sábado, diciembre 24, 2016

¿Qué me dejaste

 Soundtrack: Looking too Closely, by Fink


Estábamos en un restaurante argentino, con sus colores típicos blancos y azules en sus manteles, con su olor a carne a la parrilla, chimichurri, celebrando la navidad y el cierre del 2016, comiendo, brindando, riendo, callando, cuando de pronto una de las comensales con tal de romper el silencio lanza la pregunta: ¿Qué les deja el 2016?, su pregunta me cambió el ánimo, me comí la risa y traté de entender la pregunta primero y luego entender el año que me atravesó. Una semana antes mi hermano me hizo una pregunta similar y no quedé conforme con mi respuesta, esta vez espera dar una mejor, no a los presentes del restaurante carnívoro, si no a mí. Pasé de largo ese día como de largo se me fue el año tratando de entender que ganaba yo en medio de tanta confusión y empecé la remembranza del año y sus sucesos que comparto con ustedes porque toda derrota, victoria, confusión, perdida y consuelo es mejor en buena compañía y lo hago por aquí porque a veces solo necesitamos que nos escuchen, que se guarde la opinión el escucha, nos miré, nos escuche y cuando haya oportunidad nos abracen, así que cuando me vean abrácenme por el mero gusto de hacerlo, no me expliquen, no me pidan permiso y si me sorprendo por lo inesperado, abrácenme más fuerte para hacerme entender que me entienden, que están ahí.

 
2016… ¿Qué me dejaste?

2016… ¿Por dónde empiezo?

2016… ¿Qué te digo? Que duro fuiste, te inicié muy enamorado, cosa que no hacía tiempo atrás y que ésta vez hacía enamorado de verdad, de ese amor imperfecto que te hace querer ser mejor persona, que te hace ceder, respirar, pedir, conformarte, dar, entender que no siempre se recibe lo que uno quiere y amar otra vez, más fuerte, más intenso, más necesario. Pasé por un cambio de trabajo, aprender todo de nuevo, investigar a hacer las cosas, moverme, preguntar, ir, venir, dudar de mis capacidades, ponerlas a prueba, fallar, volver a hacerlo, confiar y presentar, capacitar, analizar resultados, conocer gente, jugar a ser seguro, creerlo, serlo, luego certificarme en cosas que uno no tiene ni idea; fue estudiar arduamente, fue pensar que no lo lograría y de pronto enfocarme con el corazón roto porque el amor se me iba y ni cuenta me di. Fue reír con los amigos, celebrar sus cumpleaños, ir de antro, a cenar, al cine, emborracharnos, cantar karaoke frente a un nido de arpías con la ropas menos correcta, fue contarles las aventuras de sabanas y que me contaran secretos de su pasado en su camioneta mientras me daban un ride, también fue llorar con ellos, preguntarme y reclamar con ellos y a ellos, apoyarlos cuando a ellos les rompieron el corazón, cuando los engañaron, cuando perdieron a su mejor amigo de cuatro patas, cuando extrañaron al pasado, cuando cayeron enfermos y decirles cosas que me decía a mí mismo: ya pasará, todo pasa por algo, no pongas resistencia, confía… y todo pasó y pasó por algo y no puse resistencia, viví al día, viendo el sol, buscando respuestas en el cielo, pidiendo por la paz en mi interior para despertar la paz en los demás y en el mundo, fue contribuir a dejar de calentar al mundo sin usar popotes, comer 98% menos carne roja, fue llevar mi termo con el de los jugos para no gastar más plástico y confiar; confiar en la luz, en las mañanas y ver la belleza que viene de abrir los ojos, pero el 2016 quería que viera otras cosas, el necio y terco 2016 creyó que yo aprendería mejor y más para siempre si infligía más dolor y yo buscando la paz, esa que no llegaba, con el corazón en reconstrucción y con mil preguntas me dijo en junio: tu mamá tiene cáncer, sí cáncer, una enfermedad que ha abatido a muchos y que tiene en lucha diaria a otros tantos, ya sumaba a mi mamá en sus filas.

Con el dolor mi mamá descubrí más aún la belleza de las pequeñas cosas, de las pequeñas victorias que se tienen día tras día, fue vivir el proceso con ella:
-Ya no tengo cáncer, pero tampoco mamás, pero ya tengo expansores.
-Ya tengo senos de nuevo
-Perdí un seno, no lo acepto mi cuerpo.
-Perdí el otro seno, tampoco este lo acepto mi cuerpo, otra vez no tengo senos.
-Ya tengo un sostén con prótesis.
-Estoy bien, no me afecta tanto no tener mamas.

