viernes, diciembre 23, 2011

Consuelo de Una Lágrima

Te voy a contar una historia, tal vez sea un hecho real, tal vez sea invento de mi imaginación o tal vez te lo cuente sólo por contar.

Sonó el teléfono a las 4:00am, yo aun dormida contesté para escuchar una voz que venía no sé de donde diciendo que me vistiera para ir a desayunar. Sabía quién era.


Hacía bastante frío y la verdad estaba a punto de decir NO cuando me dijo - por favor, necesito hablar contigo -  Milagro que la voz ronca de mi pasado ahora fuera suave y pidiera un favor en vez de dar por sentado que iría.

A las 5:30 de la mañana estábamos rumbo a un lugar entrañable para mi, muy cerca de Querétaro, donde me gustaba gastar las tardes comiendo antojitos de todo tipo, pero esta vez íbamos a desayunar a un restaurante con terraza bastante formal formada por  pilares labrados con caras de ángeles y toques de madera, había alcatraces en todos lados y yo con la carta aun en la manos, me dijo PERDÓNAME, ni siquiera las miradas estaban entrelazadas, tuve que bajar la carpeta de piel con franjas rojas, donde estaba a punto de elegir una tortilla de huevo rellena de espinacas y queso de cabra, para mirar al sujeto que estaba frente a mi; mis ojos no cabían en sus órbitas, no sé si tenía cara de espanto, sorpresa, gusto o una mezcla de todas a la vez, lo que sé es que no dije nada, él se limitó a decir:

- Perdóname, se que han pasado varios años y que nos hemos visto como amigos últimamente pero ya no puedo, tengo que aceptar que te lastimé que te hice mucho daño, te lo hice a ti y a mi y de muchas maneras. Todo este tiempo he querido encontrar alguien como tú y ni siquiera se parecen ni otros labios y ni otras manos han calmado este sentimiento… sólo te pido que me perdones, aun te amo y no pido que regresemos porque sé que no me lo merezco, pero podrías perdonarme, podrías quitarme este pesar… cuando la soledad me invade recuerdo tu rostro con una sola lágrima diciéndome que sería la única vez que te vería llorar por mi y así fue… -

Yo recordé ese momento de noche cuando estábamos juntos en su casa, hacía frío como hoy y la seguridad entera cabía en su cama, cabía en mis brazos y cabía entre las sabanas, miedo no había y sólo sentía una necesidad de su calor, su presencia lo era todo, a su lado todo estaba bien, en verdad no podía pedirle  más a la vida de lo que no cupiera en nuestras manos; hasta que de pronto como amanecer anunciando su llegada, alguien llamó de madrugada, tal vez por eso me da miedo contestar el teléfono a esas horas, tal vez porque sólo son malas noticias y así fue, me dijeron que sí creía que en verdad el sujeto junto a mi era amor de un solo amor, me dijeron los espacios que ocupaba cuando no estaba conmigo, me dijeron que nombre buscar en su celular y que mensajes leer, me dijeron que tarjetas crédito usaba para que ocasiones y que mancuernillas eran sus favoritas. No sólo marcaron para engendrar la duda, llamaron para engendrarla, crecerla y justificarla; mataron todo de golpe, me mataron a mi por un tiempo, lo mataron a él para siempre, nos mataron a ambos, busque los mensajes en su celular y resultaron ciertos, las mancuernillas ni que decir, la vez que extravié una casi pierde los estribos, según él porque son las de la suerte, sus ausencias nunca las cuestione porque quien ama hasta a ciegas puede encontrar el bien amado y caminar sin titubear, pero resultó que un ciego, ciego siempre será.

Al día siguiente le mostré los mensajes, no tuvo el valor para negarlo y se lo agradecí porque le hubiera creído una y otra vez todo lo que hubiera querido decirme. Frente a él lloré una lágrima, lo único que alcance antes de salir y cerrar la puerta fue GRACIAS, no sé si fue un gracias por lo bueno, no sé si fue por romperme el corazón, por matarme de tajo, por haberme desengañado, tal vez fue un gracias estoico porque de mi jamás un reclamo, con tan sólo cerrar la puerta lloré lo que tenía dentro y lo que no también, lloré lo que dejaba del otro lado de la puerta, lloré cada palabra, cada hueco, cada olor, cada textura, le lloré para olvidarlo y lloré para olvidar que el amor vale la pena, porque cada pena la sufre cada quien a su modo, yo lo dejé y lo dejé para siempre.

En el desayuno de hoy sólo le dije – no te preocupes, ya todo está en el pasado- ordenamos y desayunamos con la misma cordialidad que lo hacen dos extraños, sin sentimientos que compartir, sin historia entre los dos y con la única similitud de disfrutar un buen desayuno.

Si te cuento estás palabras es porque hoy creo en tú calor y como bien dicen el cariño no se gasta y mi esperanza de que me pase lo bueno tampoco.

