domingo, septiembre 09, 2012

Corto y preciso como estos tres meses.


¿Cómo te voy a odiar? Si lo único que hiciste fue hacerme feliz tal vez sin querer y eso fue lo mejor, me enamoraste siendo tú, la persona con problemas, con locuras y miedos, la que nunca dio de menos ni dijo demás. Fuiste tú quien dijo que tuviera cuidado con tu manera de ser, que al pendiente no estarías y que la sequedad era tu estilo. Yo me arriesgué pensando que el amor dobla las barreras y así decidí ir quitando una a una las mías como si peligro no corriera porque todos los peligros los quería correr, quería ver diciembre contigo y regalarte la promesa de un nuevo año junto a ti, quería regalarte en tu cumpleaños el mejor los días, porque quien es capaz de hacerme sentir pleno es alguien que se merece todo de todo lo bueno y lo mejor de mí. Pero hay cosas pasajeras y hasta el amor que creímos más duradero termina y no es culpa de nadie y ni de las circunstancias… sólo son cosas que pasan.
Y es inevitable no sentirte vacio, pero sólo por un tiempo.
Desde los Tejados de Teherán
Pietro Masturzo

viernes, agosto 03, 2012

Para Cuando Despiertes...


Se paró de la cama, abrió la ventana, todo parecía en silencio, no tenía noción del sol o la luna, se vistió con lo que traía puesto un día anterior y estaba listo para abandonarla, bueno, sino listo por lo menos decidido a dejarla ahí dormida, sin ganas de pronunciar palabra, porque si hablaba intentaría no llorar, así que todo lo que tenía que decir se lo escribió con las comas más precisas y la letra más limpia según él.
Manuel Álvarez Bravo

La carta tenía tres dobleces, en el primero estaba escrito con letra firme “Para cuando despiertes…” y la carta decía lo siguiente:

Me gustaría decir que la culpa fue tuya, me gustaría cambiar cada una de las palabras que te dije por groserías y me hubiera gustado tener un pretexto de amor intenso para dejarte, tal vez una infidelidad, una mentira, un escándalo, un error; pero lamentablemente no es así, solo sé que me quedé en el intento de despertar en ti algo más que pasión, algo más que ternura, algo más que la certeza de que soy un buen tipo; en realidad soy un buen tipo, con mucha pasión y más que tierno, soy intenso y cada vez que te tocaba sentía el cielo, cada vez que te hablaba lo hacía desde adentro, cada vez que te decía te quiero lo hacía sin la más mínima intención de esperar que tú me respondieras; pero el amor de uno no basta para los dos y yo necesito ser querido de alguna manera, tal vez no con tus palabras, pero si con tus ganas, con tu intención de verme... con una sola y maldita intensión, pero pareciera que estás muerta, que alguien mato lo que tenías dentro o me temo lo peor, que naciste sin esos 21 gramos que dicen ser el alma, o sea que tú eres más ligera que el común de los normales y te lo escribe mi orgullo herido. 

Uno de tanto dar corre el peligro de quedarse vacío y peor aún, corre el riesgo de no ser querido igual o por lo menos de manera similar, sé que me quisiste a tú manera y por eso no es tú culpa y repito, la culpa fue mía por que desde un principio noté tus manos frías, tus modos distantes y que tú sí podías vivir sin mí y lo noté cuando sabía que yo ya no podía vivir igual sin ti.
Hotel "La Sirena"
Yolanda Andrade

Tu manera de querer no se adapta a mis necesidades y si hoy me voy no te dejó a ti, abandono mis ganas y mis sueños de que esto funcionara, dejo a alguien que ni yo me conocía y de nuevo no eres tú, me dejo a mí que por primera vez, después de mucho tiempo sabe lo que es disfrutar de cada minuto de la presencia ajena. 

Temía a los momentos en que nos quedábamos en silencio porque me aterraba poder perder tu atención y me tomaras por un tonto, pero perdedor hoy que dejo una buena parte de mí junto a ti, junto a la ilusión de que podría funcionar y que en algún momento podrías mostrar un poco cariño; eso sí, jamás te pedí que cambiaras, jamás te pedí nada.

Para cuando leas esto me gustaría que te doliera un poco, que lloraras una solitaria lagrima, aunque sea de cocodrilo, que te duela pensarte sola, no por la falta de mi compañía, sino por saberte con tiempo de sobra.