Fue ver a mi mamá reír en mayo, descomponerse en junio, llorar todo junio, temer y celebrar en julio y volver a sentir miedo en octubre y otra vez celebrar en ese mismo mes, fue llorar y temer de nuevo en noviembre y volver a temer y rezar con más fuerzas y con más abatimiento a la vez en diciembre. Cada vez que lloraba, se descomponía, temía, reía, yo solo podía tomar su mano y amarla, quería cargar su peso, su dolor, quitarle la mitad del dolor y pena para sentirlo con ella, la verdad es que no tomé muchas responsabilidades, hui de ellas, perdí el sueño y gané la sensación de que nada es para siempre. La primera vez que mencionó el dolor mi optimismo me decía que no era nada, me equivoqué, luego que le picaba y yo le contestaba que no temiera, que confiara y me volví a equivocar, a tanto error terminé por aterrarme cada vez que decía que sentía dolor, picazón, ardor, fue temer a contagiarla de todo, fue no saber qué decirle, cómo decirle que se dejará llorar que no tenía que ser fuerte ante nosotros que la necesitábamos aquí y ahora como fuera que quisiera estar pero que no se diera por vencida, eso jamás.

No sé cómo lo hizo, pero sigue aquí, sin cáncer, con miedo, pero aquí, sonriendo, tal vez ya no con esa sonrisa altiva y espontanea, sino con esa sonrisa de agradecimiento de un día más, aquí y viva y yo con ella, con el mismo miedo, con la misma alegría, alegría mordida pero que al saberla efímera ese cacho que nos queda lo disfrutamos más y con más ganas.
Así que ¿qué pienso del 2016? Pues no pienso, lo siento y siento que se quedará con nosotros como marca, como marca en el corazón, en el pecho, en la familia, esta familia rara, geniuda aunada con el mío pero aquí, AQUÍ.

El 2016 fue perder, ganar, volver a perder, ganar de nuevo, retroceder, vencer, ser vencido y volver a sonreír, fue ver nuestra naturaleza, esa que creemos que solo tienen los sobrevivientes de catástrofes mayores, fue sabernos ganadores y no porque la batalla haya terminado, sino que ganamos el derecho de estar vivos, felices con lo que tenemos, dignos ganadores de cada minuto de sol y cada tiritar de frío, ganadores del beso, del apapacho, la caricia, el trabajo, ganadores de disfrutar las pequeñas y grandes cosas como la comida, el tener un perro, el llegar a una casa, el tener con quien soltar, tener con quien no sentirte un extraño, ganadores de ese amor que sabe que somos raros, que nos enojamos, que callamos, que gritamos, que nos gustan cosas totalmente diferentes y sin embargo para muchas personas somos así con todo y todo un premio, un goce, y al final no se trata de ver quién es el ganador definitivo, sino quien disfrutó más en el trayecto y yo sigo en él camino, amando, amado, bendito, completo, hoy, aquí, aquí conmigo, aquí con los quieren estar aquí, para mí, por mí, viendo la belleza de los días grabándome los recuerdos para saber que mi paso por este mundo, por este momento, por aquel lugar, tuvo un motivo: hacerme sentir y saber que estuve y estoy vivo.

2016… ¿Cómo quedamos? Creo que empates, por cada intranquilidad una felicidad, por cada desfalco, cientos de cielos diferentes, por cada miedo un abrazo inesperado, por cada error un aprendizaje y el mayor de todos es tener la certeza que la vida puede cambiar en un segundo.

¿Cómo veo el 2017? Como quiera venir que venga, yo solo sé que tengo maleta ligera, sonrisa sincera, corazón lleno, gratitud con cabeza humilde y miles de recuerdos que ya están de mi lado, conciliados y abierto a vivir cada día sabiendo que a cada perdida corresponde su respectivo consuelo.

Compartamos lo bueno que hay en nosotros.

Amen. 

2 comentarios:

  1. Siempre es un placer leerte amigo. Gracias por compartir tanto de tu vida y abrir tu corazón. Te quiero ����❤️

    ResponderEliminar
  2. Año en el que estuvimos más unidos por todas las esperiensas vividas, cuando un abrazo significó apoyo, confianza pero sobretodo amor incondicional!!!!
    Te amo!!!

    ResponderEliminar

Porque todos sentimos diferente... Comparte tu sentir.

Abrazos perdidos

Canción para leer: Camino para volver - Conchita Si los hubiera abrazado más pienso que tal vez se hubieran quedado más, no lo sé y no lo sa...