domingo, octubre 18, 2015

Para Lulú

¿Qué si en el mundo existen personas que aman a los demás con todo y montones de errores?

 Sí y estoy seguro de ello porque conozco a Lulú, una mujer cabalmente excéntrica de modos pero incluso en sus maneras inconstantes lo único que es ley es dar amor a manos llenas.

Lulú es del tipo de mujer que te invita a su casa y justo al cruzar su puerta te dice - ¿qué haces aquí?- el misterio que nadie ha descifrado es si lo hace adrede o tal vez valga la pena justificar a su aleteante memoria. Hay veces en que un halago de su parte puede ser seguido por alguna condena por la falta de fe o por exceso de ser diferente a lo que ella conoce, tal vez sea de familia su sinceridad certera y sin tapujos, el punto es que una tarde de principios de otoño Lulú se sorprendió así misma sentada llorando para dentro y es que lo había hecho tanto para afuera que solo le quedaba estar cansada de tantas noches en vela por el hijo que andaba buscando la felicidad en las cosas equivocadas, ya las piernas no le daban para seguir siendo matriarca de tantas hijas, ya las manos la desobedecían cuando cocinaba para los nietos, las ganas de organizar comidas, desayunos y cenas le flaqueaban, incluso su memoria le hacía travesuras a la hora de recordar tomar las pastillas para la presión de ella y los varios pesares de su marido, hasta el consuelo de rezar la misma oración la adormilaba, a veces solo quería estar y en efecto esa tarde simplemente estaba, y se supo cansada de estar.

En ese momento se espantó las ideas y el sentir con las manos como si fueran moscas y ahí se sorprendió así misma de negro, rodeada con flores blancas y una casa vacía, no había hijos cerca, los nietos estaban en la escuela, la comida ya estaba hecha y cuando el silencio que uno trae dentro choca con el que está fuera el sonido es ensordecedor, tanto como para escucharlo todo y así se le cayó encima la soledad, la ausencia, el dolor; para una matriarca perder a alguien a su cargo es perder la razón por un tiempo, es perder la brújula y dejar de sentir hacía donde va la vida, eso fue lo que lo que le pasó cuando después de tantos años juntos Gil dejó el mundo que ella había cuidado para los dos, no era su esposo, de haber sido así, le hubiera dolido menos, lo que ella dejó ir con los dientes apretados de dolor fue a su compañero de vida. Lo empezó a dejar ir desde que el declive de las cosas por el paso de los años fue evidente pero aun en los momentos más mezquinos de su sentir, todo, en verdad ¡todo lo que hizo!, lo hizo por amor y no solo desde que la salud de él empezó a flaquear sino desde que decidió caminar a su lado, todo en su vida se resumía en amor. Así que por ese mismo sentimiento fue que decidió pararse, sacudirse las moscas de la tristeza y ponerse a planear que haría para cenar, había gente muy despistada que necesitaba de su cariño y su guía.


Así la vida, las decisiones realmente difíciles vienen con un menú de por medio con el único fin de seguir amando a los que tenemos a la mano. 

domingo, mayo 03, 2015

Los sabios y las estrellas

Ángela creció con su padre como un regalo y no era para menos porque dentro de sus primeros momentos estaba él con su sonrisa al verla, con sus brazos meciendola en el columpio, en el subibaja, grabando sus presentaciones escolares tantos momentos con ese hombre alto de barba tupida que picaba cuando se acercaba para darle un beso y a Ángela eso le molestaba porque a pesar de que ya sabía que no le gustaba él lo seguía haciendo y con más ahínco.


En fin, en todas las decisiones que Ángela tomaba, en cada celebración, en cada miedo e incluso en su personalidad se notaba los modos de su padre; un hombre correcto chapado a la antigua y por ello también con algunos paradigmas machistas que le jugaron mal a Ángela cuando llegó a la pubertad, su padre bajo esta educación de macho se permitía algunas mañas pero gracias a Dios las menos como para mantener a su familia unida, con mucho cariño que a pesar de ser un hombre de modos fríos, a sus cinco hijos nunca le faltaron abrazos.

