sábado, diciembre 24, 2016

¿Qué me dejaste

 Soundtrack: Looking too Closely, by Fink


Estábamos en un restaurante argentino, con sus colores típicos blancos y azules en sus manteles, con su olor a carne a la parrilla, chimichurri, celebrando la navidad y el cierre del 2016, comiendo, brindando, riendo, callando, cuando de pronto una de las comensales con tal de romper el silencio lanza la pregunta: ¿Qué les deja el 2016?, su pregunta me cambió el ánimo, me comí la risa y traté de entender la pregunta primero y luego entender el año que me atravesó. Una semana antes mi hermano me hizo una pregunta similar y no quedé conforme con mi respuesta, esta vez espera dar una mejor, no a los presentes del restaurante carnívoro, si no a mí. Pasé de largo ese día como de largo se me fue el año tratando de entender que ganaba yo en medio de tanta confusión y empecé la remembranza del año y sus sucesos que comparto con ustedes porque toda derrota, victoria, confusión, perdida y consuelo es mejor en buena compañía y lo hago por aquí porque a veces solo necesitamos que nos escuchen, que se guarde la opinión el escucha, nos miré, nos escuche y cuando haya oportunidad nos abracen, así que cuando me vean abrácenme por el mero gusto de hacerlo, no me expliquen, no me pidan permiso y si me sorprendo por lo inesperado, abrácenme más fuerte para hacerme entender que me entienden, que están ahí.

 
2016… ¿Qué me dejaste?

2016… ¿Por dónde empiezo?

2016… ¿Qué te digo? Que duro fuiste, te inicié muy enamorado, cosa que no hacía tiempo atrás y que ésta vez hacía enamorado de verdad, de ese amor imperfecto que te hace querer ser mejor persona, que te hace ceder, respirar, pedir, conformarte, dar, entender que no siempre se recibe lo que uno quiere y amar otra vez, más fuerte, más intenso, más necesario. Pasé por un cambio de trabajo, aprender todo de nuevo, investigar a hacer las cosas, moverme, preguntar, ir, venir, dudar de mis capacidades, ponerlas a prueba, fallar, volver a hacerlo, confiar y presentar, capacitar, analizar resultados, conocer gente, jugar a ser seguro, creerlo, serlo, luego certificarme en cosas que uno no tiene ni idea; fue estudiar arduamente, fue pensar que no lo lograría y de pronto enfocarme con el corazón roto porque el amor se me iba y ni cuenta me di. Fue reír con los amigos, celebrar sus cumpleaños, ir de antro, a cenar, al cine, emborracharnos, cantar karaoke frente a un nido de arpías con la ropas menos correcta, fue contarles las aventuras de sabanas y que me contaran secretos de su pasado en su camioneta mientras me daban un ride, también fue llorar con ellos, preguntarme y reclamar con ellos y a ellos, apoyarlos cuando a ellos les rompieron el corazón, cuando los engañaron, cuando perdieron a su mejor amigo de cuatro patas, cuando extrañaron al pasado, cuando cayeron enfermos y decirles cosas que me decía a mí mismo: ya pasará, todo pasa por algo, no pongas resistencia, confía… y todo pasó y pasó por algo y no puse resistencia, viví al día, viendo el sol, buscando respuestas en el cielo, pidiendo por la paz en mi interior para despertar la paz en los demás y en el mundo, fue contribuir a dejar de calentar al mundo sin usar popotes, comer 98% menos carne roja, fue llevar mi termo con el de los jugos para no gastar más plástico y confiar; confiar en la luz, en las mañanas y ver la belleza que viene de abrir los ojos, pero el 2016 quería que viera otras cosas, el necio y terco 2016 creyó que yo aprendería mejor y más para siempre si infligía más dolor y yo buscando la paz, esa que no llegaba, con el corazón en reconstrucción y con mil preguntas me dijo en junio: tu mamá tiene cáncer, sí cáncer, una enfermedad que ha abatido a muchos y que tiene en lucha diaria a otros tantos, ya sumaba a mi mamá en sus filas.

Con el dolor mi mamá descubrí más aún la belleza de las pequeñas cosas, de las pequeñas victorias que se tienen día tras día, fue vivir el proceso con ella:
-Ya no tengo cáncer, pero tampoco mamás, pero ya tengo expansores.
-Ya tengo senos de nuevo
-Perdí un seno, no lo acepto mi cuerpo.
-Perdí el otro seno, tampoco este lo acepto mi cuerpo, otra vez no tengo senos.
-Ya tengo un sostén con prótesis.
-Estoy bien, no me afecta tanto no tener mamas.

Fue ver a mi mamá reír en mayo, descomponerse en junio, llorar todo junio, temer y celebrar en julio y volver a sentir miedo en octubre y otra vez celebrar en ese mismo mes, fue llorar y temer de nuevo en noviembre y volver a temer y rezar con más fuerzas y con más abatimiento a la vez en diciembre. Cada vez que lloraba, se descomponía, temía, reía, yo solo podía tomar su mano y amarla, quería cargar su peso, su dolor, quitarle la mitad del dolor y pena para sentirlo con ella, la verdad es que no tomé muchas responsabilidades, hui de ellas, perdí el sueño y gané la sensación de que nada es para siempre. La primera vez que mencionó el dolor mi optimismo me decía que no era nada, me equivoqué, luego que le picaba y yo le contestaba que no temiera, que confiara y me volví a equivocar, a tanto error terminé por aterrarme cada vez que decía que sentía dolor, picazón, ardor, fue temer a contagiarla de todo, fue no saber qué decirle, cómo decirle que se dejará llorar que no tenía que ser fuerte ante nosotros que la necesitábamos aquí y ahora como fuera que quisiera estar pero que no se diera por vencida, eso jamás.

No sé cómo lo hizo, pero sigue aquí, sin cáncer, con miedo, pero aquí, sonriendo, tal vez ya no con esa sonrisa altiva y espontanea, sino con esa sonrisa de agradecimiento de un día más, aquí y viva y yo con ella, con el mismo miedo, con la misma alegría, alegría mordida pero que al saberla efímera ese cacho que nos queda lo disfrutamos más y con más ganas.
Así que ¿qué pienso del 2016? Pues no pienso, lo siento y siento que se quedará con nosotros como marca, como marca en el corazón, en el pecho, en la familia, esta familia rara, geniuda aunada con el mío pero aquí, AQUÍ.