Te lo repito una vez más: te quiero porque eres diferente y porque me hiciste sacar lo mejor de mí.

Nos vemos si la vida quiere que nos volvamos a topar.

Ahí terminaba la carta.

Ella al despertar se estiró, pensó en los pendientes de la semana próxima, pensó en que tenía ganas de hacer del baño y en el frío que hacía, pensó en su familia que la esperaba  para la comida y de pronto recordó que no había llegado sola, que supuestamente había alguien ahí con ella. Palpó la cama y no había nadie, la luz del baño estaba apagada y las cosas de él no estaban. Estaba sola y para cuando encontró la carta, ya se había acomodado en la mesa junto a la ventaba que daba a la calle. Leyó la carta mientras se oían los autos afuera, los pájaros y la vida de los demás y para cuando termino de leer, dobló la carta, la metió en su bolso, fue al baño, comió con la familia, cumplió con los pendientes de la semana y siguió con su vida con el único dolor de saberse incapaz de detener lo que ya se había ido.
 Cereso
2003 Michoacan
Patricia Aridjis

domingo, junio 03, 2012

Consuelo de la VOCES UNIDAS


Consuelo de las VOCES UNIDAS



Empiezo estas líneas movido en éste momento por una tristeza mezclada con decepción, escribo estas líneas con ganas de que algo pase, de que algo se mueva en la gente, que algo despierte, e inicio así…

Cómo casi todos los domingos mi amiga de la vida y del alma, nos reunimos en la Diana Cazadora sobre avenida Paseo de la Reforma a la una de la tarde. Como todos los domingos vemos gente en patines, en bicicleta, vendedores de todo tipo de cosas, helados, jicaletas, aguas, papas y demás antojos que siempre vemos en esta ciudad.

Esta amiga en cuestión es una mujer en toda la extensión de la palabra porque no le teme a nada y conoce de todo, lo  mismo puede ir al antro de moda que lo mismo le da ir a la calle Moneda a bobear con cuanta cosa venden ahí; es una niña sencilla, guapa y que tiene siempre las palabras adecuadas para mi confusa cabeza.

En fin, estábamos sobre la calle Francisco I. Madero a la altura del restaurante MUMEDI, hablando de todo y nada a la vez, cuando un indigente con arrugas en la cara, no sé si por la edad por el alcohol, toca a mi amiga de la manera en que un hombre sin hermana y sin madre, podría tocar a una mujer, faltándole al respeto, humillándola, haciéndola sentir sólo objeto y no persona, este tipo de denigración no la pasé por alto y en ese momento no me importó estar rodeado de gente de todos lados, me importó defender a mi amiga, defender a la mujer que no está sola en ningún momento. 

Le grité al indigente con la voz más desafiante no por demostrar hombría sino porque mi cuerpo necesitaba expresar la indignación, el asco, el coraje... a cinco pasos de nosotros había dos policías que vieron todo y todo ignoraron, dos policías que escucharon mi voz exigiendo y defendiendo lo que qué para mí resultaba defendible… ellos lo pasaron por alto. 
Pedimos su ayuda y respondieron

– Es un borrachito, ¿qué quieres qué haga?-

- ¿No tienes hermanas, o madre?, le faltaron al respeto a una mujer y tú no haces nada- les grite y la gente si iba acumulando, mi amiga estaba estupefacta.

-¡Uy joven! Le doy chance de que le haga lo que quiera- sólo subió los hombros y se volteó

-¿Cómo que le haga lo que quiera?, este cabrón anda tocando a las viejas y tú ¿crees que va a entender con unos madrazos?

-¿Pues qué quiere qué haga? En la delegación los sueltan, ahí no los quieren-

-Este cabrón tocó a mi amiga- le decía a la vez que aventaba al indigente que no hacía el más mínimo esfuerzo por defenderse porque estaba totalmente borracho, lo empuje una y otra vez, cada vez más fuerte y cada vez tenía que seguirlo más lejos, pero él seguía sin defenderse y el policía sin hacer nada.

No me di cuenta de que a nuestro alrededor la gente se empezó a reunir eran más de cincuenta personas aproximadamente y cuando estaba a punto de darme por vencido, a punto de que la derrota me pegara en la cara, la gente empezó a gritar, ¿para esto te pagamos?, ¡hagan algo!, si te pidieron apoyo ¡ayúdalos!, ¡es tu deber!, ¡trabaja!