Su fascinación era el conocimiento y su difusión, sentía que si no aprendía algo nuevo todos los días no valía la pena estar en este mundo, pero peor era saber algo y no compartirlo por eso siempre tenía algún dato o noticia para sus hijos y la única que hacía de esto su pan y vino era Ángela, sin el asombro de su padre el día era como si no hubiera existido, incluso cuando la hija que lo adoraba cumplió 23 años él ya estaba a la altura de cualquier adolescente para usar su teléfono inteligente llamando a Ángela con una videoconferencia. Ella se emocionó bastante cuando él le regaló el album electrónico de éxitos de los Rolling Stones y es que alegaba que hasta sus últimos días iba a defender la música inglesa, decía que tanta lluvia y tiempo dentro de casa hacía que la gente usará sus cerebros creando cosas de calidad no que los gringos y su “marketing” a todo le quitaban el verdadero sentimiento.


Una ocasión en la infancia de Ángela cuando iban por el pan para la cena, su papá estaba serio, algo le preocupaba y hasta esa hora no había dato o noticia nueva por lo que ella bastante preocupada recordó lo que le dijo una vez “si lo que quieres no llega a ti, busca la manera de llegar a lo que quieres” entonces poniéndose lista a las ocho de la noche le preguntó - oye papá, qué son las estrellas, ¿por qué estan ahí siempre?- como si lo hubiera sacado de la pesadilla en la que estaba inmerso volvió a su sonrisa habitual y contestó - cada persona sabia y buena que pasa por esta tierra al morir el cielo le hace un espacio para que todas sus acciones y todo su conocimiento sea recordado y siempre que volteemos hacia arriba no lo olvidemos- desde ese día Ángela levantaba la vista al cielo para buscar a su abuela o a la madre Teresa de Calcuta y a Guillermo Gonzalez Camarena con su invento que tanto le gustaba o a Cri-Cri, ya con el paso de los años ella empezó a sumar a su cielo nombres de escritores, amigos, pintores y los cientificos que le mencionaba su papá, el cielo era su consuelo y su paz ya que ahí encontraba todo lo que necesitaba saber.


Con el paso del tiempo Ángela supo que todo lo que pasa por nuestras vidas es pasajero y lo supo mejor que nadie cuando el hombre sabio que era su padre enfermó; tuvieron tiempo para despedirse y darse los besos que les quedaban por darse durante seis días que duró la agonía sin reprochar ni una sola vez la comezon ocasionada por la barba del hombre de toda su vida, en esos días ella le contaba las noticias y los descubrimientos que leía en el periódico con la misma emoción que él lo hizo cuando ella era niña, le ponía con audífonos sus canciones favoritas hasta que un día dejó de respirar y para mala suerte de Ángela ella no se encontraba con él sino a dos hora de distancia, ella acomodó lo que el desconsuelo le permitió en la bolsa de mano y metió a la camioneta los hijos que le pasaron por el camino, gracias a Dios al doblar por la esquina se dio cuenta que no le faltó ninguno de los tres que tenía.

La vida tiene un modo entre líneas de consolarnos ya que esa noche Ángela y sus hijos estaban sorprendidos al ver el cielo encendido por la luz de las estrellas, para ella fue como si la vida saldara la deuda por lo que le acaba de arrebatar, ella sonrió y agradeció a todos los hombres y mujeres sabios y buenos que le daban la bienvenida a su papá con tanta luz, tanta que se sintió en paz. Rumbo al hospital ella les dijo a sus hijos - ¿saben qué son las estrellas?... - y así despidió al hombre sabio que fue y será su padre por lo que le quede de vida.

Para Nieves Arias

jueves, abril 02, 2015

Un desastre por limpiar

Soundtrack: León Polar - Recuerdas

Julia escribió esto para disculparse por todo el desastre que su corazón lastimado dejó a su paso y es que le costaba aceptar que estaba herida, aun le cuesta decir que entregó y realmente espera recibir más a cambio. 

El destinatario de la primera carta era un chico llamado Chris, que era todo menos órdinario, era un jovén trabajador y estilo modero, su cabello fue algo en lo que Julia se fijó, era largo pero peiando a la perfección; su manera de ser fue algo que la atrajo también, no había coherencia entre tanto estilo y su manera sencilla de ir por la vida, parecía que era de esos que no se fijaban en chicas órdinarias. A Julia le encataba su dedicación al trabajo, su amor por su familia y sus amigos, su mundo le parecía algo digno de admirarse y así de a poco se fue enamorando de él, de sus cejas, de sus orejas y su perforación, de su delgadez, de sus silencios, luego de su manera de hablar y su manía por las presentaciones mini de artículos de higiene personal. Se le fueron guardando los recuerdos como la vez del parque en que le leyó después de haber visto la ciudad despierta, las tantas funciones de cine, las tardes en su casa, los antojos que se concentian y los mensajes a cualquier hora, pero las cosas a veces no son para siempre y a Julia le costó demasiado entender y soltar por ello tuvo que escribir una carta esperando dejar ir ese sentimiento, ese dolor, esas ganas de maldecir, esa necesidad de disculparse y puede que me adelante en la historia pero Julia en su intento de olvidar, lastimó a varios incluida ella misma. 