Para Verónica M. y Karla P, vividoras de historias

domingo, diciembre 04, 2011

Perdiendo un Año... Ganando Otra Oportunidad

Estoy como cada año, haciendo el recuento de los días, de los momentos, de los sentimientos, los disgustos, las alegrías, las decepciones, los errores, los aciertos…
¿Qué me llevo de mis 26?
Aprendí que el mundo cada vez tienes más desfalcos, que las noticias diarias enferman el ánimo y que la diferencia la hago yo todos los días y que a pesar que hice muchas cosas mal, tuve oportunidad de corregirlas.
Confieso que uno de mis miedos era convertirme en una de esas personas con cara de cansancio y decepción que viajan en el transporte público todos los días, me daba miedo verme como ellos, con esas caras que no albergan ni la sombra de un sueño
Dios, gracias por dejarme ver cada uno de esos detalles que dieron color a mis días, como el “te quiero” de mi madre, mi mascota dormida junto a mi, cualquier ataque de risa con mis amigos, un atardecer y sus colores. Porque hubo días duros donde quería que todo se apagara y en mi ceguera no pude ver el amanecer naranja con lila, hubo días que me perdí una luna como regalo, pero este año afiance la perspectiva, la amplié y no la perdí, fue el año de trazar rutas y fijarme metas.
También sentí que me alejaba de mi camino, sentí que no avanzaba, que el tiempo se me iba de las manos y que estaba decepcionando a muchas personas que confiaban en mi, la verdad me volví menos solvente de lo que ya era y hoy en día lo sigo siendo, pero….
Me acorde de un tiempo en mi vida, en el que estaba vacío, no tenía ni rumbo, ni fin y tampoco inicio, no tenía ruta, ni ánimo, me sentía tan sólo, tan insuficiente y tan muerto por dentro, los únicos colores que había en mi eran los obscuros, es duro aceptarlo, caminaba mucho porque sabía que sabía que algún lugar tenía que llegar pero no sabía a donde… salí adelante. En suma este año, por las muchas carencias que tuve en el pasado, me doy cuenta de cada uno de los colores que hay en mí al día de hoy, por muy mal que estén las cosas se quién soy y qué tengo por dentro, sé que me falta mucho por descubrir, mucho por perder y mucho por crecer, pero pase lo que pase tengo más colores de los que alguna vez pensé que podría tener. 
Este año pude conciliar el pasado con el presente para un mejor futuro…
Los pequeños logros son mis victorias más grandes, este año pude tocar la punta de mis pies sin doblar mis rodillas, bendita constancia y bendita paciencia de una maestra de yoga, gane nuevos amigos en menos tiempo con tan sólo abrir más mi mundo, aprendí a decir quién soy sin temor al rechazo; por primera vez puedo decir abiertamente y con toda seguridad que tengo una linda sonrisa, esto es gracioso porque a pesar de que mucha gente me la admiraba yo no lo creía tal vez por falta de seguridad, pero hoy después de 26 años puedo decir que tengo una sonrisa hermosa, también puedo distinguir cada uno de mis colores y aceptar que soy más imperfecto de lo que me gustaría, puedo decir que aún me falta soltar rencores y perdonar a quien debe ser perdonado y no por ellos, sino porque cargo cosas que deben liberarse. Acepto que la familia me hizo mucha falta este año y que al ver una familia completa pasear por algún parque me despierta la melancolía, es algo que tal vez no tenga solución pero reconocer las cosas es algo que no hacemos todos los días.
En estos 26 años, puedo decir que no soy perfecto, que guardo aun rencor, que no estoy en donde me veía a los 18 y para ser sincero estoy más lejos de lo me gustaría, pero de esto se trata esto de estar vivos, es un reto diario, hacer suma de lo bueno y lo malo y ser felices en medio de tanta incongruencia a nuestro alrededor sin perder el objetivo, el ser mensaje y no ejemplo.
A los 26 años y tanto que agradecer, tanto por ambicionar, tanto por cumplir, tanto para dar…
Doy gracias a los amigos de toda la vida, los que me conocen y los que me han acompañado en cada locura y cada berrinche, porque los amigos tal vez no estén cuando más los necesites, pero sabes que puedes acudir a ellos un día después, su amor no es perfecto pero ¿qué corazón lo es? Son humanos con compromisos y problemas que compartimos cuando juntamos, que nos escuchamos y que juntos nos mofamos de lo estúpido de la situación. Doy gracias por verlos crecer en todos los ámbitos y por su amor incondicional a pesar de mis locuras. También este año conocí personas maravillosas a las que adopte como amigos desde el mismo momento en que me saludaron, a ellos un agradecimiento por el compromiso de ser amigos de hoy para delante, como dirían por ahí “no saben que alacrancito se acaban de echar”, porque esta familia es la que yo he formado.
Doy gracias por la familia imperfecta, fracturada, lejana, la familia que carga rencores y pesares, pero que está ahí para mí, con su cariño incondicional y los que me crecieron, son ellos los que me dieron la opción de darme por vencido o avanzar.
Porque todo lo que soy es el reflejo de cariños y vivencias ajenas, ¿qué haría sin cada historia que ha tocado mi vida y le han dado más tonalidades mi mundo?
Soltar lo que tuyo no es.
Aceptarnos y amarnos como somos.
No darse por vencido.
Conciliar el pasado.
Saber quién eres, sólo tú, sin accesorios.
Quien te quiere lo hace por lo que eres no por lo quiere que seas.
A mis 27 años no puedo saber si llegaré lo que si sé es que no me cansaré de intentarlo.

domingo, noviembre 06, 2011

El Consuelo de Platicar con un Extraño


Era un chico tan sencillo, ¡uy! Si lo hubieras visto… seguro que algo le escribías; dinero nunca le faltó y no porque naciera con el, sino porque chambeador siempre fue, tenía 4 funerarias y empezó de chalan en una, pero sí le costó, no te creas; al final yo estaba orgulloso de él, me compraba de todo y me hacía feliz no porque me consintiera, sino porque la vida lo trataba bien.

En la cartera cargaba siempre dinero, cuando estábamos en algún restaurante caro y pasaba una indita vendiendo chicles o una viejita pidiendo limosna, él las invitaba a comer y pedía servicio para ellas y los capitanes se tragaban su pena con los demás comensales porque cliente bueno si que era; con decirte que una vez llevo a comprar zapatos a una que no llevaba y la subió en su coche del año y con asientos de piel, ¿tú lo harías? ¿No verdad?, yo tampoco, pero él sí y sin pesarle y sin dudarlo, yo creo que por eso la vida le daba y le daba.

Su problema era que le gustaban los amores de todo tipo, los fijos, los de paso, los prohibidos, los que aburren, los buenos y hasta los que no conviene y a todos esos amores los trataba de maravilla, aunque muchas veces se le amontonaban y de ahí los problemas, que se le va a hacer, uno tiene sus debilidades, unos el alcohol, drogas, mal carácter… él sólo los amores.

Amigos le sobran porque cuando uno necesitaba algo, él lo apoyaba, lo escuchaba, sus hermanos, sus conocidos, sus clientes, sus amores, nadie que estaba cerca de él algo le faltaba, calladamente algo no cobraba, trabajo ofrecía, recomendaciones regalaba, opiniones daba y abrazos no negaba. 