De pronto vi celulares levantados, pedí los nombres de los policías, el menos cobarde lo tenía a la vista, el otro se fue… la gente les silbó, los abucheó, los cuestionó y la ayuda jamás llegó.

El policía que se quedó simuló una llamada diciendo que sus jefes ya estaban al tanto, nadie le creyó, el indigente se fue mientras yo y mi amiga nos quedamos sin el apoyo de quien se supone debería de ayudar.

Abracé a mi amiga intentando espantarle el asco, el espanto, la indignación y la tristeza, pero para ese momento la tristeza ya me tenía tomado a mí también, más que tristes estábamos decepcionados de los policías, ¿son ellos quienes nos defienden? ¿A ellos podemos recurrir cuando algo malo pasa? ¿Los borrachos que roban, toquetean, ofenden deben de estar en la calle porque son borrachos y las autoridades no saben qué hacer con ellos? La excusa –es un borrachito- ¿nos limpia?

Me siento impotente porque quería golpear al borracho pero mi amiga me freno y decidió, como cualquiera de nosotros hubiera creído “correcto” que llamar a la policía era lo mejor. El borracho se fue, el policía que me dio permiso para pegarle se fue, mi amiga con la dignidad en el suelo y yo con la ira en los puños nos abrazamos y nos fuimos.

El consuelo de esta historia radica en que la gente se unió por una causa buena, no hicieron marcha, le gritaron en la cara a la “justicia” su hambre de que se haga lo correcto, le interrogaron, le pidieron, se indignaron con nosotros, fueron la voz que nos hizo falta a mí y a mi amiga, fueron el grito que no pudimos sacar, fuimos gente enojada de los mismos abusos que necesita un cambio.

-amiga… ¿y a quién odiamos ahora?- le decía a mi amiga con los puños cerrados simulando tranquilidad y coherencia

-¡ay amigo! La violencia genera más violencia, estoy tan harta de tanta fealdad en esta ciudad que ya ni ganas tengo de odiar-

Agradezco las voces que fueron apoyo y cobijo.
Voces que se unieron mientras a unos 300 metros se veían banderas azules y rosas, ondeando y cantando el lema “Unidos por la paz”

El Cobijo de las VOCES UNIDAS...
Porque callados no logramos nada.

domingo, mayo 13, 2012

Un amor para siempre


Inicio con esta línea hablando de un amor intenso, continuo, algunas veces dañino y con muchas equivocaciones, ¿qué amor no es así?

Me contó más de una vez que ella escribía mucho mientras me cargaba en su vientre, una carta para contarme su día, otra para contarme sus ideales, una más para contarme sus penas y muchas más para decirme que ya me esperaba, que ya me amaba desde antes de conocerme y que si algo sabía, era que yo le hacía feliz.
Fotógrafo Latinoamericano
Desconocido

No pude leer esas cartas porque se las robaron con su cartera pero tal vez fue el mejor regalo que me pudo enseñar, escribir… escribir cuando duele, cuando se extraña, cuando algo se espera, escribir para reafirmar la esperanza y escribir para decir lo que no hablamos y lo que la voz no puede pronunciar.

Es por eso que te escribo ahora a ti, te escribo para darte las gracias por tus muchos aciertos y tus muchos errores, te escribo para decirte que si bien no soy un excelente ser humano por lo menos lejos me mantengo de lo que malo consideramos.

“No juzgues a tus padres jamás” suele decir la gente, la familia y la gente que teme ser juzgada porque sabe que algo hizo mal y teme que la enfrenten con sus errores. La realidad es que poco debemos juzgar a todos en general, nadie nace sabiendo cómo ser lo que el destino nos pone en el camino, hay quienes desde que son niños saben lo que quieren sin titubear, a otros les toma años saber quienes son y otros jamás lo averiguan.
Sebastian Salgado

A mí me tomó y me sigue tomando tiempo no juzgarla porque su vida, sus acciones, palabras, caricias y abrazos van ligados a mi vida desde antes de respirar en este mundo; cada beso, cada golpe, cada sorpresa, cada arranque, me ha formado y ahora después de mucho tiempo entiendo que todos tenemos una historia un ciclo que romper o repetir.