La carta que le escribió iniciaba así:

Chris.

Te pido una disculpa porque después de que desapareciste no acepte tu ausencia y solo me dediqué a desearte bien, a pedir porque en tu camino encontrarás lo que tanto estabas buscando, que te quisieran como te hubiera gustado ser querido y como yo no lo supe hacer para que te quedaras pero con el paso del tiempo me di cuenta de que esos buenos deseos existian porque quería ser una mejor persona y no engancharme, pero lo único que estaba haciendo era tapar mis ganas de maldecir tu nombre, de odiarte y así lo hice tiempo después. Una semana antes de separarnos apareció un hombre de ojos bonitos, manos masculinas, de maneras tiernas, de buen corazón que fui descubriendo después de que desapareciste sin siquiera decir adiós, estaba dispuesto a hacerme feliz mientras yo intentaba enamorarme y la verdad lo estaba logrando, estaba soltando todos mis pesares en sus brazos, por eso el dolor de tu ausencia se tardó en llegar, él calmó el dolor de tu negativa, me intentó curar con abrazos sinceros y detalles hermosos, no creí que alguien pudiera hacer lo que él hizo, muestras de cariño, una tras otra y yo me dejé llevar y creí que todo estaba bien hasta que me preguntó que si yo extrañaba a mi pasado o sea tú, y así apareciste de nuevo, el dolor oculto hasta ese momento tomó forma, se hizo más grande y fue como si huiera puesto el dedo en la herida que estaba en muy buen proceso de sanación y todo me pareció insuficiente, salió el odio, todas las palabras de ardor que guardé se atascaron en mi garganta y así dejé ir a Alex porque seguías en mí. 



Cuando conocí a Pablo fue un incidente muy gracioso, fue algo casi mágico ya que fue en la sección de juguetes cuando se acercó y me pidió mi opinión para el regalo de su ahijado, la platica fluyo, me hizo sentir tan bien y al igual que las palabras de Alex estas fueron balsamo para el rencor que también te extrañaba, pero cuando preguntó si creía en las relaciones a largo plazo me di cuenta de aún no lo hacía y te seguía odiando desde el estomago hasta convertirte en alguna palabra soez. A Pablo también le dije adiós mientras más te odiaba. 

Hubo una noche en la que salí con mis amigas, bebimos, les hablé de ti, de toda la ira que me provocabas por haberme besado, por haberme tocado como si fueras a quedarte más de cuatro meses, les conté la vez que estuvimos juntos en el sillón y cuando me tomaste de la mano en la calle como si fueramos novios y como al día siguiente desapareciste. El vodka no me ardía en la garganta, lo que ardía era tu nombre en todo mi cuerpo y me enojaba seguirlo guardando. Al paso de las copas fui conociendo hombres: menos de los que necesitaria para olvidarme de ti, más de los necesarios para terminar siendo una desconocida para mi misma, entre beso y beso alguno me decía que mis ojos eran hermosos otro que mi sonrisa era sincera, que querían verme para salir para comer, para correr y otros solo para coger, yo me limitaba a decirles que si los besaba era porque estaba ardida, necesitaba del calor de los otros no para olvidarme de ti sino para borrar lo que yo sentía aún por ti. Al día siguiente la resaca emocial fue más grande que la física y ahí descubrí que toda la rabia que traía atorada no era más que mero berrinche de mi ego lastimado porque no me quisiste como yo quería que lo hicieras, fue mi ego el que no aceptaba que te hubieras ido así como así. Fue con la cruda verdad con lo que el fuego de mis emociones logró calmarse, no fueron ni otros brazos, ni otras promesas, ni otros cuerpos los que iban a apagar ese odio que iba arrastando y que terminó por quemar a varios inocentes y ahí te entendí... hice lo mismo que tú, intentar sacar un clavo con otro clavo y obtuve le mismo resultado, lastimar a la gente.   

Me di cuenta del desastre que estaba haciendo y lo hice tarde muy tarde y te comprendí más de lo que tú crees.