El 2016 fue perder, ganar, volver a perder, ganar de nuevo, retroceder, vencer, ser vencido y volver a sonreír, fue ver nuestra naturaleza, esa que creemos que solo tienen los sobrevivientes de catástrofes mayores, fue sabernos ganadores y no porque la batalla haya terminado, sino que ganamos el derecho de estar vivos, felices con lo que tenemos, dignos ganadores de cada minuto de sol y cada tiritar de frío, ganadores del beso, del apapacho, la caricia, el trabajo, ganadores de disfrutar las pequeñas y grandes cosas como la comida, el tener un perro, el llegar a una casa, el tener con quien soltar, tener con quien no sentirte un extraño, ganadores de ese amor que sabe que somos raros, que nos enojamos, que callamos, que gritamos, que nos gustan cosas totalmente diferentes y sin embargo para muchas personas somos así con todo y todo un premio, un goce, y al final no se trata de ver quién es el ganador definitivo, sino quien disfrutó más en el trayecto y yo sigo en él camino, amando, amado, bendito, completo, hoy, aquí, aquí conmigo, aquí con los quieren estar aquí, para mí, por mí, viendo la belleza de los días grabándome los recuerdos para saber que mi paso por este mundo, por este momento, por aquel lugar, tuvo un motivo: hacerme sentir y saber que estuve y estoy vivo.

2016… ¿Cómo quedamos? Creo que empates, por cada intranquilidad una felicidad, por cada desfalco, cientos de cielos diferentes, por cada miedo un abrazo inesperado, por cada error un aprendizaje y el mayor de todos es tener la certeza que la vida puede cambiar en un segundo.

¿Cómo veo el 2017? Como quiera venir que venga, yo solo sé que tengo maleta ligera, sonrisa sincera, corazón lleno, gratitud con cabeza humilde y miles de recuerdos que ya están de mi lado, conciliados y abierto a vivir cada día sabiendo que a cada perdida corresponde su respectivo consuelo.

Compartamos lo bueno que hay en nosotros.

Amen. 

lunes, diciembre 12, 2016

La historia de mis días con él

Soundtrack https://www.youtube.com/watch?v=b7_zS_Shok8

Te voy a contar una historia, ¿por qué? Pues porque ya no puedo ni quiero guardarla, me estoy avinagrando y quema. 

La verdad es que fue pura casualidad como nos encontrarnos ya que éramos dos extraños en una ciudad ajena a la nuestra, que coincidían en una habitación por meras ganas de satisfacer una necesidad. Sí, sí, primero nos cansamos y ya luego platicamos de nuestras vidas de manera breve: nombres, empleos, un poco de nuestra historia y lo que nos llevó a esa ciudad y así comenzamos a estar en contacto para vernos en la que sí era la nuestra, la que fue nuestra ciudad por más tiempo de lo que hubiéramos pensado.
¿Dónde fue nuestra primera cita formal? Según yo fue en el Parqué Lincoln, en Polanco, y es que la casualidad cuando es llevada por el destino se encarga de encajar las piezas aunque estás vayan a permanecer poco tiempo unidas, y es que trabajabamos muy cerca también, con eso tuvimos para vernos frente a Plaza Carso, pasar a recogerlo a su oficina y estar juntos para ir a las luchas, por unas cervezas, ir a pasear entre invernaderos, que me contara de las plantas de su mamá y el gusto de su papá por los cuelga llaves, así empezamos a pasar la noche en su casa y a acomodar un suceso tras otro, lo que me colocó el corazón al rojo vivo, expuesto por todo lo compartido y es que con él viaje en auto, en metro, en avión, en combi, en tranvía, en taxi, en autobús y fuimos a tantos lugares. 

En mi cumpleaños fuimos a Puebla con un frío de perros, pero que juntos en cama ni se sentía; estuvimos en el centro con todos mis amigos y todos visitamos Cholula para verla desde arriba y a pesar de que no éramos perfectos el uno para el otro, estar juntos era un riesgo que valía la pena correr. Después de Puebla y Cholula, sentimos frío en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, pero caminando uno al lado del otro tampoco se sentía. En Chiapas, nadamos en las Cascadas de Agua Azul, el se adentró en la cueva detrás de la cascada Misol-Ha mientras yo de nuevo nadaba ahora a donde iba a parar el chorro de agua y me sentía pleno porque sabía que alguien iba a buscarme y era bueno saber que no teníamos que estar pegados, era suficiente con sabernos cerca; después subimos pirámides en Palenque, nos asombramos con la vista y la majestuosidad de una civilización que dejó su lengua bien arraigada en los pobladores, vimos una iglesia encantandora y aterradora a la vez en San Juan Chamula y nos encantó el color del pueblo vecino donde los hombres iban con huipiles morados con flores a juego con el de las mujeres, todos bordados en telar a la cadera. Algo que no se me olvida para nada es Morelia, a él le encantaba y yo desde que tenía 16 años quedé prendido de ella, el viaje fue una sorpresa, no sabía que iríamos ahí, incluso pensé que iríamos a la simple Toluca, pero iba no por el lugar sino porque me quería sorprender y yo sabía que con él todo era una aventura aunque el lugar fuera poco de mi agrado. Pero no, no fue Toluca y sí Morelia. Cuando llegamos sentí tanto amor, amor por él, por la ciudad, por nosotros; ver la ciudad con él fue un regalo que no me podía creer, hacer el amor en ese hotel antiguo de techos grandes y ventanales que dejaban pasar la luz de las 3 de la tarde con su piel sobre la mía fue tener el mundo ahí, fue no necesitar nada más, mientras las calles de esa ciudad fueron lo que terminaron de vestir de encanto nuestro paso por Morelia, sus calles mágicas, ver la fuente de las Tarascas, ir al restaurante Cubano, visitar sus iglesias, sentir la tarde sabiendo que era la hora en que le encantaba tomar fotos, porque según él era lo hora donde mejor salían y era cierto; y que decir del pan recién salido del horno de una panadería de paso rumbo a otra plaza, más fuentes, él y yo riendo, callados, hablando de todo y nada, contándonos nuestras vidas y no me cabía en la cabeza una vida sin él, de hecho no lo veía como el hombre de mi vida, pero si el hombre sin el cual yo no sería igual, ya no había vuelta atrás, regresar a lo que fui antes... impensable. Luego Puerto Vallarta en su auto con mi necedad de irnos para allá cuando él no quería ir de esa manera, pero yo necio y él dejándose llevar, ya ahí, fue ponernos al sol y sentir la arena y comer y caminar y sentir el aire cálido y amarlo más contándole mis pérdidas y como hallé su debido consuelo... la carretera él y yo...