En más de una vez me ha pedido perdón por si alguna vez me hizo mal y la verdad es que no tengo nada que perdonar y no porque perfecta sea, sino porque he aprendido que las acciones ajenas que repercuten directamente en nuestras vidas, son elecciones que debemos tomar; mientras esa persona que lanza la prueba debe ser responsable de sus actos y si siente que hizo algo mal, debe afrontar y en vez de buscar el perdón, debe perdonarse a si mismo y saber que no hay marcha atrás. Esto sirve para soltar a quienes nos hicieron daño, porque esa acción que nos lastimo nos hizo decidir y sirve para perdonarnos por el daño que hemos hecho.

Así que por primera vez puedo decir que mi madre no es perfecta y lejos está de serlo a la vez que yo no soy el hijo perfecto y lejos estoy de serlo, y hoy le escribo...

Mamá:
Eres humana, hay historia, hay amor, hay odio, confusión y culpa como la sintió tu mamá, como la sienten tus hermanos y como la siente todo el mundo, en mayor o menor nivel y esto te hace imperfecta, así que cada regaño, cada vez que me pasabas algo por alto, cada vez que exigías de más o de menos, cada vez que te entrometías o te ausentabas, cada abandono y cada insistencia, cada presión o anhelo que ponías en mi vida me sirvió para averiguar quien soy y eso es el mejor regalo que alguien me ha hecho.
Soy un humano que quiere ser mejor, que quiere llevar su barco al mejor puerto y conocer y saber y aprender y sentir, olvidar, descubrir, equivocarse, caerse y volverse a levantar, maldecir, darse por vencido y volver a creer,  sólo llegar... y en todo lo que haga estarás tú ya sea cerca o lejos, pero sabes que cada historia inicia en algún punto y la mía inicia con la primera carta que me escribiste.
Desconocido

Mi mamá no es la mejor del mundo porque aprendí que ella también es humana, y con eso ella tiene el derecho y equivocarse y seguir siendo mi faro al que acudo por un consejo cada vez que pierdo la ruta.

Y las palabras “TE AMO” se quedan chicas al querer expresar todo lo que significas para mí.

domingo, abril 22, 2012

Abril y sus lluvias


Mi mamá se aferra a la idea que en abril no llueve, de ser  así no te llevaría con cada gota que cae en ese mes y hoy que escucho la suave llovizna te quiero contar…

Helena Segura Torrella - Descubrimiento
España

-Desde que te conocí me gustaste- dijiste
-Desde que te conocí pensé que eres muy payasa- te respondí mientras te besaba el cuello y tocaba tú cintura, tus piernas y todo lo que mis manos deseaban recorrer
Iniciamos la noche entre copas y juegos para terminarla juntos, los detalles no te los recuerdo porque esos quiero guardarlos para mí, solo sé que te sentí, te viví, te probé y me enamoré de ti completa, con la incertidumbre del amanecer preguntando si te ibas a quedar. Cambiamos correos electrónicos y nos despedimos como si no nos hubiéramos sucedido esa noche. Me sentí vacío de haber creído en tus palabras y no saber qué tan ciertas resultarían.

Te busqué en el correo electrónico el lunes, el martes, el miércoles y cuando había decidido saberme un chico de un noche en tu vida y borrar mis ganas de verte decidí revisar la parte de correo no deseado y ahí estabas tú, con tus letras, con tu propuesta para vernos, con tu número telefónico.

Te hablé para ponerle fecha a la cita y escuché cuanto habías pedido por mi llamada y hasta habías creído que en mi vida fuiste una sola noche, calme tus miedos a la vez que calmaste los míos.

Nos vimos en Miguel Ángel de Quevedo.

-¿Qué quieres hacer?- te dije -¿Quieres ir al cine, o vamos a CU?... el Centro Histórico tiene muchas cosas, nos queda cerca Coyoacán- no dejaba de hacerte propuestas, todo lo  quería de una vez, quería ver el cielo contigo, quería ver salir las estrellas, quería sentir frío contigo y ver el amanecer, quería leer contigo, crecer contigo, contarte mis confusos pasos y yo alentar los tuyos, quería probar lo dulce, lo amargo, lo picoso, llevarte a donde nunca habías estado; pensé sólo en darte mi mundo y no pedirte nada a cambio, era como si presintiera que poco tiempo teníamos.