Siempre me gusta ver el lado postivio de la vida y terminar con alguna moraleja las historias, alguna ironía, qué sé yo...  pero lo irónico ahora es que lo más bonito que me dejaste fue una mañana de domingo cuando estabas junto a mí, esa sesación de saber que lo que más te importa está en tu cama junto a ti, esa sensación no tiene precio y pues creo, pido y sé que eso que era amor me va a pasar nuevamente. 

P.D. vi una ssección de artículos en miniatura, de esos que tanto te gustaban y el corazón se me achico pero me les quedé viendo hasta que ya no me dolieras.

Adiós


Julia se quedó escribiendo una carta para un tal Alex y otra para Pablo mientras en la mente solo pensaba en que el amor es para siempre mientras dura y que esas cartas para diversos destinatarios no eran para que la perdonaran ninguno de los tres, eran para perdonarse ella misma por ser tan necia y obstinada y así soltó la pluma y sonrió a la ventana. 

Afortunados aquellos que aman con la misma intensidad de una mañana con el cuerpo momentaneo de un extraño entrañable. 

jueves, febrero 05, 2015

Aprendiendo a dejar ir...

Ven, siéntate junto a mí, te estaba esperando, me da gusto que hayas venido, tenía mucho que no te veía, ¿no tuviste problema para llegar?, sé que te tomó por sorpresa mi separación y mucho más la llamada para que nos viéramos, pero de verdad que gusto que estés aquí.

Te he extrañado ¿sabes? me acostumbre mucho a ti, ¿te acuerdas cuándo nos conocimos y el acuerdo de ser amigos?, sí ya sé lo que estás pensando, que si yo hubiera seguido con el acuerdo no estaríamos hoy aquí platicando del pasado sino de los planes a futuro que hacen dos simples amigos, pero ya ves, dicen que todo lo que hagas más de 21 de veces se hace costumbre y creo que lo que pasamos juntos fueron como tres meses y medio ¿no? días más, días menos, diría una amiga: ¡fuiste como la humedad! te colaste hasta al fondo y bueno creo que no fue tu culpa, insisto, fue culpa del tiempo.

¿No tienes calor? bueno la verdad hace un poco de aire pero el sol está fuerte, pero bueno, no cambio el tema, siendo honestos te cité para decirte, bueno decirnos cosas, para sacar todo lo que traigo dentro y es que me sorprende que te acuerdes de que quedamos ser amigos y que también yo no quería amigas de besos, amigas y amigos tengo ya bastantes y te diste cuenta, bueno espero lo hayas notado conociste a casi todos los importantes, pero una amiga más te dije que no quería, pero te fuiste dejando ir sin recordar que era lo que yo quería y como estabas muy agusto recibiendo y recibiendo, la verdad si me da coraje, ¿qué no te dabas de cuenta, no veías que yo ya contaba contigo para todo? sí, ya sé que estabas saliendo de una relación y que fue mi culpa creer que podría hacerte sentir mejor, que olvidaras, que me quisieras ¿era mucho pedir? pero creo que en tu lógica cuatro meses no son suficientes para que sepas que es lo que no quieres y dejando a un lado lo que tú querías ¿pensaste en lo que yo sentía? la verdad desde hace unos años he intentado no tener apegos dejar fluir las cosas pero cuando me dijiste que no estabas lista para una relación, que ibas a sentir feo si yo encontraba a alguien que valiera la pena pero que no era lo que tú querías, ese día tomaste mi mano y actuamos como si fuéramos novios de verdad, nos besamos, nos abrazamos sin reparo alguno pero a partir de ese día vino la distancia, te diste cuenta que íbamos por caminos diferentes y te fue fácil dejar de escribir, mientras que para mi era algo que debía de hacer, necesitaba no whatsapearte, no leerte, no sentirte, no pensarte y me ayudó que no tuvíeras las agallas ni para decir hasta luego, solo se te ocurrió que era mejor idea ausentarte que eso me ayudaría ya que no me querías hacer daño, lamentablemente nunca te dija que ya era demasiado tarde. Perdón si te incomodo y solo hablo y hablo, pero necesito decirtelo, sacarlo.

¿Ya comiste, se te antoja algo? bueno, yo tampoco tengo hambre, tengo sed pero creo que traigo agua en la mochila, sí, sí traigo, ¿quieres? bueno le sigo porque creo que ya te esperan.