Sí, también visitamos muchos bares, le encantaba aunque le diera sueño temprano, el punto era ir y probar los que vendían mezcal, ir a los brasileños, los oaxaqueños, los de pulque, los de arrabal y los trendy, era comer en los árabes, los de buffet, rogarle para ir a los puestos de las esquinas en los que no comía mientras me miraba hacerlo con desconfianza; uy, todo lo que no comimos: las pizzas, los tacos, las hamburguesas donde pensaba pedirme matrimonio, e incluso a los que nunca fuimos por falta de tiempo, por desidiosos o porque había días en los que solo se me antojaba quedarme en cama viendo TV y él con sus ganas de recorrer la ciudad, sus museos, parques, plazas, conciertos y teatros, como le gustaba el teatro, aunque fuimos pocas veces ya que yo prefería el cine, pero mediábamos bien las cosas, a pesar de que era yo era meloso y él poco afectuoso íbamos bien, a veces me daban celos porque solo nos veíamos fines de semana, pero con el tiempo y con su abrazo todo quedaba en el pasado. 

Pero algo pasó, se cansó, se aburrió, se le acabo el amor, no fui lo suficientemente creativo o tal vez no fui divertido, a veces hasta pienso que pude dejar de ser atractivo porque un día sin mucho preámbulo decidió que ya no quería seguir conmigo y me terminó en un Karaoke entre dos cervezas, la primera fue para darse valor y la segunda para amortiguar el cambio, ¿qué podía hacer? Ya había tomado su decisión y yo soy de los que no cree en el tiempo, cuando alguien no tiene el valor suficiente para seguir contigo no vale la pena luchar porque por más que hiciera, la decisión ya había sido tomada y como duele querer a alguien que creemos nuestro presente perfecto y para ellos no somos más que un suceso más o uno menos. Esa noche pasé a su casa por mis cosas, las básicas, algunas las dejé porque no tenía ganas de ponerme a hacer inventario de pertenencias y mucho menos de emociones ya que me encontraba más que vacío, estaba perplejo, no lo podía creer.

Bastó despertar al siguiente día en mi casa, en mi habitación, en mi cama y ver la luz desde mi ventana y no desde la suya, para saber que ya no volvería a despertar con él; sentí el abatimiento en todo el cuerpo, el alma y la mente; el cuerpo me decía no te muevas, el alma la sentía fría en los pies y la mente como bálsamo solo me repetía que ya pasaría, tarea de titanes hacer coordinar las tres.

Desde ahí la vida ha sido avanzar, sanar, hacerme pequeño, recapacitar, ausentarme, enojarme, no entender, odiarlo unos días, justificarlo otros, maldecirlo la mayoría de ellos.

Una vez nos vimos, ¿para qué? pues según él para explicarme los motivos, pero como diría Joaquín Sabina, “…para decirnos adiós, nos sobran los motivos” pero quería verlo, abrazarlo y decirle lo mucho que me hacía falta, que cambiaría todo lo que quisiera, que no le pediría que fuera menos frío, que iría a todos lados, que no habría más cine si no solo teatro, que se quedará, que aún podíamos despertar juntos, que no soportaba mis sabanas en domingo y que era su cuerpo lo que quería. No le dije nada de eso, si no que lo resumí con dos lágrimas que amenzaban con dejar salir un océano pero que logre contener mientras le decía “te quiero tanto que si quieres regresar te espero pero házmelo saber pronto”... él desapareció.

Hubo días que deseaba encontrármelo con alguien más para que me doliera de manera fatal y poder matar para siempre lo que sentía por él; otros días solo quería toparmelo para ver sus ojos y ver si mi extrañaban mientras los míos decían lo mismo; pero otros dias cuando más dolido estaba solo quería encontrarlo para decirle de groserías.

Un día en un karaoke con un par de bebidas encima, bueno varios pares, canté no sin antes decirle a mi precario público que si veían a un fulano con tal nombre lo mandaran a chingar a su madre y les pedí, les rogué y les canté que si lo veían no lo mataran pero le hicieran tanto dolor como el que sentía un corazón roto. Que vergüenza en ese momento, pero que divertido es contarlo ahora.

¿Cómo estoy ahora? Evidentemente no como quisiera, ya que persona que veo, persona a la que le cuento sobre mi fallida relación y mi fracaso al intentar superarla día tras día, meses después supe que se iba a su país, luego que no se fue, sino que se quedó y segun me dejó porque se iba y todo lo tomó como simples pretextos para dejar al complejo de mi, luego vi que era feliz, que tenía planes, algunas fueron suposiciones mías, otras hechos. Mientras yo, he buscado otros cuerpos para quitar su huella y no ha funcionado, aún pesa y no sólo he hecho eso sino que he intentado con terapia de ángeles, cromoterapia, reiki, sanación guiada, he hecho de todo y nada parece funcionar al cien, todo por partes y cuando parece que estoy ya en excelente condiciones aparece algún recuerdo: la calle en que nos dijimos, por donde pasamos para ir a, la foto que tomamos, lo que planeamos y así termino por regresar a ese dolor aunque de tanto sentirlo ya no me falta el aire como al principio y hasta creo que las gracias le doy por haberse ido cuando se fue ya que después de su partida pasé muchas pruebas, ¿te imaginas que se hubiera ido cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer? No habría soportado que se hubiera quedado por solidaridad mas que por amor, las cosas pasan cuando deben de pasar, no hubiera querido tener a mi lado a alguien por lastima aunque muchas veces pensé en llamarlo y decirle que me hacía falta, que necesita apoyo, su apoyo, pero el orgullo pudo más, ya había perdido una vez la dignidad por amor, ahora no pensaba hacerlo por necesidad.


Había días en los que deseaba se encontrará con alguien a quien amara tanto, que crearan tantos recuerdos y que le rompiera el corazón para que supiera lo que es vivir con ellos todos los días como desayuno y todas las noches como la peor de las cenas sin dejar de mascarlos todas las tardes; había días en que sólo deseaba como dice Ángeles Mastretta,  "que no le pasara nada, que no le pasara nada ni nadie", que fuera sin sentir nada en la vida; había otros que solo quería que lo atormentara mi recuerdo para que le dieran ganas de volver corriendo, que me llamara para tomar un café y me dijera el equivoco que había hecho y yo lo abrazaría como si nada, como antes e incluso había días que me soñaba con esa cita pero donde yo le reclamaba cada uno de los momentos, entregándoselos  todos...¿hoy ya para qué? 

Tanto me cambio su paso por mi vida, tanto me quebró, tanto me dio, tanto disfruté a manos llenas, tanto me deje ser y tanto lo deje pasar, que le agradezco de corazón su presencia y también su ausencia, cada una en su debido tiempo me definieron que soy capaz de amar, y eso es lo que quiero, quiero gastar mis horas con alguien que tome la decisión de querer estar a mi lado y en lo que llega o el destino hace lo suyo, yo me divierto, uso mi cuerpo, lo nutro, aumento mi campo de visión y de emoción, me sigo sorprendiendo con las pequeñas cosas y siento y siento de todo, desde el vacío que dejó hasta la emoción de la simple posibilidad.

