domingo, febrero 23, 2020

La historia más bonita que he vivido

¿Qué cuál es la historia de amor más bonita que he vivido?

Uy que pregunta tan interesante que me hace intentar acomodar los sucesos más bonitos de mis días y afortunadamente han sido más los buenos, creo que el Universo me ha dado muchos de esos para tomar fuerza cuando han llegado los duros y amargos. Pero no me dejes divagar, me distraigo fácilmente y pierdo el  hilo de la conversación.

Fíjate, una vez conocí a un hombre amante de las operas y Maria Callas en la fila para el pasaporte. Tuvo la valentía o atrevimiento de hablarme por mi nombre y darme su número telefónico. Salimos a cenar y resultó que íbamos para el mismo destino, mismo día y mismo vuelo. Sin lugar a dudas fue una historia bonita donde Barcelona y él nunca dejarán ser parte de mi.

O tal vez el chico que conocí mientras leía a mi autora favorita Ángeles Mastretta, en el Ángel de la Independencia, era tanto mi miedo a ser herido que apenas y recuerdo su cara, lo que si recuerdo con precisión fue su gesto galante y su seguridad al preguntarme por mi lectura, bendito el tiempo que me regalo semejante detalle y tonto yo que abrevié su paso por mi vida.

También podría contarte de aquel chico de Chihuahua, que a donde quiera que fuéramos nos paraban para decirnos que hacíamos muy bonita pareja. A él había visto en un tugurio insufrible de tanta gente, lo vi tan guapo y muy inalcanzable, pero no por mi su guapura sino porque había mucha gente y con tanta gente mis amigos y yo decidimos salir de ahí e irnos a un lugar mezcla de salón de XV años y tugurio para camioneros, eso sí, con más luz y menos gente. Para mi sorpresa él estaba ahí y ahora yo me arriesgue a hablarle; porque también hay veces en que yo he tomado la iniciativa, si las princesas de Disney cambian, por su puesto que yo también. Así que bastó darle un abrazo para iniciar una breve pero muy bonita historia.

Pero tienes razón, no te he dicho cuál ha sido la historia más bonita que he vivido y es que la verdad han sido varias las historias, tal vez un día con más tiempo haga un libro de todas aquellas veces en que el corazón se me paró en mitad de una escalera, al inicio de una vuelta de baile, con una sonrisa, en una borrachera... tantas historias inolvidables, pero también que pena, no he abreviado los amores y así te voy a espantar. Pues mira, pena sería decir que tengo 35 y una vida aburrida, así que tu sabes si quieres seguir escuchando.

¿Seguro? pues venga, ahí te va.

La historia más bonita no es la que parece sacada de una película o de la imaginación romántica de un soñador empedernido. La historia más bonita la viví en los días junto a él. Él que tuvo a bien dejarme la primera vez y yo a mal decepcionarle la segunda. Sí, estoy seguro, esa ha sido mi historia más bonita y no es por demeritar las historias anteriores, en sus momentos me hizo falta madurez y me sobraba miedo. Pero con él fue diferente, su manera osca de inicio me hizo querer averiguar más y más hasta que un día decidió dar su tiempo a otros quehaceres.
Pasó el tiempo, los amores, las decepciones, los problemas, los logros, los viajes hasta que una noche con una canción de Sam Smith su recuerdo revivió de pronto, esos meses a su lado regresaron uno a uno y lo contacté, él respondió y con un libro de Ángeles Mastretta como pretexto, nos volvimos a ver. Al abrazarlo y oler su cuello supe que aún había algo inconcluso, cuando uno abraza y el tiempo no corre hay un misterio que vale la pena averiguar.


¿Qué por qué fue la historia más bonita?
Por muchas cosas, porque como te decía, con él hubo menos miedo y más ganas de crecer. Fue mostrarme tal cual soy, fue mediar, aceptar sus fallas y que él entendiera las mías, fue conocer a su familia y que él abrazara a la mía, fue cocinar juntos, inventar recetas, viajar, ver otros cielos, pisar muchas arenas como la negra de Costa Rica, la blanca de Bacalar y la poca pero bonita de Calderitas, fue cambiar hábitos, pedir disculpas, aguantar sus desplantes y él mis abruptas conclusiones, fue gritarnos, enojarnos y abrazarnos en las noches, fue reclamarnos y empezar todo otra vez. Con él, el tiempo no importaba, bueno, sí importaba cuando llegaba el momento de despedirnos porque sabía que tendría que esperar a verlo 5 días donde haría lo que fuera por verlo, aunque fuera unos minutos y sabiendo que algo le molestaría lo que fuera, que si el cine, que si llegaba tarde, que si no le había avisado... pero estando juntos todo tenía sentido: la noche y mis sabanas, la noche y nuestras mascotas, la noche y los tacos, la noche y su abrazo. La mañana y el desayuno, la mañana y los guisos, la mañana y El Sarape. La tarde y el cine, la tarde de caminatas o la tarde de Netflix.

¿Por qué se termino?
Entre su memoria perfecta para bien y para mal, mis celos, mis arrebatos, su inseguridad y una mentira de mi parte dieron la mezcla perfecta para terminar. Yo abrí la puerta al mal y este nos mostró lo peor de nosotros y ahora estoy con la verdad ante mi, de mis fallas y carencias, no con él, sino conmigo. ¿sabes? no pude tener mejor maestro y compañero para pisar los lugares que pise y que cómo sé que fue la historia más bonita, pues resulta que un día íbamos caminando en el centro y nos tomamos la mano, desde ahí hasta llegar a la Diana Cazadora, jamás había estado tan feliz, tranquilo, orgulloso de tomar la mano de otro hombre sin importarme un carajo la sociedad, solo me importaba sentir su mano y reír con él, ah porque como reíamos. Cuando terminamos la relación él me dijo que la historia más bonita la había vivido conmigo y yo estuve de acuerdo, no pude tener mejor historia que la de nuestros días juntos. Pero estoy seguro de que el cariño no se gasta, ese crece con la suma del amor que se da y se recibe y quién sabe...

Porque él no se merece menos que toda la felicidad y el amor del mundo y yo no merezco menos que crecer en amor trabajando la felicidad diaria.

Bendito yo que pude conocer el amor con él.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...