Benditos los que pueden entregar el cuerpo como si fuera prestado, benditos los cuerpos que tocamos y los que repasamos, bendita cada curva y cada pliegue, bendito el reto de la ropa entre los dedos jugando a desnudarse…
Bendito el sabor ajeno en los labios y benditos los que se entregan como si nada fuera suyo y todo poseyeran.
Envidio a esos que todo regalan y todo tocan, envidio a los que se dejan seducir como si fuera la primera vez, como si fuera la última, como si el tiempo se les acabara y como si el tiempo no les importara.
Benditos los que seducen con su entrega y bendito el cuerpo como lienzo de emociones, colores y sabores, benditas las texturas que recorremos y las que anhelamos recorrer también; bendito el calor ajeno.
Benditos los que seducen con su entrega y bendito el cuerpo como lienzo de emociones, colores y sabores, benditas las texturas que recorremos y las que anhelamos recorrer también; bendito el calor ajeno.
Flor Garduño |
Pretender que benditos somos en el sueño de querer quedarse con el cuerpo del otro toda la vida sin aburrimiento ni tedio, sin frío que falte y calor que sobre, sólo el calor, el bendito calor.
Bendito tu mi vida por permitirme ser parte de tu vida te amo tu Mom
ResponderEliminar¿Qué puedo agregar a una verdad tan profunda? "¡Que Dios bendiga la hermosa orla de tu pliegue...!" Rimbaud Arthur.
ResponderEliminarexcitante y al punto. Me gustó mucho
ResponderEliminarwooooooooooooow!!! benditos sean!! solo por no sentirse solos y ser dueños esclusivamente de ese instante!!!
ResponderEliminarMe gusto mi efra, ojala fuera mas fácil para algunos dejarse llevar x esos benditos momentos.
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