Ya solo me dan ganas de volver amar así, dejarme ser y ser amado amando a desmedida, entregando y con ganas de que pasen cosas y personas con más mañanas juntos que ausencias. 

Tanto vive uno en un año que no da la vida para contar tanta cosa, pero la cosa es seguir vivo para desearlas, anhelar y seguir aquí, sigo aquí, aquí conmigo... y así es y así fue la historia de mis días con él.


viernes, julio 22, 2016

El calor de una mano

Efraín Nájera
https://www.instagram.com/p/BHYDLb1jbXF/?taken-by=efrainajeramejia


Elena y Bruno iban en taxi para sus casas, él la pasaría a dejar primero a ella, ya luego lidiaría con la borrachera que ambos jugaron a controlar en una fiesta a la que él la invitó porque para el tiempo en el que le llegó la invitación aún tenía novia, pero la vida es tan impredecible que para el día de la fiesta él tenía dos boletos, el corazón en proceso de recuperación y ninguna persona con la cual ir.

La vida tiene maneras de devolvernos lo que nos ha quitado ya que un día Bruno estaba en el gimnasio viendo la vida pasar intentando participar en ella cuando Elena lo saludó, ya habían compartido algunos holas y frases cortas, nada importante, pero esa vez Elena llegó con sus amigos y lo incluyeron en su plática y al despedirse lo abrazó, fue como si algo se le pegará, algo de todo lo que tenía roto, así que cada vez que la veía se abrazaban, Elena lo hacía porque así era ella y él lo hacía porque los abrazos curan y los que le daba eran una excelente medicina. La amistad fue creciendo, él sabía que solo eran amigos, ella era muy guapa y no había manera de que se fijará en él por eso no mal interpretaba su apertura, nunca se había considerado un tipo especial, si le hubieran pedido una descripción de si mismo por esos días, hubiera contestado que era un tipo simple con gustos extraños, de pocas palabras pero precisas, inseguro de retener a alguien a su lado por ello no hacía mucho esfuerzo en hablar con los otros si al fin y al cabo se terminarían por ir, por eso le llamaba la atención que Elena lo saludará, le hablará por whatsapp y se interesará por su vida, él jamás la vio de otra manera, ¿con que autoestima lo haría? y ella parecía ser de las chicas encantadoras que les gusta sumarse seguidores para aumentar el ego, algo bueno es que ambos usaban la palabra amigo en todos sus mensajes y se lo repetían al otro, ella para recordarle que solo eso era y él para recordarse que eso era lo único que serían. Al aproximarse la fecha del evento y al saber que solo usaría un boleto de los dos que tenía, invitó a Elena la que dijo que sí sin pensar, era soltera y sin muchos compromisos por tal motivo ella lo acompaño sabiendo que él tenía un poco de tos y que no conocía a nadie, total, eran amigos y eso hacen los amigos. 

Fueron al cine primero, antes de la función platicaron de todo y nada, él daba gracias a Dios, ya que Elena hacía la mayor parte de la conversación, él no hubiera sabido qué decir, seguramente hubiera hablado de libros y de música no comercial, de películas de arte y cosas sin sentido, pero así era él. Al llegar a la fiesta pasó lo mismo, ella hablando y el escuchando pero en resumen bebieron, rieron, se rosaron sus piernas, ella le acaricio la rodilla y el la suya, siempre repitiéndose que eran amigos, en el momento que él se sorprendió con el corazón expuesto fue cuando Elena quitaba los hielos de su bebida ya que estaba enfermo, eso nadie lo había hecho, un detalle tan simple que demostraba ese interés desinteresado por los demás, por ello cuando iban en el taxi y se tomaron las manos sin saber cual tomó la mano del otro primero, Bruno sintió como se le estremecía todo el cuerpo, ese vibrar que solo pasa cuando sabemos que somos capaces de sentir de nuevo y él que se sentía medio muerto volvió en sí, le dieron ganas de no soltarla, de decirle a su dueña ¡gracias! por estar, por hacerlo estremecerse, por quitar el hielo de su bebida, por no soltar la suya… probablemente no fuera a quedarse, tal vez fue el calor de las copas o la mera soledad de un viernes frío y lluvioso lo que hacía a Elena sostener su mano… 

Se despidieron al llegar a casa de Elena sin llegar a nada ese día ni los siguientes, pero al dejarla bajar del coche, Bruno supo algo de lo que no estaba seguro, supo que ESTABA VIVO. 

domingo, julio 17, 2016

Ana y Juan

Efraín Nájera
https://www.instagram.com/p/BGN-TO9HuGq/?taken-by=efrainajeramejia

Llevaban juntos quién sabe cuánto tiempo, hasta que un día Juan decidió romper con Ana, no definió bien el por qué, le había dicho que estaba confundido, que no quería hacerle daño con su conducta destructiva y falta de cariño, ese cariño que nunca se permitió sentir y no solo con Ana, si no a lo largo de toda su vida, pidió disculpas y lo único que tuvo Ana por sentir fue vacío; no es que ella lo viera como el hombre de su vida, porque sabía que un día se cansaría de la manera tan escueta de querer de Juan, pero lo que sí quería era verle al día siguiente junto a ella con todo y sus miles de defectos, solo pensaba en despertar con él, tocar su mano al despertar, abrazarlo y dejar que la vida pasará, él no era su para siempre pero sí su presente, pero a partir de esa noche ella tuvo que arreglárselas para seguir viviendo con ella misma. 

