no arriesgar más de la cuenta, el corazón se me había cansado a pesar de que me aferraba a la idea de que era lo único que valía la pena en este mundo, de que es lo que le da cuerda a todo, por esa razón volvimos a vernos una tercera ocasión tres años adelante, nos hicimos amigos, algo que no habíamos hecho y ahora el Parque de los Venados y División del Norte fueron nuestros lugares. Un día, meses después de que regresé de Europa, me llevaste a un restaurante francés, me diste una libreta y en cada hoja escribiste te amo en todos los idiomas que te fue posible, llegamos a tu departamento y me pusiste la canción de Closer de Travis y me diste el cd, me preguntaste si volvería contigo y dije que no, ya había mucho daño entre nosotros y que una amistad era lo mejor, pero ni eso conservamos, quise huir, en mi interior tenía grabado con sangre que el amor lastimaba a pesar de que fuera incondicional.

Meses después fui al concierto de Travis, y mientras escuchaba “lean on my now…”, mi primer impulso fue marcarte, decirte que te extrañaba, oírte; tu respuesta fue obvia, “¿para qué marcas?” y colgaste, yo pensé: para saber que estabas ahí.

No sé si fue el destino o la insistencia y el deseo de que pasara, te volví a ver y a saber el uno del otro, ahora todo parecía mejor, me acuerdo que pasaba los fines de semana en tu casa, a llamarte a diario, cocinamos juntos, despertamos viéndonos, me compartiste la historia, que no conocía de ti y todo iba viento en popa. Pero la inseguridad y los miedos son algo que arraigué en mi como autodefensa a ser lastimado, ya había sufrido tu ausencia, la de otros, escuché los finales ajenos y pensaba que el amor era algo sufrible y que yo no estaba dispuesto a hacerlo una vez más, hoy día ya no tengo historias épicas de amores largos, sólo unos meses y cambio de página. Bueno, regresamos contigo, tú te ibas a conocer Inglaterra y España y como me habías contado cuando ininiciamos como amigos, te encantaba conocer los cuerpos de los hombres del país en turno y estando soltero no tenías que rendirle cuentas a nadie, pero ahora que estábamos juntos me juraste que no lo harías porque estabas conmigo, te dije que no había problema si lo hacías, solo que no me enterara. Yo quería tenerte de regreso y verte cerca pero tanto me juraste que no lo harías que te creí y para cuando regresaste y me enseñaste tus fotos descubrí una de alguien que se levantaba de la cama mientras tu tomabas la foto; me dijiste que no era lo que estaba pensado, que no era lo que parecía, para ese momento el corazón se me cerró de golpe y no te creí, no te escuche, no te di oportunidad de nada,  me pediste lo que me habías traído de ese viaje porque ni una vez más me ibas a soportar que jugara contigo otra vez, la excusa la tenía en la punta de la lengua, pero la verdad estaba muy cansado para dártela, no iba a dejar que nadie me lastimara y por mínima que fuera la amenaza nadie me iba a ser dependiente de nadie, ni de nada, yo no iba a sufrir pensando si me engañaste, si rompiste tu promesa; la verdad era que en el momento que vi esa imagen congelé mi corazón, me amenazaste con una sarta de tonterías y gracias a ello me aleje más, al día de hoy no recuerdo si esa foto fue verdad o yo le agregué elementos...

Te di lo que me habías traído de Europa y lo que me diste desde hacía 10 años, carta por carta, recorte, servilleta, detalle y disco; te entregué todos los recuerdos y la carpeta del corazón se quedó con un espacio en blanco, las fechas se me revolvieron porque te entregué mis indicadores.

Días después en sueños te vi, estabas lejos y no te podía alcanzar, una chica rubia me decía que era lo mejor, yo me resigne y al despertar fue lo que hice aunque muchas veces sin querer te evocaba desde dentro.

Desde la última vez gente ha ido y venido a su antojo, ninguna ha llegado más allá de lo que tú y otros pocos han logrado, no porque sea inalcanzable, ni porque este esperando al príncipe azul, la respuesta es simple, he sacado mi corazón del juego poniendo tantos peros como me es posible: muy flaco, muy gordo, muy listo, muy tonto, muy culto, muy inculto, muy pobre, muy rico, muy guapo, muy feo, muy amanerado, muy masculino, muy meloso, muy frío, muy alto, muy bajo, muy sexoso, muy frígido, muy joven, muy viejo, muy blanco, muy moreno… la lista de los “muys” es MUY larga y yo muy confiado, tal vez sea cierto eso de que en la vida solo tenemos 4 verdaderos amores y yo para mi mala suerte con ninguno me he quedado.

Cada vez que escribo es porque tengo algo atorado en el corazón y los dedos me ayudan a desenmarañarlo, me ayudan a que de vuelta a la hoja y conciliar lo que atormenta, es tiempo de dejarte en paz, de dejar de pensarte cada vez que paso por Eje Central, de ponerme nervioso al pensar en ir a Plaza Universidad y encontrarte, ¿qué haría si te encuentro? ¿Qué harías tú si me ves? ¿y si vas con alguien? ¿qué sentiría? ¿serías grosero o solo me ignorarías? ¿me saludarías? ¿platicarías conmigo?. Son tantas las preguntas que por eso no he pisado esa plaza desde el 2011, y si seguimos con las confesiones aun guardo tú numero telefónico y te sigo en twitter para saber ocasionalmente de ti.

Te escribo hoy estas líneas no para que las leas sino para que cuando yo lo haga entienda que él único que ha perdido al creer que gana soy yo, te escribo esto por la fecha, para entenderme, para justificarme, para olvidarnos.

¿De qué sirve estar a salvo cuando lo único que aprendemos es a estar solos?

Espero responderme esta pregunta a tiempo.

Adiós a Lenin.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...