-No te preocupes, podemos hacer todo eso poco a poco, tenemos mucho tiempo juntos- Esas palabras calmaron mis ansías, abrazaron más mi corazón y no me importo que me dijeran que eras una chica con la cuidado debía de tener, no me importo mi poca experiencia al querer a alguien que no fuera yo, pero todos los riesgos los quise correr contigo, por ti, juntos.

Caminamos muchos lugares, te mostré mi mundo como lo había planeado, te abrace en todos lados y si algo recuerdo muy bien es que el tiempo no me importaba porque estábamos juntos, no me importaba si llovía y no teníamos paraguas, no me importaba besarte en mis lugares secretos.

Agustín Jiménez
México
Te confesé que te amaba en un cruce sobre un puente peatonal muy grande y redondo que pasa sobre Avenida Universidad, División del Norte y algún Eje.

-Te amo… así de sencillo, ¿sabes? La vida no me parece igual cuando no estás conmigo, las luces no tienen color… pero cuando estamos juntos, las luces rojas traseras de los coches, tienen sentido, el ir y venir de las cosas me parecen justas- no recuerdo si me dijiste “te amo”, no lo recuerdo porque con mi amor bastaba para los dos y la lluvia ni la sentimos.

Te escribí una carta que leímos en un edificio muy alto y llovió y otra vez las luces rojas de los coches estaban ahí, distorsionadas por las gotas en las ventas, estabas ahí, conmigo y te volví a decir te amo.

Nos besamos mientras llovía debajo de un puente lleno de plantas y en secretos me decías cosas que creí para siempre y para siempre lo seguirán siendo… porque eras la primera persona a la que amaba más que a mí, eras la primera persona por la cual sabía que valía la pena ser mejor, por ti quise tocar cada una de las mañanas en que sabía despertabas pensando en mi, por ti esperaba la llamada casi diaria de las 21:30hrs.

Pero a veces el amor se quema muy pronto y el tuyo se extinguió antes que el mío y yo sin saberlo, pero quien ama mucho sabe que algo no anda bien, no te pedí explicación porque no quería escuchar la respuesta, mi madre siempre me dijo que el que busca encuentra y si no estás preparado para lo que veras no busques, así lo hice hasta que una mañana me citaste en un lugar público con mucha gente.

-Vamos con mis amigos- dijiste.

-Para qué quieres que ponga cara de tonto frente a tus amigos, lo que tengas que decir dímelo aquí- dije, pedí,  exigí.

Tu respuesta fue que tus problemas podían más que lo nuestro, justificaciones me diste, aunque con el paso del tiempo entendí que el amor no se puede conservar para siempre y algunas veces se acaba y por mucho que uno ame hasta con los dientes no basta para los dos.

-¿Dime qué hice mal, qué no te di, qué no fue suficiente, qué te molesto?- eran las preguntas que le hacía con el pensamiento mientras que mi boca decía – ¿Hay algo en lo qué te pueda ayudar?, sabes que cuentas conmigo- pensé en rogarte para que te quedaras, que todo era mejor si estábamos juntos, que podíamos arreglar todo si permanecíamos juntos, que no te fueras. Pero yo me fui, no lloré, no te rogué, no grité, no me tire al piso, no, sólo me fui y pensé que la vida continua, que todo lo que vivimos fue maravilloso pero que ninguna pérdida valía un minuto de mi dolor.
Marco Antonio Cruz
Puebla - México

Pasaron tres días y en esos tres días algo me faltaba justamente a las 21:30hrs, y fue en el cuarto día que supe que no llamarías jamás, que en verdad ya no estabas que las lluvias de abril fueron solo lluvias, que el calor de mayo fue sólo calor, que las estrellas de junio fueron sólo estrellas y que tu y yo para julio ya no existíamos.

Tuve un sueño en el que te buscaba por todos los lugares que estuvimos juntos, soñé que te esperaba y corría al siguiente lugar para ver si llegabas, me cansé en el sueño hasta que un buen amigo oportuno me decía – No la esperes más, no va a llegar- con esas palabras tuve para levantarme con el ánimo menos triste y más resignado para escribirte un único verso, lleno de faltas de ortografía.