No entiendo como alguien con tanta fuerza, no se quebraba, la pasó mal muchas veces y seguía siendo lo suficiente humano para escuchar, para abrazar y para ayudar calladamente a quien se lo pedía y a quien no también; groserías sí que decía, uy… a mentadas de madre quería arreglar cada injusticia, de pendejo no bajó al secretario de economía, la puta más grande no fue quien le rompió el corazón dos veces, ¡no!, puta para él era la democracia que se burlaba de la gente que trabaja, que limosna daba a los que esperanza ya no tenía y voto seguro iban a dar… ¡Ah! que muchacho este, no sabes cómo lo extraño…

Francisco Mata
Misterios
¿Tú crees en Dios? Yo dejé de creer en él cuando me quitó la felicidad que crecí, que maduré y que él me daba y no sólo a mí, sino a su madre, su entorno, a los que lo querían y a los que ni lo conocían. Una vez cobró 5 mil pesos por un funeral digno de cualquier católico, teniendo que financiar el 90 %  de los gastos sólo porque a esa pobre mujer, su hijo que con tal de ser gringo se inscribió en el ejército y fue a morir quien sabe en qué parte de Irak; la hija se le fue con un Colombiano y no dio ni las gracias; la señora y su difunto juntaban latas y periódico, reparaban lo que iban pudiendo y limosna jamás aceptaron porque manos y ganas nunca les faltaron, total, en su mesa la comida les costaba su sudor, pero el señor se canso de esperar noticias de la hija y se cansó de llorar al hijo, decía que no era de dios llorarle a los hijos, que lo normal era que uno lo hiciera por sus padres, pero ¿Qué dios permite eso?, yo me preguntaba eso después de que mi hijo consoló a la señora que se quedó sin esposo, ni hijo, ni hija… Nadie se enteró de semejante detalle, sólo yo que andaba de metiche donde no me llamaban y cuando le dije que ¿Por qué gastaba tanto en alguien que ni de su familia era? Él sólo me contesto dos cosas, que no me metiera y que esperaba que si él no estuviera en este mundo alguien nos consolara y que nos ayudara de cualquier manera ya fuera de manera callada o con algún abrazo pero solos no nos quería ver, "uno nunca sabe decía".

Dios sabe porque hace las cosas, yo no y aun no lo entiendo pero consuelo no me ha faltado hijo…

Francisco Mata
Sin Título
Yo escuchaba atento la historia de este señor como de 65 años mientras esperábamos consulta con el doctor, su padecimiento no lo supe, sólo supe que su hijo a los 42 años fue baleado por quitarle su cartera, no se llevaron ni su coche ni su reloj ni nada más, quién lo mató no sabía que tenía más y que tal vez secuestrarlo era mejor. Quién lo mató sólo decidió que muerto le sería más fácil quitarle los billetes que traía. También supe que la señora sin ilusiones, la del funeral financiado, fue quien se encargó de todos los detalles, fue quien recogió el cabello de mi señora mientras vomitaba de rodillas sobre la zona del accidente, fue quien llevó el café a todos los rosarios, fue ella que quien cocinó durante un mes y medio y quien escuchó las peores maldiciones contra todos los dioses y fue ella quien llevó el amor de los mismos dioses a la casa del señor y su mujer de nuevo y el señor continuo...

Ay hijo, en verdad la vida es corta, no sabes cómo extraño platicar con mi hijo como lo hago ahora contigo, daría todo por poder abrazarlo una vez más, pero la vida es así, no se entiende y se va viviendo de a poco, día a día, así que tú no te quedes con ganas de nada, sea cual sea tú naturaleza vívela, no importa si uno es malo o bueno, habrá alguien que te ame, de eso estoy seguro, pero no sabes que bonito es recordar a mi muchacho, lleno de orgullo y poderte decir sus tantas cosas buenas y sus tantas malas, así somos los humanos llenos de tanta cosa ¿a poco no?

Imagínate, el padre al que le grité que su religión no me servía y no me daba consuelo, me dijo con paciencia, y digo con paciencia porque si yo hubiera sido él, me hubiera mentado la madre, con tu perdón hijo, no soy de malas palabras, pero es lo que hubiera hecho. Hubieras visto como le reclamaba, como si él me lo hubiera matado, pero el señor este con no sé cuantas respiraciones me dijo “dios tiene maneras misteriosas de obrar” me dieron ganas de mandarlo derechito a la casa de su señor, pero lo escuché y regresé al siguiente domingo llorando y pidiéndole perdón a él y a su Dios, porque soñé a mi hijo tres días después diciéndome que él bien estaba y que si yo seguía aguantándome las ganas de llorar y de gritar iba a dejar sola a su mamá y pues la pobre ya no me aguantaría otro golpe así; lo vi guapote, seguro y tan tranquilo como si me hubiera visto un día antes. Despertando que me pongo mis pantuflas y que me voy al parque de aquí atrás, el que tiene muchos arbolitos a llorar a las 6 de la mañana, semejante ridículo me sentía aunque ni un alma había allí… Ahí en mitad de la oscuridad y el frío lo solté, dejé de culpar a todo aquel a quien había culpado, a Dios, a mi por no haber estado con él ese día en su auto, al padre con cara de mustio, hasta los policías que dijeron que fue un ajuste de cuentas, porque ahora todo lo que no resuelven de seguro es un ajuste de cuentas y hasta la casa nos revisaron, ya ni eso me quita la tranquilidad al día de hoy… Por eso hijo, cuídate mucho y vive, haz felices a todos si quieres y si no quieres no importa, se tú, porque al día de hoy uno ya no sabe.

Mi turno llegó con el doctor, al salir me despedí con abrazo de aquel señor, la nariz se me puso roja, indicio de que seguro voy a llorar, le dije que lo entiendo, que el dolor que tenemos los que perdimos a alguien se comparte y sabemos que las palabras ajenas no curan, pero si la empatía de no vernos con lastima, es cuestión de verse y recordar que uno también es sobreviviente de muchos dolores.