Con la edad uno se vuelve más sabio, menos emocional y el tiempo sin ti me supo a olvido, hubo días en que te odie tanto, me sentía traicionado, otros solo te extrañaba y esperaba a que sonara mi teléfono sabiendo que no lo haría, la tortura cuando es a conciencia propia es peor. Me pregunté muchas veces qué me hizo falta, qué no fui, qué no tenía, tan solo quería hacerte feliz, vimos mis películas, las tuyas, amanecimos juntos, nos abrazamos, nos contamos nuestras historias y en verdad que nos contábamos la vida con tanta facilidad, creo que eso solo pasa con los amigos de verdad y también creo que nunca lo quise ver, porque a pesar de que esto suena a reclamo, después del tiempo sin ti y de haber repasado de arriba a abajo estos meses me di cuenta de que fui feliz, tenía alguien sin título pero que el tiempo hizo que conociera tan bien o al menos yo me abrí para que lo hicieras.


En fin, ya para cerrar solo me queda darte las gracias por la paz que me diste, me hiciste saber lo inflexible que puedo llegar a ser y también que si se quiere algo en la vida se tiene que luchar por ello y yo quiero una relación alguien que me dé lo mismo que le doy y que no le sea fácil ausentarse así como así, fue bueno habernos cruzado en el camino y haber compartido de esa manera y perdón por haberte odiado por unos días, pero la verdad no pasaba de que deseara que tu galleta Oreo no tuviera cremita en medio, ahora solo me queda desearte que encuentres al indicado que llene todas tus necesidades y pedirte que si alguien llega a tu vida sepas para que lo quieres y seas sincera en todo momento para evitar pequeñas confusiones que pudan lastimar, pero sobre todo se trata de ser feliz y despertar con esa persona en la cabeza como único pensamiento, eso vale la pena vivirlo un millón de veces sin importar el resultado.

Recuerda que venimos a ser felices y tú te mereces toda la del mundo y como leí por ahí, “si te hizo feliz no cuenta como error” y tú no fuiste uno mio.


Muchas gracias por venir.

Ella no dijo nada, se estrecharon las manos, se dieron un abrazo él se fue a la derecha y ella siguió de frente; siempre en caminos y sintonías diferentes.

Él se dijo para sus adentro: la vida de los otros es intermitente en la nuestra, tengo que aprender a dejar ir

domingo, enero 11, 2015

Breviario de amores raros y sin sentidos.

Nota: antes de leer, en cada nombre hay un link para ir al soundtrack de cada historia. 

Brenda cómo sufrió con su partida y es que quien la llegó a ver en la nube que se había subido años atrás, jamás imaginó verla así y es que no fue para menos, cuando encontró al chico con el que tejía su futuro bailando en brazos de otra mujer, la nube en la que se había instalado se empezó a deshacer sin darle tiempo de entender nada y el golpe le dolió a ella y a todos los que estaban a su alrededor. Sabía que su relación no era perfecta pero al menos tenía la certeza de que sería para siempre, pero parece que para él solo fue un periodo, una transición, fueron cinco años de hacer promesas, mejor dicho cuatro años y medio porque a él no le gustaba redondear, lo peor fue que después de hacerlas se fue a probar otros brazos que dicen unos ya lo cobijaban desde antes y otros decían que él no era capaz de semejante cosa, pero esa historia no nos atañe el día de hoy, la de Brenda sí y es que antes del golpe que le quebró el alma, la paz y la esperanza, parecía que caminaba sin tocar el suelo, todos los demás eran solo los demás y lo único que le importaba era ella y su nube de felicidad, tan distanciada estaba de la tierra… - ¡hay Brenda! fíjate como vas por la vida - le gritaban desde abajo los que la estimaban y es que ya la veían muy malcriada, pero ella no hizo caso y literal “fue amada como a una Diosa y abandonada como a cualquiera”, pobre Brenda, perdió amigos, habló de más, calló de menos… todo se le salió de las manos.