De saber que no te quedarías no me hubiera aferrado a ti desde el principio.
Si hubiera sabido que el tiempo que teníamos en realidad no era mucho te hubiera dado todo lo que no te di.
Si hubiera contado los segundos que te tuve me sobra vida y me faltas tú.
De poder matar un recuerdo tuyo tendría que empezar de nuevo desde el día que me ate a ti.
De saber que tu cuerpo se me quedaría no solo en la piel sino en la vida hubiera tocado todo tu cuerpo con el mío, para que 3 vidas no bastaran con tu calor. 
De haber sabido que tendría que llorarte en silencio haría que el silencio fuera tu noche, tu sueño... para que escuches solo a ratitos como te llama mi todo.
De saber que terminaríamos, no te hubiera amado nunca...
Pero lo que si se es que en esos momentos el futuro era solo el segundo siguiente a tu lado, era el momento en que te volvería a ver y no el fin de mis sueños a tu lado.
Gracias a dios no soy adivino... si no nunca te hubiera dado un cachito de mi corazón. 
Qué bueno que no veo el futuro; así me doy el placer de escoger sin miedo a perder.
Marco Antonio Cruz
Puebla - México

Así, al día de hoy, le puedo decir a mi mamá con toda las fuerzas de mis palabras que en abril si llueve porque esa lluvia me supo a inicio a final a para siempre con fecha de caducidad.

Eres Lo Máximo.
Bueno...lo fuiste.

domingo, abril 15, 2012

Que el amor nunca se nos acabe

-Ándale, súbete rápido- le decía un niño aproximadamente de 8 años a otro de 6. Supe que eran hermanos porque el otro le contestaba que su mamá los iba a regañar porque ya era tarde.

Abordaron el autobús, intentando pagar dos peajes pero el conductor les cobró solo uno. El hermano mayor tenía un pequeño agujero en su pantalón que le quedaba un poco corto, dejando a la vista sus calcetines al caminar; mientras que su hermanito con el uniforme limpio pero unas tallas más grandes me ofreció mazapanes De La Rosa, esa ocasión como casi siempre dije que no.

Se sentaron en los asientos vacíos frente a mi, yo escuchaba su platica porque cuando uno viaja solo las voces ajenas a veces son más fuertes que el propio pensamiento (tienen todo el derecho de llamarme chismoso), el mayor antes de llegar a su lugar ofreció de nuevo los mazapanes y ya instalado acomodo al pequeño mientras le decía que se sentara bien, que tenían que llegar a hacer la tarea y todas aquellas cosas que dice alguien que se preocupa por ti y que está al tanto, que la hace de papá mientras es sólo un hermano.

De manera imposible pensé en mi hermano y en lo afortunados que hemos sido, tristemente uno repara en ello viendo la poca fortuna de los otros. Pero algo tenían estos dos niños que pocos en cualquier condición tienen, se tenían el uno al otro, había amor y con eso me di cuenta que con eso bastaba para salir adelante.

Terminé comprándoles un mazapán al precio de tres, terminé con una lagrima en mitad de la tarde pidiéndole a Dios que por favor su amor nunca se terminara, que su amor fuera fuerte como para no repetir lo malo de la vida y aprender lo bueno, salir adelante y que no se conformaran; le di gracias al destino por darme esperanza y dejarme ver que no todo lo que parece triste en el fondo lo es, le pedí a la vida que les diera fuerzas y me las diera a mi para seguir dejándome sorprender por los pequeños detalles que el día a día tiene.

Este recuerdo me lo guardo porque aprendí lo que significa ser agradecido de verdad.

Es ésta realidad la que pido sea irreal, que no se repita, que se acabe la necesidad de un niño al vender algo en cualquier lado, pero fue en esta realidad en la que pude ver que el amor hace la diferencia.

Que el amor nunca se nos acabe y que se use a diario

miércoles, febrero 08, 2012

lunes, febrero 06, 2012

El Consuelo de una Oración

Estábamos en Coyoacan, en el centro para ser específicos y en pleno Diciembre. El escenario era el correcto para creer que las cosas buenas pueden pasar; tanto haber lastimado, haber escogido mal, haber sido lastimado, haber huido, me era nada en ese momento; sólo tenía ganas de creer en ese tiempo y así fui creyendo de a poco.