Salí del consultorio y me dije


"ES DE VALIENTES SOBREVIVIR EN MEDIDE TANTO 


DESFALCO, PERO ES DE HUMANOS 


SEGUIR QUERIENDO LO BUENO"


Pedro Meyer
Todos somos Águilas
 
Yo al día de hoy creo sigo creyendo en lo bueno y que todo va a estar mejor.

miércoles, noviembre 02, 2011

El Consuelo de una Tradición…

Efraín N. M.
Siguiendo la tradición de los ausentes, los que partieron antes que nosotros, los que no nos esperaron, los que cumplieron su ciclo en esta tierra, los que nos enseñaron, los que regresan a ratos y en sueños; para ellos los colores, el día en especifico de Noviembre, los sabores y las velas, para ellos alguna canción y un poco de tequila, para ellos el pan con azúcar y sus fotos, las mejores, las que están a la mano, la que siempre llevamos con nosotros; para ellos el lugar reservado para sentirlos cerca…

Celebramos con un altar, con un rinconcito a los que nos hacen falta y a los que extrañamos, celebramos a los que nada nos deben y a los que mandamos mensajes de una u otra forma.

Pero tengo una duda:

¿Quién celebra a los 50,000 ausentes que se ha llevado la violencia en nuestro país?

A ellos una vela, una oración, una disculpa, una añoranza.

Son 50,000 ausentes buenos unos y otros malos, son 50,000 nombres con algún recuerdo en la memoria de los que se quedaron sin ellos, son 50,000 ausentes que cargamos en la espalda debido a la poca justicia de un país incapaz de poner solución a los conflictos y que al parecer fomentamos con corrupción, mentiras indiferencia y el maldito silencio.
Graciela Iturbide
"Muerte en el Cementerio" o "Mr. Death"

Un silencio que calla y omite, un silencio que ignora, un silencio que observa las noticias de la mañana con indiferencia…

Somos capaces de celebrar el dolor propio pero...
¿el dolor ajeno?
¿Qué lo celebre quien lo sufre?

Son 50,000 ausentes según cifras oficiales pero ¿cuántos desaparecidos sin lugar, sin nombre ni epitafio? 

Son las víctimas de un país sin ley y que se cobija en el consuelo de dar gracias de que no nos ha tocado a nosotros.

¿Deberíamos de dar las gracias por no ser nosotros?

¿Y quién celebra a esas 50,000 personas?

Hoy en los hombros cargo mi silencio y mi omisión, hoy celebro a mis muertos y me culpo por mi falta de tradición, hoy celebro a mi abuela regia de corazón y su música norteña, hoy celebro a mi hermano el que toma el sol a todas horas y doy gracias porque frío no ha de pasar.

Hoy celebro a los ausentes y me aferro sus voces al corazón y me clavo sus abrazos para toda la vida… porque hoy si vinieron…

A los cincuenta mil y dos muertos.  

martes, noviembre 01, 2011

El Consuelo de una Caricia



Benditos los que pueden entregar el cuerpo como si fuera prestado, benditos los cuerpos que tocamos y los que repasamos, bendita cada curva y cada pliegue, bendito el reto de la ropa entre los dedos jugando a desnudarse…
Bendito el sabor ajeno en los labios y benditos los que se entregan como si nada fuera suyo y todo poseyeran.
Envidio a esos que todo regalan y todo tocan, envidio a los que se dejan seducir como si fuera la primera vez, como si fuera la última, como si el tiempo se les acabara y como si el tiempo no les importara.

Benditos los que seducen con su entrega y bendito el cuerpo como lienzo de emociones, colores y sabores, benditas las texturas que recorremos y las que anhelamos recorrer también; bendito el calor ajeno.
Flor Garduño
Bendito el cuerpo del otro en la cama de uno jugando a ser dueños del instante y dueños el uno del otro; poseer por el simple hecho de no querer estar solos, ser sólo caricia única y tal vez la última.
Pretender que benditos somos en el sueño de querer quedarse con el cuerpo del otro toda la vida sin aburrimiento ni tedio, sin frío que falte y calor que sobre, sólo el calor, el bendito calor.

viernes, septiembre 16, 2011

lunes, septiembre 05, 2011

...Vino Por Mi

Consuelo para un INCENDIO

¿Qué me deja sin palabras…?

Cinco muertos tras balacera en Torreón, matan a cinco hombres en Tlanepantla, ONU condena asesinato a periodista en DF, cae hombre con 250 kg de cocaína en Chiapas, embarazada transporta cocaína en el estómago, avionazo en Chile, Katia y sus rezagos, Libia fracasó en negociación para rendición de ciudad Bani Walid …
Raghu Rai

¿Qué me estremece…?

Esas son sólo unas cuantas noticias del mundo HOY, las escogí al azar y esto reafirma uno de mis medios más grandes, la MALDAD HUMANA y sus múltiples expresiones, al parecer es más probable morir en manos de un humano que en un desastre natural o el simple azar de un error.



¿Qué me da miedo?

Miedo para mí son las noticias matutinas, un simple vistazo a la primera plana de cualquier vocero, miedo es escuchar sólo de muertos y persecuciones, muertos y guerras por territorios, ideas, creencias, muertos por accidentes, muertos porque sí. MUERTE, palabra que usamos como decir “HOLA”, miedo es que las conversaciones diarias la tengan en alguna de sus oraciones. Miedo es no temerle a esa palabra y ser indiferentes ante tanto espanto.

Si algo me contagio este sentimiento fue la obra teatral INCENDIO, escrita por el autor franco-canadiense-libanés Wajdi Mouawad,  donde termine llorando como no había hecho desde hace mucho, donde termine con una idea como regalo, romper con los ciclos de odios y romper con lo que ata nuestro pasado, no ser mensajeros de la desesperanza y no permitir que lo que aterra supere nuestra capacidad de encontrar, apreciar y disfrutar lo bueno, lo que vale la pena ser contado, lo que nos pone una sonrisa, lo que nos hace tararear una canción, no dejémos de contar lo que desata un buen recuerdo, ver el mar y acordarnos de un buen amor, el amor de toda la vida y el que viene a calmar el oceano que choca en nuestra mente, no dejarnos llevar por la inercia de un mundo donde es más fácil saber de perdidas y no de consuelos.