La historia de June no es racionalmente la mejor historia pero quién diría que los necios y los locos que siguen a su corazón son capaces de tocar la felicidad a manos llenas y es que ella fue necia desde que lo conoció, no quitó el dedo del renglón y a pesar de que lo tenía a ratos para ella eso no le era suficiente, ella lo quería para si misma, lo quería desde antes, lo quería porque sí. En muchos ires y venires, cuestionamientos, reclamos, amores de paso, pasiones encendidas, los dos cedieron: ella con sus demandas y él a su arrogancia. June lo amaba aún y cuando las fuerzas la abandonaban y él se dio cuenta que la amaba cuando la ausencia de June le fue insoportable. Una mañana al despertar junto a él le escribió:  ¿Alguna vez te he dicho cuánto me gusta girarme en la cama, abrir los ojos y encontrarte durmiendo? si no es así, te lo digo. Pienso que no existe algo más encantador y bello que despertar junto a tí, sintiéndote tan indefenso, tan mío y sí, sintiéndome completamente tuya. Me encanta mirarte hasta que te despiertas y encuentro fascinante el momento de contemplación mientras pasas de dormir profundamente a abrir los ojos poco a poco, y luego... luego me sonríes, y me jalas hacia ti justo ahí me doy cuenta de todo lo que daría con tal de garantizar una mañana más así, me doy cuenta de que no me importaría pasar los próximos 50 años de mi vida viviendo la misma escena, la misma imagen, todo porque en cada una reencontraría la respuesta a la pregunta de por qué te adoro tanto, abatiría la rutina de esos días iguales sin que nos causaran aburrimiento. Estoy enamorada de las emociones que le imprimes a mis días y como todo tiene arreglo con verte sonreír y a pesar de que no soy la única que se ha enamorado de tus ojos sonriendo, sé que hoy son sólo para mí. Hay mañanas como hoy en las que puedo respirar y creer que el futuro se puede construir contigo.


Santiago se enamoró de ella sin querer y es que el pacto había sido ser amigos, acompañarse y contarse las cosas del día a día y sanar mutuamente, ella su corazón roto y él su falta de fe. De las salidas continuas le siguieron los besos, de los besos, los mensajes por la mañana, por la tarde y por la noche. Era consultar sus horarios para armar su día, fue hablar con ella de sus planes a futuro usando el nosotros, iremos, probaremos, viajaremos, soñaremos, compraremos, veremos… todo con ella. Él quería dar el siguiente paso, dejar de ser amigos y ser algo más pero ella no estaba preparada, aún tenía cachitos rotos de amor por dentro que Santiago por más que intentara no podría pegar y lo peor es que Santiago no se parecía en lo más mínimo al ingrato que la rompió por lo tanto no tenía posibilidad de llegar al fondo de ella; se dio cuenta de esto solo con el paso de l os días, empezó a distinguir que ella hacía planes en singular diciendo: iré, haré, compraré, viajaré, ahorraré… todo sin el "nos", todo sin él. No hay que ser muy listos para saber que uno estorba, entonces Santiago decidió alejarse esperando que ella lo extrañara, pero las cosas a veces pasan como no lo esperamos y resultó ser que a él no lo extrañaron y se quedó esperando.


Brenda al día de hoy entendió su papel de simple mortal y empezó a ver a los demás como personas y no como extraños ajenos a su nube, aprendió a hablar de menos y a callar de más, si le preguntaras si sintió rabia ella diría que toda, ¿vergüenza? no solo eso, se sintió expuesta ¿miedo? ¡claro! miedo a afrontar el mundo sola y tocando el suelo, ¿ya lo superó? hasta el mejor trabajo de pegado y reconstrucción se le notan las fracturas de antes pero aún sigue de pie, con dudas pero de pie a pesar de que se sigue sobando el golpe porque siempre habrá canciones y lugares que solo ella y su nube entienden.


June no sabe que tantas mañanas pueda estar con ese hombre, pero cada una a su lado le sabe a promesas que espera se cumplan y en caso de que no, el simple hecho de creer en ella le es suficiente para vivir el idilio de amarlo, ¡total! hay cosas que no tienen fecha de caducidad hasta que uno la encuentra, bendita ella que ama como si del porvenir no quedaran ni recuerdos.


Santiago de tanto esperar se encontró con otra mirada, otras manos y otras locuras, no sabe si en verdad vaya a funcionar, pero la vida no se entiende, ésta se teje sola y fue así como despertó un día a lado de una chica que le dijo: si no te gusta ¡te chingas! porque yo ya te quiero, él se acomodó y se quedó viéndola ir y venir sin esperar a nadie más.