Pasamos por la plaza y las luces, olimos los churros y los elotes, salivé por unas papás con Salsa Valentina y casi decido entrar a un bar por una michelada cubana, que para esas fechas eran mi delirio; pero no, decidimos entrar a un café tipo italiano donde vendían pizzas y café, bueno también vendían postres y otras cosas pero escogí ese lugar porque me gustaba, porque se me hacía acogedor y porque sabía que te gustaría.

Escogimos sentarnos en una habitación pequeña con dos mesas de manteles a cuadros rojos y blancos, el cliché de alguna pizzería italiana, pero eso era lo de menos, lo que importaba era que estábamos juntos. Afuera se veía el mundo moverse lento, muy lento; tuve tiempo para ver el árbol navideño de la zona, se veían los colores y se veía el frío, vimos a la gente sentada en las bancas verdes, se veían las Nochebuenas, y olía a nostalgia desde ese momento porque sabía que ese instante se me quedaría para toda la vida, aunque la persona ante mi de ojos verdes y anillo de plata como el mío, decidiera irse, eso dependía de ti, de mi dependía guardar cada detalle y decidir escribirlo para que ese recuerdo no muriera y traerlo a mi cada vez que la memoria falle o cada vez que quiera recordar que soy capaz de sentir con todos lo que me es permitido y hasta con lo que no.

Pediste unas crepas con fresa mientras pedía una pizza vegetariana, querías que te ayudará con unas gotas para los ojos y así lo hice mientras decidía robar tu primer beso, robar tu sabor y robar tu textura, toqué tus manos sin desesperación y las rocé, eran suaves. Hablamos de la magia del lugar y con imaginación soñamos como hubiera sido cien años atrás, contamos querer despertar ahí y abrir las ventanas por la mañana.

A pesar de que soy mayor, tenía los nervios de un niño de 8 años con las palabras amontonadas en los labios, en la lengua y en la garganta, no sabía si decir todo lo que sentía, no, eso no, pensaría que soy un emocional y un soñador; pensé en platicar de Francia y sus maravillas, tampoco, me vería muy presuntuoso… ¡carajo! que le decía a la persona que me revivía el corazón después de haberlo tenido dormido tanto tiempo; bueno enamorado estuve meses atrás pero no fui correspondido y lo supe desde el momento en que fui a enamorar de alguien que se jactaba de no haber dicho “te amo” en ninguna de sus relaciones.

Para el tiempo en que decidí dejar de pensar y sólo ser, estábamos caminando por Francisco Sosa hacía Santa Catarina, vimos casas coloniales, el Centro de Cultura Italiano y la Casa de Cultura Reyes Heroles, vimos un panteón y también me mostraste tu pasión por la religión católica, me explicaste el emblema de los Jesuitas y me besaste con pasión, me dijiste –mira, ¿qué es eso? – yo volteé y me tomaste en tus brazos, me aferraste con tus labios, sentí tu pecho contra mi y toque tu cabello castaño a juego con tus ojos, no importó que la gente pasara, ni que los autos avanzaran, me importaba atesorar ese lugar, ese olor, tu sabor, tu detalle… Era sólo sentir y ganas de que fuera para siempre.

La sensación de querer que todo no termine, la certeza de parar la búsqueda porque HABÍAS LLEGADO me eran suficientes para terminar la noche, acaricie el momento hasta que volvimos a vernos y con el tiempo te mostré algunos de mis lugares, algunos de mis sueños, me fui quitando de a poco las barreras que me eran muchas y estorbosas, me hiciste querer ser mejor persona en todo aspecto y lo lograste, me has hecho desear más y más.
Nuestras actividades son muchas, nuestras prioridades son varias, las llamadas cada vez son menos y los detalles son contados; el amor no es perfecto y si se quiere el amor sobrevive a pan y agua.

Alguna vez nos dijimos que no sabíamos adónde iba a parar todo esto y así ha sido, hemos sido pacientes y cautos.
No sé creer en la Providencia porque no me lo enseñaron, pero creo en ti cuando tú crees en ella. Por eso quiero cuidarte, verte crecer, CONSERVARTE.

Las palabras se las lleva el viento, las emociones son superadas por el amor siguiente, mis recuerdos en papel son para soltar lo que mi corazón aprieta.

Corazón si has de quedarte hazlo y abrázame al despertar, si has de irte hazlo cuando esté dormido para saber que fuiste un sueño.

Hoy quiero que te quedes porque soy friolento.

TECUEME

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...