INCENDIO, te trasporta a el Líbano de la guerra interminable, donde el olvido hace del dolor algo ajeno y la indiferencia aparece engañosamente como única salida, INCENDIO invita a romper con el silencio que ahoga como cuchillo atravesado en la garganta y también nos recuerda que el pasar saliva también puede ser doloroso pero es algo que debemos de hacer… Incendio es vivir en medio de tanta tristeza sin dejarnos arrastrar por la zozobra y ser la diferencia, porque aunque el mundo se hunda uno por inercia siempre nada hacia arriba.  
   
¿Qué mueve a Karina Gidi a hacernos vibrar con cada lágrima que derrama, con cada palabra dicha y con cada expresión? Increíble su trabajo e increíble que al escribir esto la piel se me sigue erizando, ¿Qué hace  que Karina Gidi, nos lleve por el dolor y la felicidad de Nawal Marwal? Indiscutible su talento que al hablar los demás se quiebran.


El talento en escena es incuestionable, la escenografía logra mucho con tan poco, esta obra se vale de un gran reparto, de una excelente historia y con sólo eso puedes sentir, sucumbir y volver a creer que lo bueno existe y que lo bueno “… viene por mí”


Raghu Rai
Un espacio de paz en medio de la inmensidad...
El no saber de noticias no me hace impermeable a las desgracia, el no saber de noticias no me hace ignorante o un irresponsable social… pero hoy, decido verlas, leérlas, buscarlas porque en un mundo que se incendia, que se cae a pedazos, que se inunda, que vuela en cachitos, que masacra, que dispara… he decidido saber para valorar más lo que hago y la libertad con la que me muevo, he decidido saber no para contar las penas sino para contagiar el ánimo de que hay algo bueno y si penas sobran las alegrías nunca faltan, quiero contar que vale la pena luchar por lo bueno, por cada desgracia hay que contar una dicha y para cada castigo un remedio, no tenemos porque repetir la miseria que vemos ¿siempre uno más uno siempre serán dos?

El odio genera odio, hay que romper con ese ciclo, ya no tiene que ser así… no más.

Las ideas sobreviven si hay alguien para defenderlas.

miércoles, agosto 31, 2011

El Consuelos de un Sueño...

Se despertó con un sabor ajeno en los labios, se despertó no queriendo despertar, eran las 7 de la noche y cuando me contó el sueño le creí todo, le creí que no fue un sueño y le creí que a veces en sueños se vive.

Dice que no recuerda mucho, pero con lo poco que me contó le bastó para ser feliz.

Me describió cada detalle, me hizo espectador, me hizo sentir allí, la seguí palabra a palabra; vi el piso de madera, era como estar en su departamento pero más amplio, había aun luz de dìa, las ventas dejaban ver un poco de esa luz indicando que un idilio está por apagarse. Se platicaban de todo, ella lo abrazo fuerte y antes de cerrar los ojos en su cuello vio la mesa de madera y vidrio con el mantel amarillo, le dijo que ya lo extraña mucho y mucho antes de perderlo, él la sujeto de la cintura con miedo a que se lastimaran de nuevo, como antes, como siempre y desde que se conocieron. Él no tenía tiempo para reprochar pero si para evocar la única vez que la tuvo, extrañó abrazarla así pero no por morbo sino por lo que lo hacía sentir. Ella formulo toda la conversación en su sueño, en su imaginación de ese momento y no en la realidad donde creía que él era el olvido y su nombre la ausencia y la incertidumbre de no saberlo ni siquiera cerca.

Él llevaba una camisa a cuadros, no recuerda si era azul con blanco o azul con gris con un blazer, lo veía joven y guapo como lo supo desde la primera vez que se cruzaron y a pesar de la corta edad de ella, sabía que algo le iba a robar ese personaje de noche de Día de Muertos hace ya 12 años.

Me lo cuenta y sonríe como si le estuviera coqueteando al recuerdo.

Tomó las llaves y mientras buscaba algo más entre los cuartos, ella hojeo una revista donde aparecen parejas “Bien” en lugares “Bien” y sin una preocupación en el rostro, ella creía que eso era una mentira, una conocida estaba en las fotos, ahí, en las playas de Acapulco luciendo feliz con el señor que le paga el 95% de lo que ella gasta y bien sabe que si lo ama es porque le deja el 5% para no sentirse mantenida o atada a él. Pero acepta que la envidia la corroe por no ser ella y él, los que estuvieron en esa playa, él hombre de lentes y sonrisa de niño a pesar de sus años y sin fotos que constaten su recuerdo. Cerro la revista, él la beso y salieron con rumbo a quien sabe dónde, eso no lo recuerda, sólo recuerda saber que iba con él para siempre, sabía que no lo soltaría y él no quería ser puesto en libertad.

Por primera vez ella dejó de ser la protagonista, él le dijo
-          - ¿Cuéntame qué has hecho?
-       - No, mejor cuéntame de ti, tiempo habrá para hablar de mi, pero a ti casi no te reconozco y muerto te creía.

Bajaron las escaleras, ella se acomodo la bufanda y él se la desacomodo, subieron al auto y se fueron…

Ella despertó con un sabor ajeno en los labios pero conocido, despertó con el vacio de la realidad y con la conformidad de haberlo tocado en sueños.

De él no sabía nada pero todo lo quiso saber y todo lo supo contándome un sueño, ¿dónde sino? En la misma magia de lo incierto. Se propuso encontrarlo aunque fuera sólo para saber que feliz ya era y sin ella.

Gracias a Alejandra Pantoja por soñar y a contar, eso sí, después de medio día porque antes la suerte castiga y anula el sueño... "uno nunca sabe"

Cine Recomendación

BEGINNERS
(Principiantes)

Actuan: Ewan McGregor, Christopher Plummer and Mélanie Laurent 

Director: Mike Mills

Escritor:Mike Mills

País: USA 

Año: 2010

Duración: 105 min.