Con lo días Ana se volvió más callada, menos expresiva, estaba sin estar y vivía un día a la vez deseando sentir esas ganas que tenía de amar tan solo unos días atrás, pero así las cosas, ella estaba sola y sola tuvo que continuar hasta que Juan quiso verla para arreglar las cosas, lo que Ana no sabía es que Juan solo arreglaría sus cosas ya que en esa plática le explicó que iría un mes a su país y tal vez después regresaría, ella aseguraba que jamás pasaría esa parte del mundo aunque fuera el último que quedara con vida en la tierra, él le dijo que no sabía qué hacer y Ana habló, le dijo que era un tonto pero que si quería estar con ella lo esperaba, que le dijera cuánto tiempo necesitaba y que al final ella estaría ahí, le reprochó que no entendía cómo era posible dar por terminada una relación buena, no perfecta pero buena, en este mundo donde al prender la TV es más fácil encontrar desconsuelo e inseguridad en las calles, ¿dejar ir el amor de unos brazos imperfectos solo por miedo? Había que ser estúpido para hacerlo, en un mundo que se incendia todos los días ellos aún conservaban un amor bueno, sano. Juan le pidió una semana y Ana se la dio sabiendo que él no se quedaría a pesar de que en el fondo ella lo anhelaba, tenía miedo de enfrentar el mundo sin su presencia por eso espero lo que era inesperable: que él se quedará; y así fue, no se quedó, no llamó, no se despidió, no nada… solo se fue dejándola con más dudas que fue respondiendo día a día, tal vez mes a mes y otras a las que nunca encontraría solución por ejemplo: ¿por qué no se quedó? ¿por qué no se fue antes? ¿era ella tan imposible de soportar como para irse para siempre de buenas a primeras? ¿qué no hizo o qué hizo de más? ¿no significaron nada para él los lugares visitados? ¿qué tenía que aprender Ana de toda esa ausencia? Hay cosas que ella supuso, otras que le revolvían las tripas de solo pensar la respuesta y otras que de tanto pensarlas se cansó y dejo buscar. 

Ana sigue viviendo de un día a la vez, a veces con mañanas buenas y otras insoportables, sanando y conciliando los recuerdos que a veces le quitan las ganas y la valentía de correr riesgos otra vez, pero con solo evocarse ella misma amando, sintiendo la complicidad de estar con alguien de creyendose perfectos a pesar de sus miles de defectos, eso a Ana le mantiene viva, viva y cuerda, viva y con ganas.

domingo, julio 10, 2016

Memorias, puntos y comas

¿Y te acuerdas que me dijiste que me enseñarías a manejar? Eso tampoco pasó, como nunca pasaron muchas y ni pasarán... sin embargo tenía la esperanza y digo tenía porque esa ya también se murió; por eso aprendí a manejar solo, aprendí a no necesitarte a ti o alguien más para cumplir las metas, aunque de verdad quería que tú me acompañaras en muchas de ellas pero hay que respetar la libertad de quién no quiere seguir a nuestro lado y yo te respeto a ti porque te amo... te amé. Respeto tu decisión y tus ganas de estar con alguien más y no conmigo ¿duele? Mucho, sin embargo sigo aquí.
Valientes los que amamos con la esperanza instalada en el corazón.

sábado, mayo 28, 2016

Y me faltaba darte las gracias…

Y me pasé “tanto tiempo lamentando lo que no entendía” que no me di cuenta de lo realmente importante. (Click en en el enlace para oir soundtrack)

¿Sabes? Te doy las gracias porque te diste la oportunidad, porque abriste tu corazón, porque saltaste, justo como lo hiciste de esa cascada al centro de una laguna llena piedras donde la posibilidad de salir lastimado era altísima, corriste el riesgo, tomaste aire, corriste, saltaste y te entregaste en una oración de un segundo en la que dijiste “todo sea por vivir”, no fue la cascada más alta ni la más hermosa, ni la más profunda, pero si por la que corriste el riesgo, es por eso que hoy te doy las gracias a ti.

Te agradezco el ser arriesgado porque sabes que el peor de los riesgos es el de no correrlos todos y esa frase no es tuya sino de tu escritora favorita Ángeles Mastretta, ¿de quién sino?, te agradezco el tomar el nervio de tus entrañas y confiarlo a las palabras de un extraño, a las promesas de un ausente, te agradezco tu enorme corazón por el cual a pesar de tanto agujero no se filtra más que las ganas de ponerlo a buen resguardo de manera responsable, todo fuera como culpar al otro por las decisiones que uno toma y tú has sabido tomas las responsabilidad de las tuyas por eso gracias.

¿Te acuerdas la primera vez que dijiste te amo? Sabes que no te acuerdas pero estás seguro de que fue a tu mamá, seguro fue a ella ¿y la primera vez que dijiste te amo con el corazón en la mano a alguien que no era de tu familia? ¿Recuerdas esa sensación de vacío al pensar que el otro se podía ir? Gracias porque te permitiste aprender a amar, gracias porque te dejaste fluir, te dejaste llevar, creíste cada promesa aunque estas fueran a durar lo que duran las palabras en el aire, pero verdad que es bonito intentar agarrarlas con la mano y guardártelas en el corazón y ¿por qué lo haces? Pues bien sabes que lo haces para que cuando la esperanza flaquee recuerdes que eres capaz de despertar esos sentimientos, por eso gracias a ti que te la juegas.

Creo que pocas veces te he dicho o mejor dicho, nunca te dado las gracias por ser como eres, porque no te das por vencido, porque sigues creyendo y apostando por la gente, porque das a manos llenas, sí, lo ideal sería que lo hicieras sin esperar nada a cambio, pero creo que en el fondo es justo, no se trata de solo recibir en la vida, uno tiene que sembrar en los otros las acciones que uno quiera recibir, también por eso gracias, porque has recibido los mejores abrazos, esos que se sienten en todo el cuerpo.

Gracias, gracias, gracias y mil gracias por no quedarte con las ganas de nada, sabes que ahí estaré cada vez que saltes, cada vez que caigas, cada vez que te hayas equivocado, ahí estaré para alentarte a seguir intentando, a seguir creyendo, a seguir apostando, bien sabemos que no eres perfecto pero es aún más sabido que trabajas para acercarte a la mejor versión que tienes de ti mismo en la cabeza y en el corazón.

Gracias por gastar menos tiempo en los reclamos y más en das gracias por sentir. 

No abrevies nada de lo que tengas que vivir y no extiendas nada de lo que ya no hay nada que aprender y recuerda todos los días darte las gracias por abrir tu mente, tu corazón y tu alma para vibrar en sintonía de lo bueno y que lo malo se minimice hasta desaparecer.

Por eso hoy te doy las gracias Efraín Nájera, por ser, por estar, por amar y tener la disposición de seguir corriendo riesgos, de seguir saltando cascadas, por si se me olvida, ¡gracias a mí!.



NO MÁS LLORA - BEBE 
He pasao tanto tiempo lamentando lo que no entendía 
que ahora prefiero que me den las claras del día. 
He pasao tanto tiempo lamentando lo que no entendía 
que ahora prefiero que me den las claras del día. 

Empieza mi viaje en la carretera, 
por fin camina sola en mi casita con ruedas. 
El tiempo será pa mí lo que yo quiera que sea, 
nunca un nudo, nunca un muro, solo lo que yo quiera. 

Recorro montañas, desiertos, ciudades enteras. 
No tengo ninguna prisa, paro donde quiera. 
La música que llevo será mi compañera. 