En resumen, el amor es eso que nos pasa mientras creemos que no pasa nada.

viernes, enero 02, 2015

Ximena y el tigre

¿Qué me ves? ¡No me juzgues!, ¿quieres saber por qué hablo con un tigre naranja de peluche?, ¿crees que no me he dado cuenta que te me quedas viendo desayunar todos los sábados mientras hablo como con este felpudo? Ven, siéntate. ¿Quieres saber lo que todos especulan y cuchichean en mi cara como si fuera sorda y no la loca que creen? Pues para empezar niño, no estoy loca, yo lo que tengo es que no puedo olvidar y si la gente que tiene Alzheimer sufre por olvidar, también los que no lo hacemos y ¿sabes?, siento ira por eso, de esas que te hacen odiar al ocurrente que nos puso aquí; no creas que siento rencor todos los días, lo hago cuando me acuerdo y sólo me queda hablar al aire como si me fuera a contestar, lo bueno del aire, es que no formula palabra alguna y no me juzga.
Este tigre me lo regaló mi novio hace 10 años, cuando la vida era fácil y parecía estar en la palma de mi mano. Esteban era un hombre excepcionalmente imperfecto y cálido, tenía una boca que hablaba más de lo que pensaba en el momento que tenía que callar y un mutismo de sacerdote asiático, cuando tenía que hablar, pero él, era el único que me hacía olvidarme de todo, con él era momento y presente, era abrazarlo y subirnos al tren de la vida, verla tal cual, él me enseñó la ligereza de vivir, de no enunciarla con los detalles desagradables, de no recordar las penas y pensar que lo que estaba pasando era el mejor de los futuros.
Un día Esteban me vendó los ojos con una mascada roja y era roja porque era mi color favorito. Ya no,  porque donde veo rojo,  veo las promesas que la vida te hace y no te cumple. Bueno, ya sé que a veces hablo de más y si te estoy hablando a ti es porque me molesta tu cara de menso cada ocho días, es como si estuvieras reprochándome la soltura con la que hablo o mejor dicho, la locura según tú. Pero ¡qué necio eres!, ¡que no estoy loca! y no me mires así y si tanta curiosidad tenías ¿por qué no me preguntaste antes? Bueno ya, no me distraigas, Esteban me vendó los ojos y me dijo exactamente así: “Ximena, en tus manos pongo mi destino sin rumbo, en tu ceguera confío mis pasos y en tu corazón todos y cada uno de mis anhelos” después puso al tigre en mi manos, ¿por qué un tigre y no un oso? Pues para ponerle una raya más al tigre cada vez que superara alguna prueba de la miserable vida, lo de miserable no lo dijo él, eso lo creo yo, con los ojos recorrí al animalejo este y en la cola traía algo redondo y metálico, sí, supones bien, un anillo de compromiso, simple con una diamantito, ahora que te lo cuento y lo pienso bien, de él podías esperar cosas fuera de lo común, cosas grandes, le gustaba sentir que se comía la vida a bocados grandes, por eso me sorprendió la sencillez del momento, solo él, el peluche y yo en la cama. Mientras estaba acostada viendo mi mano al techo con la sortija sólo pensaba en cómo sería vivir miles y miles de días con ese pelmazo, pero también pensé que desde que lo conocí no me imaginaba una vida sin su presencia y a la vez repetía sus palabras como una plegaria y justo ahí habló de nuevo “quiero que la vida me sorprenda todos los días contigo y que la muerte nos recoja abrazados”, ay niño, una sin la otra no pueden existir y a las dos las vi juntas estando yo viva.
La boda que tuvimos… tan sencilla pero tan hermosa y lo de hermosa no lo digo para justificar la sencillez que muchos confunden con falta de recursos, la verdad es que a Esteban siempre le gustó ayudar a los demás movido por no sé qué santo metido en su cuerpo, por eso me convenció de hacer una fiesta chiquita y cómo decirle que no a un hombre que era capaz de hacerme olvidar que no era perfecta y hacerme sentir la mujer más hermosa que te puedas imaginar, yo era muy guapa, si me hubieras conocido hace diez años, tu curiosidad hubiera sido no por loca sino porque era una mujer férrea y altiva, daba miedo acercarse a mí, según él, porque “tanta belleza ofendía”, pero esa seguridad que yo sentía entonces, no era mía sino de Esteban, que  cultivaba todos los días. Ahora que veo las fotos, la imagen, hace juego perfecto entre lo que tenía dentro y lo que mi cuerpo gritaba y mira que nunca me consideré vanidosa, pero basta de superficialidades y volvamos al tema de la boda. Tuvimos solamente 40 invitados, obvio mis papás y mis tres hermanos, mis  cuatro abuelos, mis dos bisabuelos, los cuatro hermanos de mi mamá con mis tías y tíos políticos