Género: Drama, comedia

Trailer 

 

Porque cada tiene una historia que te frena o te motiva y si te gustan las películas que saliendo de la sala la sigues pensando está no te la puedes perder.

Oliver conoce a la impredecible Anna unos meses después de la muerte de su padre. Mientras, los recuerdos de su padre Hal —que, tras más de cuatro décadas de matrimonio, salió del closet a los 75 años— siguen aflorando. Ahora Oliver se esfuerza por amar a Anna con la valentía y el humor que él le enseñó.


martes, agosto 23, 2011

Aprendiendo a Perder


Al igual que ese día me levanté cansado ya que dormí mal, pero a diferencia de hace 4 años ya no veo noticias al salir de bañarme, ya no leo el periódico y si me entero de algo nuevo en este mundo es por los chismes que me cuentan y por lo que veo todos los días.


Sé que se aproxima una crisis, sé que hay revueltas en Europa, que el Euro está cayendo, que Obama se quiere reelegir, que el narco tiene tomado a mi país y que la pobreza se agudiza más y no es porque sepa de indicadores financieros sino porque lo veo todos los días, la sociedad está más ensimismada en los problemas de cada uno, raro suena cuando lo digo yo que traigo un mundo de negaciones en la cabeza o tal vez sea que la sociedad también lleva una perdida como la mía.


Hace 4 años lloré y desde hace cuatro tengo una ausencia como un hueco en el estomago, pero ¿sabes algo? Hoy me considero afortunado, me considero una persona feliz y una persona que a veces la deja escapar como arena entre las manos.


Hoy tengo el sueño como si no hubiera dormido desde hace mucho, pero hoy por primera vez no te voy a decir cuánto de extraño, te voy a contar de la vida sin ti…




Hoy doy gracias porque tengo un trabajo tal vez no bien pagado o tal vez no un trabajo que me haga orgulloso, pero en ello estoy.


Hoy tengo una meta de terminar lo que deje incompleto, tengo una familia que parece distante uno del otro, pero están ahí para escucharme cuando decido hablar, están ahí porque saben que los necesito y porque saben que estoy para ellos a pesar de mis modos.


Hoy te puedo decir que me siento enamorado y no sé si me corresponderán o si funcione si quiera, pero milagro es sentir después de que partiste, milagro es tener el corazón remendado a base de romper y juntar, hoy te puedo decir que sigo creyendo en el amor a pesar de tan pobre ejemplo a mi alrededor y te puedo decir que gracias a ti puedo ver que la tragedia no acaba con las ganas, sólo las frena y las pone a prueba.


Hoy siento mi cuerpo como es, no como quisiera que fuera o como fue cuando me reprochaba lo mal que lo veía, hoy mi cuerpo lo veo completo, sano, hermoso y a la vez imperfecto porque no me conformo. Hoy sé que estoy sano y siento mis dedos tocar el suelo, siento mis piernas al correr, siento mi piel al abrazar a los otros, me acepto y me amo tal cuál soy.


Hoy deje que la lluvia me tocara sin reproche, no huí de ella, no corrí ni apresuré el paso, sólo la sentí bajar por mi cabello, por mi frente, por mis ojos y por mi espalda, no maldije el tiempo y abrí los brazos, me reí, me abrace al momento y solté tu ausencia, me agradecí por cada momento hoy.


Hoy también vi la cuidad debajo de mi, pude ver de un lado el sol y del otro las más grises nubes como si una decisión tuviera que tomar y como buen indeciso que soy no hubiera podido elegir entre el sur soleado y el norte en penumbra, sólo sé que si hubiera podido me hubiera instalado un día del lado derecho a tomar el sol, ponerme unos pantalones de algodón y correr por algún parque; habría elegido un día en cama con las ventanas abiertas viendo lo nublado de la tarde y con ganas de no pararme y si lo hubiera hecho hubiera sido para preparar un café o un chocolate y acompañado de unas manos tibias… hoy tuve la oportunidad de fantasear.


Hoy, pude recordar que al mundo le sobran tragedias, enfermedades, rencores y pesares, gente de mal humor y mal intencionada, inclusive pude ver qué lejos estoy de ser un buen ser humano, pude pensar en que a veces me han abandonado las ganas y otras he insultado al cielo porque siento que soy débil, que las fuerzas me faltan y tan orgulloso para aceptar que necesito que me abracen fuerte y aunque intente alejarme necesito que no me suelten.


Hoy son 4 años desde que no estás… son 4 años de extrañarte y preguntarte que no tuvimos, que no te dimos y que no fuimos, pero en estos 4 años me has hecho más feliz, más consiente de cada momento, me has hecho querer más dentro de mi desesperación por llenar tu vacío, que también acepto que si no era dócil menos ahora, que me cuesta confiar en quien dice quererme y que me alejo de la gente que amo porque temo a perderla de un día para otro…


Hoy si te digo que te suelto no es porque vaya a olvidarte o porque vaya a dejar de pensar en ti, te lo digo porque ya no me pesa tu ausencia, ya no me duele el no verte porque he aprendido a llevarte a todos lados conmigo y por primera vez puedo decir que ya no estoy triste, pero si lloró e imploro tu presencia física no es porque esté mal o te necesite, lo hago y lo haré porque el mundo tiene sus formas de decirnos que algo está vivo y que sí hay un balance.


Fueron 4 años de cuestionamientos y pesares… porque quien ama sabe que de felicidades conquistadas se trata esto de estar vivos, es no perder de vista que si cosas malas sobran en un mundo que se incendia, seamos un cachito de paz, de tranquilidad, un pedacito de buena vibra para romper con ese ciclo.


Te suelto de mi dolor y te llevo como mi mejor amigo conmigo a todos lados, conmigo siempre y a disfrutar la vida.


Aflojo los puños y abro las manos... te suelto… 

Ahora los dos somos libres…
TE AMO
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viernes, agosto 05, 2011

La Eternidad mientras nos Dure...