Aprendí a escuchar la noche, 
no pienso enterrar mis dolores, 
pa que duelan menos 
voy a sacarlos de dentro .. cerca del mar .. 
pa que se los lleve el viento, 

Hoy pa mí la burra grande, 
ande, que ande o no ande, 
que la quiero pa dar coces 
a quien me importune este cante. 

Que tengo yo en mi soledad 
cientos de canciones tarareás, empezás, inacabás 
a punto, a punto, a punto de que … no .. 
a punto, a punto, a punto de estallar. 
Y algunas que nadie jamás .. 
quiero que comprendan porque son pa mí na’ más, 
pa mi corazón, pa mis pensamientos, pa mi reflexión, 
pa mí. 

sábado, abril 30, 2016

¿Vivimos en la época del miedo?

No hay historia que me fluya de momento, no hay alguna heroína que tenga una historia de amor épica o intensa, sino solo la vida que nos pasa mientras pensamos que no pasa nada.

De las cosas que traigo en la cabeza todos los días es la voz de mi amigo Dario diciéndome que vivimos en la época del miedo, donde todos nos aterra, perder el trabajo, que nos roben, que tiemble, que nos asalten, perder a quien amamos y la verdad es que así vivimos todos los mexicanos, incluso el más desapegado pasa por su mente algo así en su día a día y ese medio se mi hizo realidad cuando mi mamá al llegar del trabajo me cuenta que una chica que conocimos tiempo atrás y que hasta el día de ayer era su compañera, falleció, pero no de algo natural, sino fue asesinada en un robo y me pregunto ¿ya no basta con robar? ¿qué clase de amor reciben los que matan? ¿los aman? ¿quién fue su mamá? ¿en qué colonia crecieron? ¿a qué escuela primaria iban de pequeños? ¿en qué país vivimos? la verdad fue una noticia que pudo con mi ánimo todo el día, tantas dudas sin respuesta, temores e inquietudes y es que ¿en verdad es así de fácil perder? y la verdad es que así es, siendo esto un recordatorio más de la vida diciéndome que no todo es seguro, que vivo en un país donde todo es inmediato, que nada es seguro; pero creo que aún somos más la gente buena, esa gente que hace que valga la pena correr riesgos todos los días y la que vale la pena amar y ¡amar ya! de manera inmediata e intensa. Vivimos en el país donde tenemos que rezar a todos nuestros vivos y a todos nuestros muertos para que nuestro mundo personal se rodee de paz, rezar para que el que va a la escuela llegue a ella, el que toma taxi llegue a su destino, la que va en su camioneta no se tope con asaltantes, y cuando creo que pierdo la fe me sorprendo a mi mismo en bicicleta sintiendo la vida en la cara y pidiendo al aire, a Dios, que el mundo no se nos acabe, que los que habitan en mi corazón se llenen de amor, que todos aquellos que me han deseado un buen día lo sea aún mejor para ellos, que todos los que me regalaron la felicidad a manos llenas la vida se los regrese al triple para que esas manos nunca se quedan vacías, es más, que los amen tanto para que sigan teniendo ganas de dar y dar…

Todos los días desde hace 3 años tengo en mente a Brenda Cacho diciéndome “todo fuera como perder el cabello” cada vez que hago drama por algo, que si he dormido poco, que si salgo tarde del trabajo, que si no me alcanza el dinero, que necesito más horas al día, que si tengo un curso insufrible, que si estoy soltero, que si tengo 31 y le sumo lo soltero, que si me acaban de dejar el corazón mal trecho así como así y a pesar de que juraba que no me dolería, me duele… todo fuera como tener el corazón mal trecho, tanto que nos quejamos por todo y tanto que no vemos.

Regresando al tema que me trajo aquí, pregunto: ¿a qué le tienes miedo tú?, seguro tienes a tu mamá cerca, viva, a la mano, a una tecla, a un ring de distancia y en caso de que ya no esté en este mundo, seguro tu mamá te enseño a valerte por ti mismo, te enseñó a amar, a sentir ese algo dentro de ti que te hace mejor persona, que te hace querer más de lo bueno. Hoy viernes, dos pequeños se quedaron sin mamá, sin esa guía, esa amiga, cómplice y siempre soporte, tarea titánica para ellos dos amar la vida y perdonar la pérdida. El dicho de “cuando te sientas mal, recuerda que hay alguien peor” lo escuché y lo usé como broma, hoy tiene otro significado, cuando te sientas mal no se te olvide pedir por aquellos que están luchando contra un cáncer, rezar por los que se van y por los que se quedan con esa ausencia, orar por los que no tienen sueños, pero sobre todo abrazar sin medida, a quien se deje y transmite lo que sientes, no te quedes nada, gasta las emociones, no te midas en los amores, los antojos, los deseos, compártelos, grítalos, en fin…

Hoy sábado a la 1:00am, con sueño, el corazón mal trecho doy gracias por todas aquellas manos, sonrisas, ausencias, decepciones, errores que han tocado mi corazón, todos indudablemente han formado lo que soy.

Sin rencores vinimos, sin rencores habrá que irse.



Descansa en paz Judith Luna y que el amor universal cobije a tus dos semillas hoy y siempre, que crezcan con el amor que les dejaste y ese sea la base en sus vidas toda su vida.

Que todo lo que bien sembremos borre y haga menos todo lo malo que no cabe en nuestro universo.   

#meduelesmexico #niunamas #yabasta #cansadodelgobierno 

lunes, enero 11, 2016

De casualidades y encuentros

La vida da premios y para prueba todos aquellos que en el azar se han llevado alguno, obviamente hay quien abusa de la suerte; también están todos aquellos que se han ganado el premio mayor, algún premio en las rifas o sorteos, no hay que olvidar mencionar a los que se encuentran dinero o cosas sin dueño en la calle y que son encontrados como una bendición, es como si algo nos debiera la vida y con esos pequeños o grandes detalles nos lo pagara; pareciera que yo esta semana tenía varias facturas a favor porque la vida me pago con tantas coincidencias y encuentros que estoy seguro que nada es casualidad.

El encuentro diario de quien alimenta mi vida es algo que se agradece, por ello ver a Karla Palacios pedaleando en ecobici, casi chocar ella sola con un coche estacionado, gritando como solo ella saber hacerlo a las 6 de la tarde con tal de ir al cine, es un encuentro que alegra; verla lidiar con el día día de lo que parece insoportable es para decirle que todo fuera como tratar con un pelmazos y malas vibras, la vida nos pone a aprender de cosas así y más vale hacerlo ahora con ojos bien abiertos y excelente actitud o todo se repite, por eso nos acompañamos lidiando y riéndonos de los pelmazos.

