domingo, octubre 19, 2014

Caminando durante 15 años

Estaba sentada en uno de esos hoteles con terminación en Inn con la pierna cruzada pensando en si había escogido bien los zapatos, no es que fuera un evento de mucha alcurnia o muy importante, pero al saber que tenía que pasar al frente debía tener la certeza de caminar sin ningún accidente.

El desayuno dado para el evento de ese día era sencillo, huevos, chilaquiles, fruta, jugo, café y pan dulce, nada mal para una compañía que no gastaba mucho en sus empleados, esas minucias las agradecía.

El presidente de la compañía habló, el subdirector, gerentes y demás comitiva para dar las gracias a la valiosa labor de sus empleados, ella escuchaba con poca atención mientras con disimulo veía su celular funcionando como espejo para notar algunas arrugas que estaban acentuando se expresión y pensó que ya necesitaba comprar un nuevo frasco de crema atiedad, al fondo solo se escuchaba el “y gracias a ustedes...” de nuevo en boca de otro directivo, dejó el celular y pensó en lo que estaba sin hacer en su oficina con la preocupación de que saldría tarde nuevamente porque ella estaba ahí, en una ceremonia interminable.

De pronto empezaron a llamar a cada uno de los empleados ahí presentes por su nombre y el número de años que ahí habían pasado, de pronto escuchó su nombre y el numero de 15; en ese momento cayó en cuenta de lo que ese número significaba.

Se acordó de cuando ingresó a la compañía como personal de atención a clientes y logró llegar a ser coordinadora de tesorería, no es que fuera el puesto más reconocido, pero de pensar en todo lo que tuvo que pasar para llegar ahí agradeció su lucidez y su empeño. Se acordó de que gracias a ese trabajo pudo ver a su hijo mayor ingresar a la preparatoria hoy día ya se había titulado y visitado lugares que ella no había pensado jamás en visitar, pudo pagar la secundaria, preparatoria y universidad del menor, un niño muy introvertido pero muy especial, al final pudo acordarse que gracias a su lucha diaria durante esos 15 años, pudo pagar cada gasto, gusto, antojo, capricho, necesidad de su familia y es que reflexiono que al final del día ella lo había hecho sola, nadie le regaló el puesto y tampoco recurrió a prácticas deshonestas como se rumoraba de otras personas, se acordó de todas las injusticias que vio frente a sus narices, pero lo único que le importó en todos esos años era sacar a sus hijos adelante, darles lo que su ex esposo no les daba, quería compensarles su ausencia y su errores. En esos años los vio enamorarse, ir y venir a su antojo y al escuchar el aplauso de los presentes sintió que su trabajo estaba terminado, que a pesar de que aun no eran totalmente independientes ya sabían valerse por si solos, el mundo no se les acabaría sin ella, se sintió en paz y agradecida con la vida por la oportunidad de seguir un día más.

Al final del día fueron los días que englobaban los 15 años de servicio a su empresa, fue enamorse ahí, reirse, despedirse o recibir a gente, llorar de coraje, llorar de alegría, fue su trabajo distracción cuando perdió a seres fundamentales en su vida, fueron tantos sentimientos en todos esos años…

Recibió su reconocimiento, sonrío como solo ella sabía hacer y dio la gracias, no a los presidentes de la compañía, sino a Dios, la vida y toda la gente que le había enseñado y entibiado el corazón.

En 15 años descubrió el valor que tenía dentro de ella misma y supo que los zapatos con los que caminaba nunca le habían quedado mejor.

1 comentario:

  1. Mi pequeño escritor, esta historia me parece familiar!!!
    Te amo por ser como eres y porque sin mis grandes amores no valía la pena seguir

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