Cuando lo vio, no imaginó la cercanía de los cuentos de hadas a la realidad, al mirarla no pensó que semejante hechizo fuera a causar tanto aprieto, pero cuando se vieron, sólo pensaron en sucederse.

Ella estaba en la espera de algo mejor que el transcurrir del tiempo en una fila a las tres de la mañana para sólo un pasaporte en el México de las realidades donde los tramites burocráticos no tardan menos de 6 horas, ella, que un día antes lo había notado solo como se perciben a las personas de semblante interesante y de matiz atractivo, no pensó en verlo otra vez; pero a la madrugada siguiente, haciendo el recuento del viaje que le deparaba el destino y que encerraba el encanto en el simple hecho de hacerla ambicionar otros cielos.
Fue así como se imaginó Madrid y a los ingratos que nos dominaron y se fueron como si nada nos hubieran robado; Barcelona y las Ramblas; París y sus amores tan contados; Brujas con el encanto de sus percherones dirigiendo carrozas en medio de un pueblo de cuento; Europa en el centro de su pecho… Ni por un momento pensó en limitarse la sal ni los gastos, no planeó ser recatada como buena católica mexicana, porque buena mexicana hasta el tuétano, pero buena católica sólo en alguna celebración que así lo exigiera; creyente de un Dios como el mejor de lo padres, siempre.
El viaje lo emprendería ella sola, porque depender de alguien no le era digno y menos para tejer su futuro, pero en la madrugada de la larga espera, volvió a toparse con el hombre de semblante interesante, las miradas se cruzaron más de una vez y más de una vez huyó de ellas. La mirada de ese hombre era penetrante y quisquillosa, coqueta y flagrante, fragrante y para siempre.
El juego de las miradas que ella recibía con un calor de muerte desde lo más bajo del estomago hasta las mejillas, la hacían sentir la mejor de las tontas en el intento de parecer la mejor de las inteligentes en medio de un cortejo más que excitante… anhelado. Él se armó de coraje y por casualidades de la fortuna más que encausada, escuchó el nombre de esa mujer como una promesa en alguna de las varias veces en que se lo pidieron para ser escuchada en las oficinas de gobierno porque en este país hay que repetirles lo que no les interesa escuchar. A él desde la primera vez que la oyó decirlo, se le grabó como una promesa y promesas fueron las que le regaló al llamarla por su nombre, para así entregarle en papel el conjunto de letras más preciso que hubiera visto jamás. No lo podía creer, ella que no le pedía nada a la vida que no tuviera ya, le ponía en las manos un nombre en forma de papel, un alguien y un teléfono, un hombre y el corazón como el mejor de los idiotas a brincar como ridículas mariposas dentro de una red, porque ridículo le parecía conocer a alguien de la nada y sentirse ya entregada a él.
Ahora el problema era pensar en la hora exacta para marcarle, porque para un corazón acelerado no hay hora fija y qué decir de una hora exacta. Al fin de media hora como una eternidad ella resolvió llamarle, dedujo que el remedio a semejante temblor en su estómago estaba en verlo y conocer así las mañas del hombre que la tenía tomada desde no sabía qué mariposa hasta qué segundo de sus pensamientos continuos en él. Quería saber qué clase de hombre podía ser, rezaba por que fuera un tonto con ganas de pasiones no consentidas y menos por ella, un engreído que presume una vida que a ella le parece falta de humildad, o mejor un pobre que de tanto sufrir lo único que podía sentir por él era lástima, pero sólo resolvió llamarle y así reparó para sus adentros una voz fuerte, una voz de hombre, una voz eterna, esa voz que disimulaba el nerviosismo mejor de lo que ella podía aparentar.

El encuentro se llevó a cabo ése mismo día, sin arreglos excesivos y detalles inútiles, la urgencia por verse era enorme, cerca de un centro comercial con un nombre un poco más sofisticado que el de sólo “luna”. Ella quería asimilar a las hadas, la vida, la magia o sólo el simple porvenir, toda generosidad hasta este punto era un exceso, le resultaba impensable dilucidar su suerte como si de ella dependiera enamorase y no de la máquina indescifrable que era su corazón.

Madrid y el Museo del Prado quedaron opacados con un sólo movimiento de esas manos, para  luego caer en el embrujo de que eran lo suficientemente grandes para cobijar sus sueños; la barba cerrada y abundante le daba el debido toque de caballero; el basto conocimiento de las artes cualquiera se lo podría envidiar. La plática se desarrolló tranquila mientras en ella no cabía tanto arrebato, y el destino por más que lo tratara de esquivar ya estaba escrito, pues sólo se aferraría de él, sólo de él, todo y él, siempre él. El encanto como maldición de sentir el abismo en sus entrañas fue cuando cayó en la cuenta de que no todo era sentarse y encontrar, también descubrió que semejante encanto o maldición también saldría de viaje a Madrid, el mismo día y a la misma hora. Ella estaba a punto de insultar a las hadas por tan perfecto regalo, ninguna princesa con zapatillas de cristal, con mil enanos, con el sueño eterno, pudo haber tenido mejor suerte que compartir el día, la hora y el destino hacia un viaje que ninguna de ellas pudo visualizar, porque si algo tienen los cuentos es la falta de deseos más allá de la felicidad eterna; pero aun así, a ella tanta perfección la aturdía ya que estaba acostumbrada a que todo bien trae consigo su debido mal y esta vez no podía ser la excepción, aunque en el fondo la esperanza bien guardada fue su asidero.

Esa noche no sólo descubrió coincidencias, también se aprendió de memoria el primer beso en la puerta de su casa, lo guardó cálido en el labio superior, húmedo en el labio inferior y el sabor en el fondo de su corazón ya domado; la sensación de ternura fue mayor que la pasión y fue así como se propuso aprenderse esa cara, esos labios y guardar las ganas para cuando la sinrazón dejara el prefijo sin.