Abrazar a Brenda Cacho esforzándose por crecer lo que su corazón siente y amando a pesar de los años merece todo mi respeto. Con ella fue hablar de cáncer, luchas y derrotas; fue hablar de lo incierto del futuro y de lo maravilloso de tenernos ahora en el presente, sanos y con ganas de más, bueno, también con ganas de menos drama y más amor, menos apegos y más intensidad, menos reproches y más momentos genuinos, porque uno no sabe cuando llamaran para decirte que alguien de tu familia está enfermo o grave o peor aún, que ya murió, por eso a bailar viviendo y abrazando amando porque esto es un juego y encontrarla en Canadá fue un premio.

De las casualidades maravillosas fue encontrarme con Jessica Guerrero, mejor conocida como la mujer más lepera del mundo, pero una de las más auténticas, ella puede elegir algo hoy y mañana arrepentirse y maldecirse por pendeja, pero consciente de que todo lo hizo bajo su propia responsabilidad, total, ella es humana como todos y tiene derecho a fallar, pero lo que le sale mejor a esta mujer es levantarse y luchar, admirable su franqueza y su lengua asertiva, Tika un gusto encontrarte en la calle, pero una fortuna que formes parte de mi corazón.

Encontrar a Emmanuel Bonilla con el amor de ha elegido es ver el blanco y al negro, uno en su máxima pureza y el otro con toda su oscuridad, pasando por todas las gamas que hay entre ellos para por fin estallar en mil colores, él me ha enseñado que uno no ama para entender, uno ama porque sí y zan se acabo; uno no viene a juzgar sino a acompañar y tratar de curar los descalabros y dejar que otros nos curen con su amor y compañía, encontrarnos a pesar de las locuras y desencantos es amor de hermanos.
Daniel Alencar, merece una historia aparte porque fue mi cierre de año y mi inicio de muchas cosas, me está haciendo conocerme y me hace pensar en lo que quiero y en lo que no debo de ser con la gente que se ama, ya contaré más de él en otro cuento.

Ver a Alan Pérez fue recordar Canadá y el frío, fue recodar una canción escuchada en una tienda y la borrachera en un país de extraños que después se me hicieron entrañables, fue tocar los sueños dibujados en su tiempo y ver lo lejos que quedamos de ellos; lo maravilloso de haberlo visto fue recordar lo fácil que es imaginar el futuro y lo bien que nos hace trazarnos metas en el aire, al fin que este mundo es de soñadores y verlo a él con su revista en mano fue dar con una realidad venida de un sueño, verlo fue una casualidad soñada.

La casualidad de la vida no solo trae encantos, también nos trae rencores guardados, por eso al ver a Pedro de Chile, desencadeno todo lo olvidado, me hizo recordar la humillación de haber sido llamado ladrón. Pedro me hizo ver mi costumbre de poner las manos al fuego por los que estimo y aprendí a que no todos harían lo mismo por uno y así mientras yo nos defendía a los dos, él se defendió solo. Me tomo dos años el ignorar la opinión ajena ya que los que nos aman saben bien nuestras fallas y así de bien nos conocen que saben cuales nunca cometeríamos, Pedro, fuiste una casualidad que también despertó todas las risas por todas tus ocurrencias, tu alegría y tus líos, duro verte porque recordé la humillación, pero gusto abrazarte porque me borré esa palabra sabiendo quien soy y quien fui hace dos años.

La casualidad de Darfeno, es reafirmar que lo que uno quiere en el pasado se quiere en el presente, cosas buenas pasamos y cosas buenas nos suceden, abrazo por eso.

El encuentro con Bere en su departamento en ruinas fue reafirmar su personalidad, todo lo inicia de cero, lo moldea, lo va queriendo de a poco, lo limpia, lo pule, lo pinta para dejarlo a la medida de su corazón, uno crece con ella indiscutiblemente, obvio, los que somos parte de su arte  sabemos de sus desordenes mentales como su obsesión por lo perfecto, su necedad a nunca darse por vencida incluso en cosas tan inútiles, sus ganas de tener la razón siempre, pero aún así por ella uno se ensuciaría las manos y el corazón para verla contenta, porque ella se esmera en hacer felices a todos los que ama.

El último encuentro de Gigi que he tenido fue en un abrazo donde le decía marginal, sabiendo que algo me contestaría ya que pocas veces se queda callada y así fue, me dijo que creía que le iba a decir algo bonito debido a que la situación por la cual se iba corriendo con la preocupación en el cuerpo, yo me quedé callado, la respuesta la formulé de manera inmediata en mi mente pero no se la dije, así que aquí te la dejo: no dije algo bueno porque todo lo bueno te lo deseo de siempre y todo momento, encontrarnos en querernos con malas palabras escondiendo un te amo de corazón.

La casualidad de Amanda en el otro extremo de la ciudad es darte cuenta de que el cariño sembrado se reafirma de una u otra manera, verte de nuevo por casualidad es recordar la nieve y el frío es querer emprender sueños reviviendo el que compartimos, verte es siempre recordar.

Luego como si la vida me siguiera debiendo algo, me topo con Susana Castillo, que gusto es verte siempre, alegre, sincera, llena de vida, cultura, sencillez… Mi Susy fue aprender y querer, conocer y seguir queriendo, es amistad despistada pero sincera, es recordar lo calientito de un bebé feito y a una francesa tomando clase de ballet por diez minutos diciendo - basta, pog ahoga hemos tegminado - es escucharla nombrarme - Efra de mi corazón -  ¡caray! que fortuna ser parte de su corazón, es una casualidad riquísima.

Ésta semana que acaba de pasar fue encontrar casualidades y programar encuentros, fue sentir  su bendición y agradecerla, incluso ví gente que nunca me hizo caso y también lo agradecí porque recordar es vivir el pasado y yo agradezco el mío que ha sido exquisito y maravilloso gracias a todas las vidas que han tocado la mía.

Destino estamos en paz, sigamos conviviendo en armonía.  

lunes, enero 04, 2016

Para un maldito ladrón

Cuando ese él ladrón entró en su vida fue a través de una llamada que le informaba que ese maldito tenía a su abuela.