y tres primos, mis cinco mejores amigos y sus respectivas parejas, él no tenía familia, su mamá murió cuando era niño, dos años después el papá y quien lo cuidó fue la abuela que para esas fechas ya había muerto también, pero ese hombre eran tan querible que adoptó como abuelos a sus vecinos, quienes a pesar de tener hijos, nunca, o casi nunca los iban a ver y como hermanos, a tres amigos de la infancia que fueron su todo hasta en las peores. Eran unos canallas pero me querían mucho los condenados, decían que si Estaban estaba conmigo era porque yo no valía menos que todo el oro del mundo y también invitó a un niño con sus papás, era un vecinito que lo veía como su hermano mayor; la vida le había quitado todo lo que para mi era fundamental pero él se hizo al ánimo de encontrarlo de nuevo, así que hizo de una familia adoptiva que lo amaba no menos que yo, pero tampoco te confundas chiquito, te aclaro que nadie lo amaba más que yo. En la boda no hubo más que buenos deseos y mucho amor, no pedimos regalos y el dinero que nos dieron lo juntamos para la escuela de a su hermanito. Tan duro que la pasó y él tan blando que era, perdonaba fácilmente, yo… yo no olvido.
De luna de miel nos fuimos a Zacatlán de las Manzanas en Puebla, sólo un fin de semana y es que con él como diría Joaquín Sabina “todas las lunas eran lunas de miel”. Rentamos una cabañita a las afueras del pueblito, de ésas que tienen todo junto en la parte de abajo y en el tapanco la recámara, ahí acomodé al tigrito que iba conmigo a todos lados. Fue esa misma noche cuando la vi a la muy maldita por primera vez, me estaba pisando los talones y yo en mi pinche nube de pendeja enamorada no me di cuenta. Perdón que te diga esto pero ya que te voy a contar mi locura, sábetela completa y es que ese día hicimos el amor en la cocina y yo en mi estúpido arranque, abrí un poco la perilla de la estufa y ese poco bastó para que a la semana de mi boda, en la misma capilla donde celebré el día más feliz de mi vida, también celebraría el día más triste.
Esteban se fue, me dejó. Durante muchos años no sabía a quién odiar más, si a él por haberse ido, a la vida por dejarme sola, a la muerte que nos sorprendió durmiendo, a mí por creer que tenía toda la felicidad que me tocaba y hasta la que no también… odié tanto y de muchas formas, ¿por qué yo quedé viva? porque para mi maldita suerte estaba cerca de una ventana y no él, porque la vida es una infeliz cuando así lo quiere, en nuestra relación él era el bueno, él que daba a manos llenas como si supiera que se iba a morir al día siguiente, el que hacía brotar la belleza donde no la había, se murió él y todo eso también.
Yo de la ira fui a parar al psiquiatra, la vida me era un lugar insoportable, odiaba estar viva y a los que estaban vivos conmigo, odiaba estar en silencio porque escuchaba sus palabras “tienes una vida tan llena de amor y estás tan ciega”, me irritaba estar en la oscuridad porque sentía sus brazos alrededor mío, odiaba estar en cualquier lado sin él.
Me tomó tres años de mi vida entender lo que estaba obligada a entender, no lo hice por gusto sino porque sus abuelos se enfermaron y no había quien los cuidara, yo lo hice como lo hubiera hecho él, los acompañé como si fueran mis abuelos y un día al salir de su casa, me encontré a su hermanito, bueno, al niño ése que adoptó como hermano, sus papás trabajaban en la noche y él se los cuidaba, cuando me vio me abrazo a la vez que me preguntaba que si yo también lo extrañaba y ahí fue cuando entendí que no sólo me dolió a mí, que ese hombre vino a dejar amor por todos lados y que yo estaba muy lejos de ser así, lo necesitaba a él para ser feliz, para ser bella, para ser segura de mi misma, para amar y para ver lo bello, ese maldito era mi concepto de felicidad. Tuve que dejar la ira, abrazar a los que me quedaban, tuve que soltar su presencia y aprender a vivir sola conmigo, tuve que pintarle una raya más al tigre y no porque sea un caso de éxito sino porque seguir viva después de perderlo a él,  es una tarea de titanes y no, no estoy loca, lo estuve, lo que tengo ahora es que no consigo olvidar, aún tengo marcados todos los días de su existencia conmigo, aún lo tengo en el corazón.
No me volví  a casar, aún porto mi anillo de bodas, trabajo de lunes a viernes y los sábados vengo a este lugar porque aquí nos conocimos, estuve en un manicomio y hoy hablo con este tigre porque de la muerte de Esteban solo el felpudo y yo sobrevivimos.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...