El viaje llegó como llegan los aciertos, inesperado y preciso, siendo así partieron a su presente de ése entonces, llegaron a Madrid, compartieron la Puerta de Alcalá como punto de partida y la cercanía con la Cibeles, imponente y más bella que ninguna otra, caminaron por la Puerta del Sol y bajo sus edificios bebieron el primer jerez para ella, vigilados por el Tío Pepe; La Gran Vía fue testigo de cuánto se juraron y un mariachi en medio de tanto Madrid fue su juez, cada detalle de esa ciudad olía a historia, él le enseño a beber vino, compartieron tortilla española y el jamón serrano al mismo tiempo en que le creía todo como una verdad irrefutable, probaron las porras y el chocolate, el Palacio Real bendito por la virgen de Almudena y la Ópera como el sosiego de ese hombre imperturbable que la tomaba de la mano a su antojo, sabiéndose dueño de todos los deseos de ella. España le parecía chica para semejante amor y el amor no se salvó de la promesa que acompaña cualquier para siempre.

Les pasó Madrid con la única certeza de tenerse el uno al otro y llegaron a Barcelona con la misma certeza de no soltarse. El Parque Güel fue el compromiso que él formuló en medio de formas barrocas y estalactitas creadas por un arquitecto con un sueño de cielo a través del monte Carmel; siendo ese lugar el dueño de aquel momento, dueño de él y sus prisas, dueño de ella y sus idilios, dueño del juramento de no perderla y si el destino lo hacía voltear a otro lugar que no fuera ella, él haría de su destino buscarla hasta dar con ese pedazo de cielo hecho para él. A pesar de que poco aun se conocían, les bastaba el compromiso que Gaudí inspiró, el compromiso que en las Ramblas caminaron y el mismo compromiso al cual ella llegó tarde un medio día imperdonable de febrero…

Él en la mañana tenía un compromiso de trabajo en el Gran Teatro Liceu, ¿dónde sino? ese lugar que le arrebataba suspiros y que ella entendió que en el corazón de él había espacio para ella y Maria Callas, ella y Montserrat Caballé, ella y la Traviata, ella y Bellas Artes, el MET y tanta ópera y recinto se le ocurriera a la vida ponerle como el mejor de los rivales.
Esa mañana  conoció el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona y estuvo donde los romanos y su ciudad de Barcino, recorrió la Plaza del Rey, los lugares fueron tantos en tan sólo 5 horas que de tanto recorrer, el reloj no la esperó y él tampoco. Él que tenía otra pasión, regresaba de España a México como quien vuelve de la guerra para estarse en paz al día siguiente, no la esperó. Desapareció ese día y fue ese mismo día cuando a ella le apareció una pena de perro paleado, a ella que se lleno de idilios de la noche a la mañana le pareció increíble sentir semejante pena, pues no concebía cómo alguien que apareció como espejismo en la mañana se fuera como el espejismo que era. Lo buscó en su hotel seis veces, desesperando a la recepcionista las mismas seis veces que dejó las notas más tristes y necesitadas de auxilio. Se posó enfrente de la ópera, esperando verlo salir y abrirle los brazos a ese torso tan perfecto, tan ancho, tan suyo; pero no salió, no contestó los recados y tampoco regresó a su hotel; ella se hizo al ánimo de recorrer la simple Barcelona y a la vez tan bella, la vacía y la exquisita ciudad llena de Gaudí y sus locuras tan perfectas que de tanto verlas enloqueció también.

Llegó a su hostal pasadas las 10 de la noche y fue allí, justo allí donde se dio al ánimo de no creer jamás en el destino y sus aciertos equívocos, porque las mismas seis veces que ella fue al hotel del hombre más ingrato, él fue cinco al hostal de su ausencia. Ella que se cruzó con él en la fila para el pasaporte, se cruzó con él más de una por Barcelona y Numancia, el parque industrial, la Sagrada Familia y cuanto lugar había entre el hostal y el hotel. Se durmió con la desazón entre los ojos y un vacío más grande que su misma entereza, se durmió con ganas de estar en su casa y sólo ver a su perra, hablar con quien la conocía y llorar con quien la entendía, para no despertar en Barcelona con la obligación de recorrerla y mucho menos de ver París, la ciudad del amor que para ella sería la ciudad de los ausentes.

En medio de esa madrugada soñó que él la despertaba, soñó que estaba en su habitación pidiéndole que lo acompañara a cenar, que quería ver junto con ella la Barcelona dormida, la Barcelona quieta y la que se ve desde arriba, iluminada y tibia a pesar de los cinco grados de la madrugada. Ella que fue con él a donde le pidió que fuera, comió lo que le pidió que comiera, que se dejó abrazar cuando a él se le antojó; se volvió a dormir pidiendo que todo fuera real. El amanecer la tomó con ese sueño como una realidad y partió al resto de su viaje, no supo jamás de él y de sus promesas, no supo más que de París para curarse y llorar en el último piso de la torre Eiffel.

Regresó a su país con el dolor tomándole desde el intestino hasta la frente, tanto viaje no le curó la herida y ésta de tanto dolerle se acostumbró a ella, se acostumbró a cargarla día a día, a acariciar el recuerdo del hombre que le prestó unos brazos en los cuales se acomodó para siempre. Del hombre aquél, que sólo aparecía en medio de alguna ópera, no volvió a saber ni siquiera si fue de verdad, lo único real fue que no cuestionó su recuerdo por más que se preguntaba cómo pudo entregarse hasta perderse en quien le regaló un cuento de hadas infinito, infinito mientras duró. La magia no se la regaló ni él ni nadie, esa magia le costó muchas sonrisas, miles de abrazos dados y no dados, centenares de lágrimas y más de tres mañanas grises sin ganas de levantarse, pero nada más, ese hombre de cuentos que se apasionaba con su cuerpo, que amaba la música más que a él mismo, no valía ni un segundo más de su invaluable tiempo.

Aprendió que no hay para siempre eterno y tampoco eternidad sin ganas de vivirla, la meta no es la felicidad, la meta es cómo ser feliz en medio de tanta tristeza y así lo hizo mientras le duraron, le duran y le duren sus eternidades.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...