Todos hablaban de ese desgraciado que estaba de moda y que por fin le decía hola a ese muchacho, con el tiempo parecía que se marcharía, pero éste volvió a tocar a su puerta para retar a su abuelo por un periodo indefinido, de modo que aprendió a vivir con él. Después de dos años su presencia se volvió algo cotidiano a tal punto que le perdió el miedo, pero ese ladrón quería estar ahí, someter, doblegar, llevarse a quien le fuera posible con tal de hacerse sentir y así lo hizo; primero fue de manera callada, desapareciendo a Irene, la guerrera que convirtió dos meses de vida en dos años, luego tomo de la mano a Citlalli, el hijo de puta la hizo luchar, la cansó pero ella nunca se quejó en voz alta, no se dejó ver derrotada, hasta que un día cerró sus ojos simulando estar dormida antes de decir que ese maldito la había robado y este ladrón no se da abasto, roba a manos llenas y no de a una persona a la vez, él toma donde hay oportunidad y en Elsa vio la puerta abierta y se dejó llevar hasta sus entrañas, incluso David un peleador incansable está doblando las manos ante los deseos de este desgraciado, a él y a Elsa ya solo les queda soltar la vida en paz.

Éste ladrón no se cansa y siempre acecha, eso lo sabía el muchacho con la abuela que ganó la batalla y al abuelo que aún lucha todos los días, ese muchacho que es testigo de tanta emoción revuelta que deja a su paso el maldito ladrón le tocó ver a su mamá jurar que no volvería a fumar con tal de que dejara a la abuela viva y sana, presenció a una de sus mejores amigas con tres horas de sueño en 5 días que tiene la semana con el ánimo tambaleándose pero siendo el pilar de su hermana, buscando consuelo en la cocina y el gimnasio, lidiando con la lenta despedida de Elsa, no hay nada como la resignación al no poder ayudar a quien amas y sentir que se te va como arena entre las manos, así también el doctor padre de Citlalli, que tanto estudio sobre ese ladrón, que al momento de enfrentarlo supo la estadística que tenía en sus ojos, nada como saber que la batalla que vas a enfrentar la tienes casi perdida pero la fe, ¿en qué? esa solo el doctor la sabe, es la que nos hace sacar la casta y luchar… 

El muchacho se quedó con las ganas de escuchar de viva voz de su tía el elogio que nunca le dijo y que le llegó ya muy tarde “¿cómo un chamaco como él puede escribir así? ¿qué se cree? ¿cómo? yo con tan escuela y este escuincle me hacer ver más en sus publicaciones, en fin le tengo que decir en persona lo bello que es, que nunca deje de ser así” lo escuchó, lo agradeció y lo guardó en su corazón porque palabras como estas no fluyen seguido. 


Ese ladrón no avisa, solo llega como un dolor, como un bulto, ¿por qué llega? no sabemos, lo que ese muchacho aprendió con cada visita de ese infeliz fue a no quedarse ni una emoción dentro, ni un comentario atravesado en la garganta, ni un abrazo guardado, si algo más grande e inexplicable nos puso las emociones fue para saberlas usar en justa medida para no ahogarse ni para lastimar a los otros, así que ese muchacho después de despedirse de tantos vencidos y de apoyar a tantos luchadores, susurro “gracias maldito cáncer que me has enseñado tanto”.

viernes, enero 01, 2016

Ganar para perder


Hace poco más de 31 años, nació un una niña con la fortuna de tener el destino tatuado en la piel el cual decía “Perdiendo ganas todo” y ese destino como profecía se cumplió al pie de la letra, al nacer no supo el rumbo de su padre y a pesar de que lo encontró mucho tiempo después volvió a perderlo sin ninguna explicación o entendimiento; de hecho, perder cosas ha sido su mayor talento, el invento del celular no le alegró en lo más mínimo ya que estaba segura de que perdería muchos y sonará a broma pero así lo hizo y no porque sea despistada, sino porque lo trae grabado en la piel, con decirles que una vez perdió a su sobrina en el supermercado con la mera sensación de estar dejando algo atrás, para la buena suerte de su sobrina que no había nacido para perderse sino para acompañar al lio de tía que le había tocado, esa mujer de su familia regresó por ella. 

Siguiendo con la suerte que le había tocado, a los 15 años perdió a su mamá de una enfermedad que empezaba a ponerse de moda y que no se imaginaba que un día ese mismo mal tocaría de nuevo en su puerta.

Saben, ella ya estaba muy cansada, muy pero muy cansada, luchar para no perder se había convertido en el día a día de su vida. Lo que no había notado era que cada vez que algo perdía, alguien la tomaba la mano, se fue su mamá en paz y llego un niño con la fuerza para protegerla durante 15 años, se iba un trabajo y llegaba el dinero de un finiquito, se iba un amiga y le llegaban cinco más y así se deshacía de unas cosas y aparecían otras.

Un día después de regresar de estar con su hermana de quimioterapia, se sentó a llorar en el suelo viendo su tatuaje como una maldición, se acordó del mismo proceso por el cual pasó su mamá, así que se dejó ir en llanto, tanto, que parecía que quería perder hasta el océano de emociones que traía dentro, que al fin de cuentas era lo único que le quedaba por perder, bueno, eso y la poquita fe en el destino que se le escondía para que no la encontrará y la perdiera después, de pronto sintió su celular numero 28 vibrar con el temor de las malas malditas noticias, pero al abrir el whatsapp vio que estaba lleno de mensajes de gente que se le fue sumando entre pérdida y pérdida: sonrió, sonrió y entendió, volvió a sonreír y agradeció cada uno de esos iconos que veía en la pantalla, ahí estaba la niña morena de ojos grandes que todo puede hacer y hacerlo bien, el niño cachetón lleno de amor, el niño sin pelo que la conecto con otros mundos, la mamá divorciada con la boca más imprudente, la mujer que conoció en la secundaria, el exnovio que la cuidó 15 años, el niño con tinta en los dedos, en fin… tanta gente que la había acompañado, escuchado, hecho reír, gente nueva con la que grito como loca, amigos que la vieron caer desde el cielo y que juran haberla visto flotar por unos segundos de tan feliz que estaba; el punto fue que gracias a esos iconos, entendió y no solo lo entendió su razón sino su corazón, que sabiendo que por más que la vida nos ponga como destino perder, el verdadero arte es cuantificar las ganancias de todos aquellos que iluminan nuestros caminos, esas velas que nos hacen ver y llegar a nuevas luces, nuevas formas, otras maneras, y que algunas parecen infinitas aun sabiendo que algún día llegara su final porque ella sabía que todo es pasajero, pero el verdadero tiempo no es el que tenemos en las manos sino en la memoria del corazón, así que esa noche al pararse del suelo ella beso cada una de sus pérdidas, sobo cada cicatriz, agradeció cada embrujo, porque nada, nada, en verdad nada valía tanto como la gente y los momentos que había ganado.

Para Elsa hermana y maestra de Ingrid, donde el enojo no cabe en las horas que tenemos prestadas. 

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...